MISIÓN IMPOSIBLE: SENTENCIA FINAL

Llega a los cines la última entrega de la saga Missión: Impossible. Misión imposible: Sentencia final se titula en esta ocasión, y es la segunda parte de Misión: imposible – Sentencia mortal. Parte Uno, que fue el título completo en España de la primera. Estrenada aquella en 2023 con idea de que al año siguiente pudiéramos ver la continuación, la envergadura de la producción, y de la postproducción, hizo que Tom Cruise, protagonista y productor de la cinta, anunciara hace un año que la tarea de estrenar la octava ya entrega de la saga en 2024 iba a resultar, ésta vez sí, misión imposible.

Efectos especiales -que aunque Tom Cruise hace sus escenas de riesgo no todo en sus películas es él arriesgándose al máximo, también hay más personajes que se ponen continuamente en peligro y tienen que resultar creíbles en sus acciones-, el rodaje de nuevas tomas y el consiguiente despliegue publicitario requerían retrasar a 2025 la continuación de una película que dejó el listón muy alto en cuanto a calidad se refiere y que pausó su desarrollo en un clímax apoteósico gracias a una secuencia ya mítica en un tren que duraba cerca de una hora y resultaba absolutamente insuperable. El epílogo del film nos advertía de que nos quedaba llegar a un submarino y tras la advertencia… fin, nos teníamos que ir de la sala y esperar a que ese viaje hacia el submarino que completara la lucha frente al villano de esa entrega, la IA, se rodara.

Tom Cruise como Ethan Hunt en uno de los momentos más llamativos de la película MISIÓN IMPOSIBLE: SENTENCIA FINAL
Tom Cruise como Ethan Hunt en uno de los momentos más llamativos de la película

Ya ha llegado el momento de acercarse a los cines a ver cómo en Misión: Imposible – Sentencia final se viaja a ese submarino. Pero… caramba lo que le cuesta llegar. Aún sabiendo dónde hay que ir y lo que hay que hacer, ya desde hace tres años, el guión se toma su tiempo y tardamos dos horas en conseguirlo. Pero la película dura tres. Dos horas cincuenta en concreto. Claramente está dividida en dos partes también, aunque en este metraje no se especifique la división. La vemos nosotros. La deducimos. Es evidente. Y también lo es que debería haber durado menos la primera, porque acaba siendo exasperante.

Misión: Imposible – Sentencia final es, tal y como se dijo tras su estreno mundial en el festival de Cannes el pasado 14 de mayo, decepcionante. No es un cierre digno a una saga legendaria que nació, cinematográficamente hablando, porque antes fue una serie de televisión, de la mano de Brian De Palma en 1996 con una película vibrante, fascinante, apasionante, redonda. Tras ella, entregas de calidad diversa, unas mejores, otras, las menos, mucho peores. Pero siempre con el sello de un actor que, como productor también, pretendía ofrecer el mayor nivel de espectáculo posible. Y sólo por eso, se lograra o no, ya merecía la pena ponerle un monumento a Tom Cruise.

Porque Tom no sólo ha conseguido mantenerse durante décadas en una serie de películas de acción y espionaje brillantísimas, en su recuerdo genérico, además ha ido sobreviviendo con ellas a un Hollywood que lleva esas mismas décadas agonizando en cuanto a rodajes de cine de acción sobresaliente. Menos producciones de esa categoría y mucho más CGI sustituyendo a efectos visuales y efectos prácticos que hacían el visionado de las mismas mucho más admirable. Disfrutarlas puede que las podamos disfrutar igual, depende de lo que ese CGI se acabe notando y de nuestra tolerancia a que lo haga, pero son menos admirables y nos hacen echar de menos los tiempos en los que los ordenadores no formaban parte de los equipos técnicos. Con Tom Cruise no echamos de menos nada. Incluso, cuando lo vemos rodando él mismo escenas tan peligrosas desearíamos que no fuera tan valiente, que lo queremos mucho para que se esté exponiendo de esa forma cada día. Aunque lo disfrute tanto, porque también se nota que está encantado con esa parte de su trabajo.

Simon Pegg y Tom Cruise

En Misión: Imposible – Sentencia final vuelve a hacer magia con su valentía. Nos regala una secuencia larguísima en el aire que es digna de un maestro. No se pueden hacer más acrobacias ya. No es humano. Pero qué gozada de secuencia. Directamente para la historia del cine. Y además, en su desarrollo, la mezcla con otras acciones paralelas, regalándole a sus compañeros de reparto Simon Pegg y Hayley Atwell los mejores momentos de la película. Eso es generosidad. Qué bien están los dos, y ver a Simon Pegg, actor inglés cuya fama ha recorrido el mundo gracias a su participación en esta saga pero que ya era famoso en su tierra por la trilogía del Cornetto (Zombies party -2004-, Arma fatal -2007- y Bienvenidos al fin del mundo -2013- en las que algún personaje se comía uno de estos helados) brillando más de lo que ya suele, teniendo un momento apoteósico de gloria que pide un protagonista posterior a la saga, es para aplaudir a Tom Cruise por haberle puesto el foco de esta forma ante un mundo que contemplará el trabajo de un secundario del que además de que le suene su cara querrá, a buen seguro, aprenderse su nombre: Simon Pegg, su actorazo de confianza.

Pero es una lástima que Misión: Imposible – Sentencia final no sea más redonda, más satisfactoria. Geoplítica de despachos excesiva dentro del conjunto, escenas entre oníricas y futuristas que funcionan a modo de flashforward y demasiada planificación de las acciones, que se alargan de manera innecesaria lastrando una película que podría haber brillado como resumen de saga gracias a unos afortunadísimos flashbacks que nos recuerdan cada situación vivida en películas anteriores, cada personaje que dejamos atrás y regresa ahora. Lo que ya hiciera Cruise con Top Gun: Maverick y tan bien le funcionó, vuelve a utilizarlo aquí, para que no tengas que verlas todas de nuevo si no quieres, y una vez más sale victorioso.

Luces y sombras para una entrega de la que esperábamos mucho más pero en la que también encontramos virtudes que la hacen no estar entre las mejores de la saga pero tampoco ser la peor, ya que ninguna ha superado en ese aspecto a la segunda entrega, la dirigida por John Woo. Christopher McQuairre, director de las cuatro últimas entregas, normalmente un artesano ejemplar que puede dar lecciones magistrales de cine con sus películas -y las da-, en esta ocasión no nos ofrece la mejor porción de su talento, en un trabajo tan distinto al de la película anterior, primera parte de la que ahora se estrena, y que tan espléndida le acabó quedando. Tom Cruise ha asegurado, a su paso por el festival de Cannes, que ya no habrá más episodios de Misión: Imposible. Tanto si es cierto como si el público, o un buen guión, lo convencen de lo contrario, estaremos expectantes ante el próximo trabajo de actor y director unidos en uno de los mejores tándems que ha dado el cine en las últimas décadas. Si ya hicieron Jack Reacher, film en el que se conocieron, o Al filo del mañana, cuyo guión McQuarrie firmaba, por qué no van a seguir juntos rodando joyas. Dentro de una saga o fuera de ella.

Silvia García Jerez

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