TU HIJO: La venganza de un padre
Tu hijo es la nueva película protagonizada por José Coronado, la nueva de Alberto Marini, guionista de Mientras duermes o El desconocido, y también el nuevo trabajo de Miguel Ángel Vivas, director de la sobrecogedora Secuestrados.
Pero Tu hijo es, ante todo, cine colosal, de muchos kilates, de ese que no se olvida, que permanece contigo. Porque cuando el talento desborda la pantalla, no hay nada que lo detenga de que el resultado de lo rodado pase a formar parte de los títulos que necesitas en tu vida para continuar definiéndote como persona.
Tu hijo posee la virtud de mezclar el cine negro con el drama más reivindicativo a través de la reacción de un padre al que por una paliza uno de sus hijos queda malherido y en coma. Desde entonces, por muy médico cirujano que sea, no tendrá reparos en bajar a las cloacas de la sociedad para encontrar a los culpables.
Dura en su planteamiento, áspera en su desarrollo, explícita en su desahogo, Tu hijo es un descenso a los infiernos en la búsqueda de la justicia por la propia mano. Tanto físico, por los lugares que el personaje de José Coronado se ve obligado a frecuentar, como moral, porque nadie debería proponerse un viaje tan devastador, pero a veces, sobre todo si se trata de tu hijo, como bien indica el título, el tuyo, las opciones están limitadas a hacer esto o a hacer esto mismo. El túnel se estrecha y solo queda una dirección posible.
También es fascinante hasta qué punto cuentan Vivas y Marini el mundo de la noche, un lugar de supuesta diversión para los jóvenes pero que en realidad está lleno de la misma oscuridad que tienen que iluminar las farolas, luz tan artificial como la vida que se vive cuando el sol desaparece.
Tu hijo muestra la actividad de los bares de copas, dentro y fuera de ellos, como atmósferas en las que todo es posible y en las que el alcohol y las drogas producen efectos dañinos. Es una diversión asumida, pero en la que el colocón puede destruir tanto como el uso de un arma en estado sobrio.
La denuncia de tal hecho también es otra muestra de valentía por parte de los autores porque cuando los hijos salen a comerse la noche, tanto ellos como sus progenitores desconocen hasta qué punto podría no ser una buena idea. Y no solo por el peligro de los comas etílicos de quienes no saben parar a tiempo.
Y, por supuesto, Tu hijo también muestra la importancia de los teléfonos móviles. El cine se está volviendo tan adicto a ellos como la vida real, más que nada porque el primero refleja la segunda y si no podemos vivir sin estar pendientes de los mensajes o de grabarlo todo para subirlo a las redes, el cine no puede ser ajeno a ello. Y la importancia del móvil en Tu hijo es crucial. Es, si pudiera afirmarse algo así de un objeto, un personaje más en la historia.
José Coronado protagoniza Tu hijo y lo hace con una sobriedad y una majestuosidad únicas. Ha alcanzado un nivel interpretativo tal que ha superado a aquel actor al que el público y la Academia se rindieron gracias a su Santos Trinidad de No habrá paz para los malvados, allá por el año 2011.
Coronado, a quien La caja 507 (2002) transformó en un actor de culto y que su Goya confirmó como un exponente necesario con el que contar si quieres que tu película sea perfecta, realiza en Tu hijo una composición asombrosa.
Paso a paso, sin prisa pero sin pausa, con la cadencia cinematográfica de la vida y el vértigo de asomarte a los pasajes más peligrosos de la misma, Jaime Jiménez, su personaje, calcula sus procedimientos, ajusta sus explicaciones y mide sus actos para alcanzar su objetivo. No va a ser fácil, tampoco va a ser limpio. La capa de los superhéoes cotidianos, cuando se mancha, no hay manera de lavarla.
Decir que Coronado realiza aquí la mejor interpretación del año sería injusto para alguien que en la serie Gigantes también deslumbra, aunque de manera muy diferente, pero está claro que su trabajo en Tu hijo será recordado como uno de los hitos de su carrera. Porque si desde el comienzo de la película vemos lo bien que su interpretación avanza, que no se desvía de la línea de la genialidad y que nos transmite sin tacha la rabia de un padre que quiere hacer lo que sea por su hijo, el tramo final de la cinta eleva su trabajo a niveles de órdago.
Su escena con Ester Expósito, la joven a la que muchos descubrimos en la sensacional Cuando los ángeles duermen, y que se está convirtiendo en un fenómeno debido al éxito de la serie Élite, en Netflix, pone los pelos de punta. Hay que ser muy buen actor para realizar con precisión algo que el momento pide y que no todos los personajes terminarían haciendo. Y también Miguel Ángel Vivas merece un aplauso por haber logrado un instante tan necesario en la película y tan delicado como director de orquesta.
En Tu hijo todo es un acierto, incluyendo la violencia, sea ésta explícita o implícita. Hay mucho dolor en la película y Vivas sabe mostrarlo siendo moderado cuando el límite lo reclama y siendo contundente cuando el arco dramático de la historia desemboca en la espiral sin vuelta atrás al que las acciones de Jaime se ven abocadas.
El momento del cartel con el que se publicita la película es oro. Y también el cartel, en el que puede apreciarse una fotografía impecable de Pedro J. Márquez, con unos contrastes que le dan al film el aura de cine negro que requiere.
Tu hijo es, digámoslo ya, una de las mejores películas de un año en el que el cine español de producción limitada está siendo un maravilloso escándalo. Los mejores títulos están surgiendo de las películas cuya leyenda se forja desde la admiración que provocan y Tu hijo, de la que es de esperar que la criatura engorde a base de una descomunal taquilla, será una de las que no falte en una cosecha ejemplar a la que Miguel Ángel Vivas añade un grano de arena que en sí mismo constituye media playa.
Silvia García Jerez