«MAGICAL GIRL» y el triunfo del cine español fuera de nuestras fronteras
Suele decirse que uno nunca es profeta en su tierra, y mucho menos cuando de películas se habla, que en España todavía cuesta mirar a nuestra cinematografía con buenos ojos más allá del título puntual que obtiene un éxito inesperado o de la película ganadora del Goya, que esa sí, aunque la ceremonia se critique, se ve, y luego la taquilla da la razón a los académicos que la votaron porque sus cifras mutan hacia arriba que es una barbaridad.
Pero así como dentro de nuestras fronteras cuesta aún creer que un film nacido de las entrañas de una productora nacional pueda tener la calidad que se le asigna a una americana por defecto, en el extranjero la fama de nuestro cine es otra.
El último ejemplo del éxito nacional cosechado en el extranjero se encuentra en «Magical Girl«, una joya de género negro enclavada en el casillero de independiente, que siempre es más difícil de vender porque su naturaleza indica que no es comercial.
La cinta de Carlos Vermut fue una de las grandes revelaciones del celuloide del pasado año, junto a «Diamond Flash», su ópera prima, que únicamente pudo verse en VOD, formato de visionado online donde rompió moldes porque su originalidad y su frescura así lo pedían.
«Magical girl», en cualquier caso, fue el primero de sus trabajos que se estrenó en pantalla grande tras arrasar en premios en el festival de San Sebastián. Gustó, se aplaudió, se convirtió en película de culto, y como tal se ha quedado, con más fama que la taquilla que obtuvo, y que merecía.
Llegó con 37 copias para toda España, dato nimio para haber visto la luz con tanto bombo en uno de los festivales más importantes del mundo. Y la vieron 53.000 espectadores. Una vez más se antoja una cifra escasa. Además, los premios Goya no ayudaron demasiado porque la obra maestra de Alberto Rodríguez «La isla mínima» pudo con todo y solo hubo «cabezón», como cariñosamente se conoce a los premios de nuestra industria, para Bárbara Lennie como mejor actriz del año.
Ahora se ha estrenado en Francia bajo el título «La niña de fuego», tema de Manolo Caracol que es todo un símbolo en la película, y ha llegado a tierras galas con más copias que las que tuvo aquí, 45 en concreto, y en el primer fin de semana de proyección ha conseguido recaudar 111.000 euros, cantidad espectacular si la comparamos con la cifra lograda en el mismo período en España: 40.000.
La pregunta que surge entonces es, ¿habría recaudado mucho más aquí de haberse estrenado en un mayor número de salas que en las que estuvo? Solo podemos deducir una respuesta, porque no es posible saberlo de verdad, pero lo cierto es que no siempre que se espera una película ésta consigue, una vez llegada a la cartelera, el público que parece que va a acudir a las salas a verla. Hay muchos títulos compitiendo por ser el elegido del fin de semana o del Día del Espectador, y normalmente al cine no se va solo, así que gana el que quiere la mayoría.
Pero polémicas aparte, siempre está bien saber que tu cine gusta fuera, que tu cinematografía es querida por el mundo, que las películas que se hacen en tu país gustan allí por donde pasan y que además de la taquilla, las críticas apoyan los trabajos que producimos. Es bonito confirmar, a tenor de esos resultados, que podemos y que debemos seguir por el mismo camino.
Silvia García Jerez