The Secret Life of PETS – MASCOTAS
Carne de MASCOTAS
Sin perro que mueva el rabito cuando llego al hogar ni pareja o vástago a quien ladrar, una no resulta a priori el público más adecuado para esta película; pero como tengo alma de can y espíritu de Peter Pan, esperaba con ganas la nueva propuesta de Illumination.
Esa factoría a lo Universal, competencia directa de Pixar y Disney, que sorprendió con Gru divirtiendo no sólo a quienes disfrutan de la animación y a los peques de la casa, esos seleccionados espectadores. Además, adultos de todo gusto y estado civil le convirtieron en su villano favorito junto a sus ayudantes Minions, que superando el abusivo marketing, mantienen legiones de fans entre los que me encuentro (aunque ya pensaba en amarillo desde Los Simpsons) y tienen hasta un spin off-secuela que no llega a la altura de la genuina.
Pues bien, Mascotas lo está y les recomiendo que la vean. Si quieren con animal de compañía -permitidos ya en algunos metros y con este film, también en los cines- o con su bicho preferido -incluido el racional-, que cada cual con su cachorro u oveja, digo pareja, o como buey solo que bien se lame; que una que cuenta como mujer blanca, soltera… que no busca por ahora ni para adoptar pero cuida de alguna mascota de algún colega, fue sola al estreno y se lo pasó ¡Wow!, digo, ¡Guau!
Mascotas es mucho más que cine familiar, tierno y gracioso, que a la par lo es y muy bien llevado; como un greatest hits que apetece escuchar. Aún con escenas y tramas secundarias que te suenan de otra película y a otra serie, en esta animalada quedan domesticadas según la identidad de cada personaje que son como para llevárselos a casa.
Con esa premisa que recuerda a Toy Story -qué hacen los juguetes, digo, mascotas, cuando se quedan a solas-, la historia cambia a un ritmo trepidante y con un manejo de las secuencias que bien podrían aprender muchos realizadores de remakes con humanos, de verdad; porque tras un comienzo espectacular, los giros y gags son tan continuos que apenas da tiempo a identificar si es influencia, homenaje o déjà vu y aún paseando por lugares reconocibles, nos mantiene la sonrisa y el asombro en todo momento.
En Mascotas hablan todo tipo de animales -en su lenguaje y en el nuestro idioma, como en otras tantas con demás faunas-, encontrándonos en la metrópoli con un halcón, una tortuga, un pez, un hámster e incluso una boa gigante, pero también algunos caimanes y por supesto, aquellos mejores amigos más comunes, que han sabido adaptarse al hombre o quizá, los que más fácilmente nos han domesticado; porque aunque ahora se convive con zorros, hurones y hasta cerdos que igualmente aparecen en la película, son un periquito, un conejo, un gato y un par de perros, quienes protagonizan este relato salvaje cargado de acción.
Duke recién rescatado de la perrera llega a casa de Max, que tiene una relación con su dueña de pareja ideal mientras la vecina de enfrente, Gidget, una perrita coqueta y obsesionada con los culebrones latinos más que con La dama y el vagabundo, desea que se quede solo en casa para poder estar juntos. Por el barrio y en el mismo bloque de apartamentos, vive su colega Mel, histérico y juguetón can, siempre detrás de unas ardillas, una mariposa o un balón. También está su amiga Chloe, una impresionante gataza reflexiva y azul, pendiente de su dieta a lo Garfield pero sin crisis de identidad, aunque durante todo el metraje la confundan con una perra, pero… Nadie es perfecto.
El filme que arranca con la observación detallada de cada animal reflejando el comportamiento real de cada especie y raza, cierra magníficamente con los humanos reencontrándose con sus mascotas; mostrando los trucos y tonterías que hacemos por ellos para poder, tal vez, seguir creyendo que no somos tan fieras y que no los utilizamos sólo como comida ni experimentamos en ellos, ni les explotamos como carga y remolque, o atracción de circo y feria…
Mascotas es una estupenda aventura en la gran ciudad y una divertida venganza en las cloacas, con una hermandad pandillera más gamberra que Los Aristogatos, liderada por un conejito psicópata -fantástico Snowball– junto a una enorme víbora sagrada. Y vuelve una serpiente a ser la mala como las viejas rodeadas de gatos, unas locas, pero nimiedades ante la super fiesta organizada por el genial sabueso con problemas de motricidad, el momentazo del callejón y el empacho psicodélico de salchichas -con el imprescindible número musical de toda animación que en ésta además, tiene guiño al Happy de P. Williams, obvio-
Hay drama, romance, humor, aventura, terror y hasta cine negro, con alguna línea a lo Spielberg, Hitchcock y hasta de los Coen. Y claro que reconocerán algún trazo de Indiana, Bourne y Batman, tanto como alguna pincelada de Nemo, 101 Dálmatas, Rebelión en la Granja, Madagascar e incluso de la maravillosa Alicia; pero nada sobra en el empaque visual que realizan los directores de Illumination, logrando un diseño certero, gracias a unos dibujos actuales de mascotas y personas entre fondos de pincelada más tradicional.
Una cinta más que notable con risas aseguradas y hasta lametazo a la cámara… GUAU!
Mariló C. Calvo
