LOS NUEVOS MUTANTES: Superhéoes terroríficos
El día en el que se estrena Los nuevos mutantes en España, el miércoles 26 de agosto, coincidiendo en cartel con la esperadísima Tenet, por cierto, porque ambas llegan el mismo día, nos levantamos con la noticia de que en Estados la crítica se ha puesto de acuerdo para no publicar opinión alguna de ella hasta que tengan garantizado que la película se estrenará en cines. Buena estrategia, pero la cinta no lo merece.
Y no lo merece porque no es tan buena como para luchar para que se vea en salas. Si Greyhound, la dicen, estupenda película protagonizada por Tom Hanks ha podido, siendo el espectáculo que afirman que es, ser lanzada directamente en VOD, Amazon Prime en nuestro país en concreto, dejándonos a quienes no tenemos esa plataforma sin la posibilidad de verla, un film tan irregular como Los nuevos mutantes debería también pasar directamente a consumo doméstico.
Y es que Los nuevos mutantes, la pretendida primera película de terror de la franquicia X-Men, con incursión incluida dentro del mundo LGTBI+, es un reto para Disney como distribuidora desde que Fox no se puede hacer cargo de ella en nuestro país.
Pero eso no quita para que las virtudes de la cinta se vean oscurecidas por los fallos y los momentos desatados que no conducen sino a que lo que podría haber sido un título interesante se quede en uno del montón.
Porque en Los nuevos mutantes, cinco nuevos e incipientes superhéroes comparten hogar, una clínica en la que sus poderes están a salvo de los humanos que no los tienen y a salvo de ellos mismos, porque hasta que sepan primero identificar cuál es y después dominarlo para usarlo como se debe, van a estar bajo la tutela de la doctora Reyes (Alice Braga).
Eso es una buena idea hasta que la recién llegada, Dani (Blu Hunt) empieza a dar muestras de que no es una más sino una joven con un potencial más grande que el inicialmente imaginable, y eso puede que no sea precisamente algo positivo.
Y como en todo film de adolescentes que se precie, aunque lo de adolescentes es un poco relativo porque están todos bastante creciditos, hay rivalidad entre la recién llegada y el personaje malote de turno, que en este caso corresponde a Illy (Anya Taylor-Joy), una chica a la que le divierte ir de rebelde por la clínica, junto a su inseparable mascota, un muñeco morado que lleva en la mano a modo de apéndice para utilizar su ventriloquía.
Pero Dani encontrará cobijo en su amistad con Rhane (Maisie Williams), una jovencita muy dulce con la que compartirá su miedo a ser diferente y algo más que tal vez no sea del agrado de Disney.
Y es que la idea de Josh Boone, director de Bajo la misma estrella, era hacer una película de superhéroes iniciáticos pero muy oscura, y debido a ello tuvo sus problemas, hasta el punto que el estudio decidió rehacerla para comprobar que el resultado del nuevo material era imposible de enseñar porque no tenía el mínimo de calidad exigida. Así que se volvió al montaje original, que es el que veremos, y el que agradecemos, porque como digo, a pesar de los fallos evidentes que tiene, la película resulta muy interesante por este lado oscuro que se atreve a mostrar.
Cuando afirmo que es un lado oscuro atrayente no quiero decir con ello que una relación LGTBI+ sea oscura, quien interprete eso de mis palabras es que no le ha prestado atención a la parte de que el resultado tal vez no sea del agrado de Disney.
Porque una relación lésbica no tiene nada de oscuro, pero para un estudio cuyo sello está claramente dirigido a público familiar, puede ser un handicap enfrentarse a actitudes que según la edad y las circunstancias de quienes acudan a los cines, acaben siendo algo violentas.
Mientras, quienes pensamos que ya era hora de Disney se modernizara, aplaudimos que se pueda ver por fin algo parecido en la gran pantalla y en un film de este género. Así como las criaturas que vemos en el film, que parecen salidas de la mente de Guillermo del Toro y que a lo mejor a una audiencia no acostumbrada a mundos retorcidos les pueda provocar rechazo. Pero quienes preferimos el cine fantástico por encima del de los superhéroes, de nuevo aplaudimos esta opción tan singular para una película de una distribuidora tan familiar.
Hasta aquí los aciertos de la película. El resto es o bien rutinario o simplemente erróneo. Lo que comienza como una cinta prometedora va girando hacia algo que hemos visto mil veces, las mismas que lo hemos criticado. La ventaja es que Los nuevos mutantes no dura demasiado. Hora y media y se acaba. Y sin escena post créditos, así que por lo menos, no estamos mucho tiempo pensando en por qué Josh Boone, su director, no ha aprovechado mejor una historia con tanto potencial pero sin el fuelle que necesita para ser lo grande que podría haber sido.
Silvia García Jerez