VIEJA LOCA: Carmen Maura regresa al terror
Carmen Maura, la célebre protagonista de La Comunidad, de Álex de la Iglesia, regresa al terror con Vieja loca, un film producido por J.A. Bayona y Belén Atienza en calidad de coproductores españoles de una película también hispanoamericana dirigida por el argentino Martín Mauregui, responsable, además, de su guión, certero y escalofriante como pocos debuts nos ha dado el cine.
En efecto, Martín Mauregui, tras años de ser escritor de guiones se ha pasado al largometraje como director, y pareciera que llevara unos cuantos más en su trayectoria porque lo que consigue aquí es apabullante. Y nada fácil de lograr. Porque Vieja loca es la historia de Laura (Agustina Liendo), que, en una noche especialmente lluviosa, conduciendo el coche con su hija, una niña pequeña que está durmiendo en la parte de atrás, atiende la llamada de su madre, Alicia (Carmen Maura), para que le dé la receta de un postre que no acaba de recordar. Laura se la da y cuelga. Pero Alicia llama de nuevo, Quiere saber la receta de un postre que no recuerda y es consciente de que Laura saber cómo hacerlo…
Qué mal cuerpo deja ya ese prólogo. Laura se da cuenta de que su madre no está bien pero ella no va a llegar esta noche para atenderla. Tiene que tomarse la medicación, es urgente, pero no puede estar segura de que se la haya tomado, y por eso Laura decide llamar a su ex, Pedro (Daniel Hendler), para pedirle el favor de que vaya a cuidar esa noche a su madre hasta que a ella le dé tiempo a llegar. Pedro accede y se encamina a la casa de Alicia. Lloviendo como está entrar en ella es la mejor opción, y cuando comienza a descubrir hasta qué punto Alicia no está cuerda, aunque ella le da la oportunidad de irse, él prefiere quedarse. Lo que no sabe aún es que mojarse por completo, por muy desagradable que sea, será una fiesta al lado de lo que le espera.
Vieja loca no es una película de género más. Ni siquiera, con el parecido que tiene con Misery, muy evidente, sí, es una copia de aquella adaptación a la pantalla grande de la novela de Stephen King. Vieja loca es única y cuenta con un argumento propio y un universo que nada se parece al de la cinta protagonizada por Kathy Bates. De hecho, esta es más intensa y mucho más malsana. Y refleja a la perfección las muestras de esquizofrenia que puede llegar a padecer alguien en una sola noche. La vieja de la película está, efectivamente, loca.
Y es un peligro si no se toma la medicación. Las cosas que llega a hacer el personaje de Alicia son aterradoras, desquiciantes, y para el podre Pedro, sobrecogedoras. La atmósfera que va generando su comportamiento va angustiando cada vez más al espectador hasta dejarlo sin aliento. Es terrible ver a Alicia dominando la situación de esa manera sin darle una sola oportunidad a su visitante.
Poco a poco Vieja loca se va tornando una experiencia desasosegante, muy perturbadora, y el guión, escrito con precisión milimétrica, va encajando las piezas que va dando desde el arranque para completar un cuadro devastador del que salimos vapuleados gracias a la valentía de un libreto que, tanto en ciertos momentos del desarrollo como en la resolución de la historia, habría sido muy distinto en manos de productores norteamericanos. Es posible que ni A24, tan vanguardista ella, hubiera permitido ese desenlace. Por lo tanto, démosle a Bayona y a Belén Atienza las gracias, y la enhorabuena que se merecen, por habernos permitido tener una película así.
Y qué bien poder celebrar el regreso de Carmen Maura al cine de género. No se trata de una producción cien por cien española pero sí es la categoría de protagonista, que ya le hacía falta, y con una mala leche tan concentrada que nos devuelve a una Maura pletórica, a sus 80 años, en un personaje icónico que mezcla su acento español con el argentino, con su mal argentino, a conveniencia de sus intereses. Y da miedo la facilidad que le aporta a Alicia para asustar haciendo las cosas con una naturalidad detestable. Cosas atroces que hace casi sin pensar, sin pestañear. Porque está loca. Y qué bien nos transmite ese pasado oscuro del personaje. Varias pinceladas sobre ella nos bastan para saber lo mucho que ha sufrido y, por lo tanto, lo poco que le importa hacer sufrir a los demás. A un Daniel Hendler que también está sublime. Más le vale, porque tiene que darle la réplica a Carmen toda la película, pero Daniel lo hace sin problemas. Rebosa talento, siempre lo tuvo y en películas así, tan físicas y psicológicas, es especialmente necesario ponerlo en práctica.
Advertimos de la dureza de Vieja loca. Es una joya pero no es para todos los públicos. Es cine de terror de primera, con buenos efectos de maquillaje y una dirección artística, la casa, que ayuda sobremanera a espeluznar a quien se adentre en ella. Dura 90 minutos, algo que hoy en día se agradece, pero es que no necesita más metraje para conseguir el propósito de que salgas del cine pensando que has pasado un rato muy tenso pero que ha valido la pena porque has visto una grandísima película, de esas que tal vez no triunfen en taquilla pero se convertirán de culto cuando el tiempo las ponga en el lugar que merecen, el de las mejores películas del género.