UNTIL DAWN: Morir hasta el amanecer
Until Dawn es uno de los éxitos más recientes de nuestra cartelera. Una película que se está manteniendo con fuerza en el top de las más vistas, aunque, claro está, con esas recaudaciones tan nimias que se hacen ahora. La escasez de público en las grandes salas es evidente y una cifra discreta tirando a pequeña puede elevar a lo más alto a los títulos más vistos, sin que necesariamente se llenen las salas en sus proyecciones. Pero como vamos a disfrutar de la película, no a analizar las afluencias a los cines, con Until dawn lo conseguimos.
Parece una cinta de terror al uso, pero nada más lejos de la realidad. Basada en el videojuego de PlayStation, marca que aparece en los logos iniciales como productora, quienes han jugado a él van a encontrar similitudes en la película que los van a alegrar sobremanera, porque el guión, firmado por Blair Butler y Gary Dauberman, consigue adaptar a este nuevo medio, el cinematográfico, los tótems que el juego contiene para ir variando el futuro, elecciones a escoger que el jugador tiene disponibles a medida que avanza. Aquí no hay tótems porque no es una película interactiva, pero, narrativamente hablando, los bucles temporales van a funcionar como tales.
Situémonos en la historia que cuenta Until Dawn: Melanie (Maia Mitchell), hermana de Clover (Ella Rubin), lleva un tiempo desaparecida y Clover decide ir a visitar la zona donde se le perdió la pista. Se dirige a las montañas con sus amigos, en un mismo coche. Todos la echan de menos y quieren ayudar a Clover a encontrarla. Cayendo ya la noche, y en unas condiciones climatológicas adversas, de repente dan con una mansión lúgubre y las circunstancias les hacen aparcar allí y entrar. Una vez en sus instalaciones, uno a uno van a ir siendo asesinados, pero cada vez que mueren, vuelven al comienzo de la noche, para morir de nuevo de una manera distinta e igual de horrible que la anterior. Cuando descubren que morir una y otra vez es su destino, los chicos intentarán descubrir la manera en la que ponerle fin a este bucle.
De este modo, estamos ante un universo de múltiples posibilidades que suponen un espacio abierto a la imaginación de los guionistas para que su director, David F. Sandberg, el mismo de Annabelle: Creation o ¡Shazam! y su secuela, plasme las muertes más horribles, pero también más disparatadas, en planos ya míticos dentro del género. Y es que sí, los amantes del gore van a encontrar en Until dawn buen material con el que divertirse. Porque el gore, bien hecho, es muy divertido. Es puro arte y resulta admirable.
Until dawn tiene múltiples muertes de lo más creativas. Una fiesta para los festivales de cine, aunque en su caso no haya pasado por Sitges o ningún otro de reconocido prestigio. La fecha de estreno no se lo han permitido, pero de haberlo hecho habría sido muy aplaudida en ellos. Aunque no sólo las muertes son brillantes, ya que cada nueva noche es un auténtico despliegue de imaginación para que las situaciones varíen, de modo que estemos ante escenarios distintos, aunque la mansión sea siempre la misma. Para los personajes la lucha es diferente, se enfrentan siempre a algo nuevo que los va a atacar con la misma virulencia, y eso, para los espectadores, es un auténtico regalo.
La película contiene todos los elementos del cine de terror: mansión lúgubre, la acción sucede por las noches, hay asesinos enmascarados… pero juega con todos ellos, y con otros que no citaremos, de manera que el resultado parezca que no lo hemos visto previamente. Until dawn acaba siendo una cinta fresca, juguetona y de lo más entretenida con la que pasar poco más de hora y media aplaudiendo el talento de su equipo para crear algo único.
En otros tiempos, no en éstos de consumo tan rápido en los que apenas nos damos cuenta de los clásicos que se gestan ante nuestros ojos, Until dawn habría sido un fenómeno de masas. Uno de los que permanecen en cartelera meses. De los que ya no hay. Aquello de poder acudir a una sala tres o seis meses después del estreno para comprobar si es verdad que determinada película se merece el boca oreja que le ha dado alas ya no existe, pero Until dawn tiene mimbres de haber podido ser una de ellas. Lo que sí está claro al verla es que si algún empresario quisiera, podría salir de ella un potencial pasaje del terror fabuloso para cualquier parque de atracciones que se atreva a reproducir este universo en alguno de sus pabellones. Sería tan divertido como la propia película.
Silvia García Jerez