UNA CASA LLENA DE DINAMITA: Caos en la Casa Blanca
Una casa llena de dinamita. Qué título más fabuloso. Ojalá la película tuviera el mismo nivel. Pero no, el último trabajo de Kathryn Bigelow, admirada directora californiana de Acero azul, Le llaman Bodhi, Días extraños o En tierra hostil, por la que ganó el Oscar a la mejor dirección y a la mejor película, de entre los 6 galardones que la cinta obtuvo… frente a la aparentemente incontestable Avatar, de su exmarido James Cameron, la favorita de aquella noche por razones de más peso que las puramente artísticas.
Y fue la directora también de, para quien esto escribe, la mejor película de su filmografía hasta la fecha: La noche más oscura. El Oscar lo debió haber ganado por esa, y de paso también Jessica Chastain. Pero la estatuilla no siempre se gana por la película por la que el ganador lo merece, es algo que la Academia también debería cuidar, aunque le pueda más la inercia del favorito del año correspondiente.
La última gran película de Kathryn Bigelow fue Detroit, que pasó con más pena que gloria por las carteleras españolas y apenas se le hizo caso, pero era realmente espléndida. Y ahora nos llega su film dirigido para Netflix, Una casa llena de dinamita, que pudo verse en el festival de Venecia, donde sobre todo cosechó críticas positivas al respecto de la tensión que Bigelow lograba imprimirle al metraje.
Y es que Una casa llena de dinamita narra, desde tres puntos de vista que el montaje no nos mezcla, primero cuenta uno, cuando acaba cuenta el segundo y finaliza con el tercero, la problemática y la búsqueda de respuestas, y de posibles soluciones, a la amenaza que la Casa Blanca recibe sobre un misil que está a quince minutos de caer sobre Chicago. El lugar más poderoso de la Tierra y a ver cómo salen de esa…
Exacto. El propio presidente de los Estados Unidos en el film, Potus (Idris Elba) cuenta por qué la Casa Blanca es la casa llena de dinamita del título. Y Kathryn Bigelow firma una historia en la que queda claro hasta qué punto no es válido contar con ellos para obtener seguridad. Una crítica más que directa a su propio país y al funcionamiento de dicha institución.
Pero como película Una casa llena de dinamita no es la gozada que aparentaba ser. Es, de hecho, un film decepcionante. Alargado, porque contar lo mismo en tres partes no aporta nada a lo ya transmitido en la primera, y con una estructura que no funciona. De haber mezclado las tres sí habríamos tenido la película apasionante de la que hablaban en Venecia, pero no de esta manera, en la que una vez que ya has visto la primera parte las otras dos se repiten pero con personajes distintos que son aquellos con los que hablaron los de la primera, cuyas respuestas ya conocemos porque ya vimos el resultado de sus llamadas, sólo nos faltaba ponerles cara mientras conversaban. Y narrativamente hablando no sólo no es necesario, es que reitera lo visto de tal manera que nos aburre. Una casa llena de dinamita podría decirse que son tres cortometrajes sobre el mismo planteamiento, y claro, se hace bastante pesada.
Tiene un reparto estupendo, coral, al tratarse de tres historias, pero en la primera, la capitana Olivia Walker (Rebecca Ferguson), que es una de las encargadas en la Casa Blanca de ir haciendo la investigación del misil sobre la marcha, es en la que más nos vamos a fijar. Y cuando vayamos al segundo escenario la vamos a echar de menos. Porque Rebecca Ferguson es una actriz maravillosa con una presencia inmensa en la pantalla, y debería ser la protagonista del relato. Tiene el talento suficiente como para poder encargarse de un metraje al completo. Idris Elba, actor que protagoniza el último relato, tampoco es una mala elección, pero como hemos dicho, no juega a su favor ser el último en aparecer.
Es una lástima que un punto de partida tan interesante se torne una cinta que no merezca halagos, pero Una casa llena de dinamita no merece todos los que le han dedicado. Kathryn Bigelow sabe hacer mejor cine que el que contiene esta propuesta que se estrenó en las salas de cine hace un par de semanas, como mandan los cánones de Netflix, antes de aterrizar en la plataforma. Pero se estrenó en muy pocos cines. Había que buscarlos con lupa y tampoco los horarios facilitaban mucho que pudiera verse. En cualquier caso, a partir del día 24 de octubre estará disponible en todos los hogares y los dispositivos que cuenten con Netflix como opción para ver películas. Será entonces cuando cada espectador decidirá si valía la pena verla o si Kathryn Bigelow es mucho mejor directora que el resultado que nos ofrece en éste su último trabajo.
Silvia García Jerez