El Guardián Invisible. De charla con su reparto.
Estuvimos charlando con CARLOS LIBRADO, PEDRO CASABLANC, FRANCESC ORELLA Y ELVIRA MÍNGUEZ, parte del gran reparto de El guardián invisible.
La Cronosfera: Pregunta casi de manual, ¿conocíais la Trilogía del Baztán? ¿Quién había leído los libros?
Y comienzan hablando el comisario y el novato de la Policía Foral…

Carlos Librado: Yo no, aunque ahora me he puesto con el segundo porque me he quedado con la cosa de la primera novela; pero sí que sabía que era el ayudante de Amaia y que la admira como policía. Y eso lo traje de la realidad porque admiro mucho a Marta y a veces me tenía que concentrar en el rodaje, cuando estaba en alguna escena con ella, porque me quedaba embobado mirándola como si fuera un espectador que la está viendo en el cine; así que trabajé la admiración real y utilicé lo que siento por ella como actriz.
L.C.: Se refleja, queda patente y está bien llevado. Vivimos una época algo saturada de historias de crímenes e investigaciones, ¿cómo os enfrentasteis a los personajes?, ¿algún referente?
C.L.: Yo le pregunté a Fernando, el director, si debiera hacerlo para pillar los matices y demás del personaje, pero me dijo que prefería que lo enfocara desde el punto de vista que él quería y que llegara sin prejuicios. Así que fui al rodaje a pecho descubierto…
L. C.: Y con la capucha puesta todo el día, pero algún catarro pillarías…
C.L.: El rodaje fue muy duro. Muchas veces, incluso para llegar al set, había hora y pico en coche y los últimos kilómetros con carreteras de arena… Yo no se cómo encontrarían esas localizaciones Fernando y Antón; claro que luego merecen la pena, con todo ese paraje apabullante del valle, con esa naturaleza brutal, pero también con la incomodidad de la lluvia y la humedad constante en todo: a la hora de comer, de ir la baño, al cambiarte… ¡Un cóctel de todo, menos cómodo! Nada que ver con el rodaje en interiores…

L.C.: Como tus secuencias, Pedro. Creo recordar que todas son en la comisaría…
Pedro Casablanc: Así es. ¡Y yo si que me había leído el libro! (risas) Cuando rodamos en comisaría, ellos ya venían contando todos esas aventuras, que algo de envidia me daban… Se pasa mal, pero bueno, yo que soy muy mediterráneo y me gusta el calor y el sol, lo hubiera pasado mal con el frío, pero es un juego y hay que ir por todas. Yo he llegado a rodar en una piscina, en enero y vestido de traje… Pero esos riesgos hacen que una película tenga empaque y nivel. Mi cometido en ésta era el que era y lo disfruté. Es verdad que me hubiera gustado estar en todo el fregao porque me encantan los rodajes… Yo trabajo desde el estado de ánimo y la situación, con aquello que me transmite mi compañero, y me gusta mucho vivir ese momento cuando se dice acción, como si fuera de verdad; y desde ahí, juego a ser un comisario en una situación real. Y aunque a veces, uno intenta buscar algún tipo de referente, creo que hay que investigar en la riqueza de cada uno, que es genuina, y es lo que puedes aportar al personaje de manera más original. Yo soy muy mitómano y admiro a muchos actores, pero prefiero llegar a crear el personaje de la manera más limpia, sin las cosas atadas, para sorprender y sorprenderte. Al principio sí que lo hacía, y siempre llegaba la decepción cuando tenías todo muy preparado y de repente, la localización no era lo que esperabas, o las indicaciones del director no tenían nada que ver con lo que te habías planteado. Entonces, vas aprendiendo que tienes que llegar con el texto muy, muy sabido y a ver qué pasa…
L.C.: Ahora estáis inmersos en El guardián invisible porque además hay pendientes dos más…
C.L.: Dependerá del público.
P.C.: Lo que queremos es que tenga muchísimo éxito y que vaya muchísima gente al cine a verla, para poder hacer las otras dos novelas de la trilogía.
L.C.: Y algún otro proyecto personal, ¿qué podéis comentar? P.C.: Por mi parte, empiezo a rodar una serie con Cesc Gay, también otro thriller, pero tratado con su humor, con su ironía. Y tengo también el privilegio de hacer un personaje para una serie de la BBC. Estoy grabando con Kit Harington, Jon Nieve de Juego de Tronos, y con Peter Mullan. Estoy disfrutando mucho porque siempre he admirado mucho lo inglés.
L.C.: Y tú, Carlos, ¿has abandonado la comedia?
C.L.: ¡Que va! Estoy abierto a todo, no sólo al drama y me encantaría hacer una comedia. Estoy a la espera de un par de proyectos. Estoy pendiente y me tienen muy ilusionado pero hasta que no se confirmen, no se puede decir…

Aparecen Francesc Orella y Elvira Mínguez, el misterioso policía amante de la misteriosa hermana, que se unen a la charla, cómplices y divertidos, bromeando con su relación en la cinta.
L.C.: Elvira, tu personaje es fundamental y detonante en la trama. Quizá, el mas difícil de afrontar para no desvelar más de lo debido ¿Cómo lo trabajaste? ¿Conocías la novela?
Elvira Mínguez: Había oído hablar. Sabia que había tenido mucho tirón y conocía gente que la había leído, pero yo no. Luego, cuando empezamos a grabar, me leí las tres de golpe y porrazo. Y como bien dices, era difícil no anticipar. Evidentemente tienes mucha información; son tres novelas, cada secuencia está muy conectada e influye en la manera de interpretar. Luego, está la mano del director que te dice hasta dónde puedes dar o dónde te tienes que quedar. Si algo que se tiene que ver, se debe bajar un poco, o hasta donde se puede contar; y si lo marcamos, de qué manera, o si el espectador tiene que ver sólo un dato, cómo haces para que se quede… Es el director quien lleva las riendas, aunque a la hora de trabajar mi personaje lo hice desde el final. No es un personaje que vaya evolucionando según ocurren las cosas. En Flora, en el principio está todo lo del final. Lo trabajé desde ahí. No puedo contar más, me encantaría… (risas)
Francesc Orella: No digas más. Te haré declarar (risas)
L. C.: Francesc, te u personaje también guarda secretos ¿Masticar palulú ayuda a que no se escapen?
F.O.: ¿Te ha gustado? Me alegro que te hayas fijado. Fernando y yo hablábamos mucho de mi personaje atravesando un momento delicado, que tuviera una característica distinta, y se me ocurrió que podría estar dejando de fumar, lo que provoca reacciones en cualquiera y pensé en masticar, ¿cómo se llama?
L.C.: Palulú. Bueno, realmente creo que se llama regaliz de palo.
F.O.: Palulú, pues. Y no está en la novela, es una aportación mía (risas)
E.M.: Pero se queda. Son de esas cosas que hacen personaje.
F. O.: Leí la novela con posterioridad. A mi que me gusta ir trabajando descubriendo al personaje, prefiero dejarme sorprender y aquí, me dejé llevar por la relación con Amaia…
L.C.: Porque no es sólo la chica que viene a dirigir la investigación en mundo de hombres, ademas, es tu cuñada y la relación cambia…
F. O.: Tenía que ir cambiando. Tenía claro que venía de comenzar de una manera y luego evolucionaba hacia otra; y con Flora, también. Además, mi personaje es muy vulnerable y me gustó mucho eso de aparentar una cosa… Pero he preferido no coger referencias, porque aunque siempre hay cosas en mente, siempre hay algo que has visto y se parece, prefiero acercarme sin pautas ni indicaciones y ceñirme al guión, a la novela; que en este caso, hay material suficiente.
L.C.: Elvira, ¿aprendiste a hacer el Txantxigorri?
E.M.: ¡Que va! No, no lo aprendí. Fíjate que yo soy de Valladolid y en Castilla hay algo parecido, la torta de chicharrones -que en mi casa se comía mucho y yo he probado-, pero he de reconocer que a mí, personalmente, me resulta muy fuerte… Pero una de las primeras cosas que hice para preparar el personaje fue hablar con una de las amigas más amigas de mi madre, que tiene una de las pastelerías más importantes de allí. Cuando me ofrecieron para hacer la prueba, le llamé para saber si por el sabor, si probando una pizca se puede distinguir, por ejemplo, si está hecho en casa, o con cuántos huevos se ha hecho… Y se puede saber absolutamente todo. Ella me asesoró y por ejemplo, una de sus aportaciones es la bata -que le da ese punto como de química-, porque en el País Vasco lo normal es un mandil y así aparece en el libro.
L.C.: ¿Proyectos futuros?
E.M.: Nada.
F.O.: Y tú, Francecs, ¿sigues con Merlí? Me gustó mucho.
E.M.: A mi también. Está muy bien esa serie.
F.O.: Seguimos. Ha ido a más porque la ha comprado Netflix para Estados Unidos y Latinoamérica, y nos han llegado de allá, muy buenos inputs -que está muy de moda decir eso, ahora- sobre la serie. Y el otro día me mandaron un link de una tertulia de un programa en México, analizando la serie con críticos de cine y televisión. Estamos grabando la tercera temporada aunque en la Sexta sólo se ha emitido la primera, que gustó y no fue mal aún con ese doblaje que nos ha dolido. Recuerdo que Javier Cámara me decía que lo veía en dual, en catalán, porque no podía con el doblaje, que echó para atrás y nos sabe mal, pero fue un problema de post producción y mezcla; una putada. Las cosas de ir rápido, que no se cuidan y nos ha perjudicado. Pero bueno, en Cataluña es un fenómeno brutal; tengo a todos l@s adolescentes metidos en el bolsillo y también a sus madres (risas) Además, estoy en el teatro con Arte -en su versión catalana, que ya llevamos cuatro meses- y en otoño comenzaremos la gira… Estoy en racha potente.
E.M.: Yo hace mucho dije que no volvía al teatro y no me arrepiento.
L.C.: Pero es una pena. Te vi en varios montajes, siempre interpretando a mujeres fuertes y estabas estupenda… ¿Alguna anécdota que quede por contar? ¿Algo de magia?
E.M.: ¡El Basajuán! Yo es que le llamaba así (risas) Alguna cosilla pasó durante el rodaje. Creo que alguien se perdió en el bosque…
F.O.: ¡Y me llevé un baño de barro!
E.M.: ¿Y qué más?
F.O.: No se, no se cuenta… ¿Una limpieza de puntos negros? (risas)
No terminaron de contar que pasó realmente, pero queda claro que con aún con esa lluvia constante como un personaje más y el miedo como artista invitado, el buen rollo inundó el rodaje de la película.
Pues que siga la magia y que El guardián invisible les acompañe en la taquilla.
Mariló C. Calvo