LA SUERTE DE LOS LOGAN: robo en familia
La suerte de los Logan comienza con el despido de Jimy (Channing Tatum) de su trabajo. Lo han visto cojear y así, aparentemente, no puede manejar la maquinaria que se le encomienda. Ese será el detonante que lo decida a unir fuerzas con sus hermanos, Clyde (Adam Driver) y Mellie (Riley Keough) para robar el dinero de las entradas y apuestas de la Coca-Cola 600, una de las carreras de NASCAR, la más importante de Estados Unidos.
Para conseguirlo necesitan la ayuda de un experto en explosivos, Joe Bang (Daniel Craig), al que tendrán que ir a localizar al lugar más lógico en el que un hombre como él puede encontrarse: a la cárcel.
La suerte de los Logan es el retrato de una familia a la que parece que persigue la maldición de la pobreza. Nada consigue sacarlos de ella por muy buena voluntad que pongan para abandonarla. Y el robo viene a ser el último recurso, hartos ya de tanto vaivén.
Pero La suerte de los Logan no es un film de acción, como su argumento a priori podría indicar. Es mucho más que eso. Es también una comedia, con un humor tan negro y tan fino que más que americano parece inglés. Y un retrato de un país del que sacamos la conclusión de que no tiene muchos motivos para ser idealizado desde fuera de sus fronteras.
Detrás de las cámaras, dando las órdenes precisas, se encuentra Steven Soderbergh, el responsable de la trilogía Ocean´s Eleven, Twelve y Thirteen, posiblemente las cintas más ligeras de su filmografía, meros entretenimientos con los que se ha ganado el prestigio para hacer películas más pequeñas y con mayor consistencia.
De hecho, Soderbergh fue aquel genio que estuvo a punto de vencer con Traffic en la noche que compitió por el Oscar: de cinco nominaciones su película ganó cuatro y sus productores perdieron el premio gordo frente a Gladiator en un momento casi tan fallido como el de La La Land con Moonlight.
Hace años Soderbergh se despidió del cine con la tristeza de quien no quiere dejarlo y se ve forzado a ello argumentando que la industria no le dejaba hacer las películas que él quería y que trabajar en ella era más complicado de lo que debería ser, una lucha diaria con productores que no compartían un punto de vista menos comercial, y que no merecía la pena seguir levantándose para verse las caras con ejecutivos que poco o nada lo apoyaban.
Pero un gran director siempre vuelve. Y Steven Soderbergh, que no es grande sino enorme, no podía ser menos. Después de la curiosa Efectos secundarios, en la que trabajó por primera vez con Channing Tatum, y de arrasar en el mundo de la televisión con su telefilm Behind the candelabra, que le devolvió a Michael Douglas la gloria momentánea, dirigió la serie The Knick y se decidió por La suerte de los Logan para regresar a la gran pantalla.
Tras verla, cualquier admirador de Steven Soderbergh le agradece que no se quedara en casa y que siguiera levantándose para enfrentarse al productor que fuera necesario. Un talento como el suyo Hollywood no puede permitirse el lujo de perderlo.
La precisión con la que va contando el camino hacia el robo es digna de disfrutar. Y el robo en sí es un escándalo de originalidad: escuchar a Daniel Craig hablando al respecto de la bomba debería guardarse en los anales de la mejor comedia, y la complejidad con la que todo se va desarrollando a medida que el proceso avanza no tiene desperdicio.
Si recapitulamos, hemos citado a Channing Tatum, Adam Driver o a Daniel Craig, pero en el reparto también están Katherine Waterston, rostro conocido gracias a Alien: Covenant, o Hilary Swank, en un papel secundario muy llamativo. La lista de actores dispuestos a trabajar con Steven Soderbergh sigue siendo admirable.
El director se ha rodeado siempre de los mejores nombres de la industria, desde su primera película, Sexo, mentiras y cintas de vídeo, con la que revolucionó Cannes de la mano de James Spader o Andie McDowell, hoy actores casi olvidados pero que en 1989 eran los equivalentes en fama y prestigio al Daniel Craig con el que colabora aquí. Tras ver La suerte de los Logan es fácil imaginar que Soderbergh seguirá teniendo a sus pies a los actores que se proponga para sus siguientes películas. Y completamente entregado al público que las vea.
Silvia García Jerez