Hablamos con Raúl Arévalo y Aura Garrido por el estreno de EL AVISO

Raúl Arévalo y Aura Garrido estrenan El aviso, de Daniel Calparsoro, un thriller lleno de suspense en el que una carta va a convertirse en la pista para evitar, o no, un asesinato, que será el eje de la película y de la investigación que el protagonista, Jon, interpretado por Raúl, lleve a cabo.
Pero la complejidad de El aviso hace que Raúl y Aura, los actores principales, no coincidan en la pantalla, algo que a pesar de todo fue una de las razones que sedujeron enormemente a la actriz a la hora de aceptarla: el guion me pareció maravilloso y me enganchó muchísimo. El personaje también, y era un gran reto porque es muy distinto de lo que venía haciendo hasta ahora. Además quería trabajar con Daniel, que había coincidido con él al principio de mi carrera de actriz en una tv movie (se refiere a Inocentes) y me apetecía volver a trabajar con él ya siendo más adulta y teniendo más experiencia, y con todos los compañeros de esta película, porque aunque no coincidiera en set o en trama con la mayoría, compartir cartel con ellos es un honor.
También Raúl cita a Daniel como la parte buena de un rodaje que, paradójicamente fue difícil por algo curioso: La parte buena fue trabajar con Daniel, que te ayuda mucho, pero lo más duro de este rodaje, aunque suene un poco tonto, pero no lo fue, es algo que no me esperaba, y es que iba con la chupa de cuero del cartel, como si fuera otoño, con una camisa gorda y la rodamos en julio, en Madrid, que hacía 40 ó 42 grados. Eso fue horrible. Lo más horrible para mí y para todo el equipo. Entonces, lo bueno de eso es que la angustia que me provocaba estar con tanta ropa y con ese calor me la llevé al personaje, así que si el personaje estaba angustiado yo estaba angustiado, pero por algo tan tonto como lo externo. En maquillaje me tenían que quitar el sudor porque tenía que parecer que hacía frio. Gritaban acción y hablaba normal pero por dentro estaba empapado.

El 24 horas, emplazamiento primordial en EL AVISO
El 24 horas, emplazamiento primordial en EL AVISO

Raúl insiste en este aspecto incómodo, insoportable del rodaje, cuando se trata de hablar de una de las localizaciones más recurrentes de El aviso, la gasolinera del 24 horas: Era agobiante por el calor. Parece algo recurrente pero es que era un 24 horas de Guadalajara en mitad de un descampado con el techo ese de uralita de la Gasolinera… era muy duro. Muy duro por el calor. Y luego, para los actores, quitando el calor, era como cualquier otra localización en el rodaje.
El 24 horas. Ese local tan paradigmático en El aviso, trae de cabeza a Lucía (Aura Garrido), empeñada en todo momento en que su hijo no le tenga miedo a un lugar que parece condenado a aniquilarlo. Ante la pregunta de si la propia Aura sería capaz de repetir el comportamiento de su personaje, asegura que nosotros entendemos la realidad desde nuestra propia experiencia y a veces, cuando queremos mucho a alguien, y lo queremos proteger para que no sufra y no le pase nada, en vez de pararnos a escuchar lo que necesita muchas veces nos ponemos en qué es lo que la otra persona debería hacer. Me hizo plantearme mucho todo esto durante el rodaje, porque al final es un problema de falta de comunicación. Falta de parar y observar. Y del miedo que da eso, dejar que alguien haga su propio camino y tome sus propias decisiones. Cuando lo amas profundamente es muy difícil. Y todo ese proceso me estuvo rondando mucho.

Aura Garrido con Hugo Arbues, su hijo en la ficción de EL AVISO
Aura Garrido con Hugo Arbues, su hijo Nico en la ficción de EL AVISO

Alfred Hitchcock solía dar el consejo de no trabajar, entre otros, con niños, pero la experiencia posterior de cientos de actores adultos que han compartido secuencias con ellos indica que ya no son intérpretes de los que huir y que, más bien al contrario, en muchos casos hasta lo recomiendan. Por ejemplo, Aura habla así de Hugo Arbues, el Nico de El aviso: Hugo es increíble. No es nada parecido a ningún niño actor que yo haya conocido. Es más maduro que muchos actores adultos. He aprendido muchísimo de él. Tiene una empatía, una sensiblidad y una inteligencia increíble. Y tiene la inocencia de su edad. Es súper cariñoso, y muy empático. Escucha de verdad, le interesas. Y tiene una actitud con respecto al trabajo que es alucinante. Tiene una seriedad y una profesionalidad que he visto muy pocas veces. Le interesa mucho la dirección y la parte técnica y está todo el rato intentando aprenderlo todo y lo ves que está a todo, y todo lo integra. Es muy bueno. Ves cómo escucha al director, cómo procesa las notas que le da, y todo con una tranquilidad y una calma que a mí me alucina. Eso es muy difícil, y más en un niño, que el trabajo son muchas horas, y emocionalmente es muy intenso y lleva a un desgaste que ya no te da la cabeza. Y a él le da.
Siguiendo con los actores, Raúl Arévalo se reencuentra en el film con Luis Callejo, a quien dirigió en su debut como director, Tarde para la ira. Aquí, Raúl vuelve a su faceta de intérprete y los dos se sitúan delante de las cámaras, pero para él todo ha sido muy normal. Se trata de cambiar el chip. En unos momentos eres director y en otros actor. Es que no lo piensas tampoco. Es como si yo te dijera: ¿cómo es cuando hablas con tus amigas después de hacer entrevistas? Normal. Y te llama por teléfono tu madre y hablas con tu madre. Eso, aunque parezca una tontería, es así como director y como actor.
Por último, todo aquel que vaya a ver El aviso se dará cuenta de que Aura se mete en la piel de una mujer con un habla particular, con, por ejemplo, una acusada ausencia de eses. Al respecto, Aura nos cuenta que ha sido difícil atreverme a hacer el acento de mi personaje. Me daba mucho miedo, pero me lo propuso Daniel porque empezó a surgir de manera natural en los ensayos pero a mí me daba miedo proponerlo y lo hizo él. Y ya que da tanta confianza para probar cosas y experimentar, empecé a investigar y me basé en el acento de una amiga. Me parece muy bonito contar todo el pasado del personaje que no se ve. Te da mucha información sobre ella sin darla. Me pareció interesante que no fuera un acento tan localizado geográficamente sino que fuese una mezcla de muchas realidades. Es una mujer desplazada que lleva muchos años en un lugar que no es el suyo y por eso su hijo no tiene el mismo acento que ella. Ella misma tiene un acento modificado, reflejo de sus realidades geográficas y sociales. Pensé en una amiga mía que tiene mezcla de muchos sitios y a partir de ahí empecé a construirlo.

Silvia García Jerez

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