LOS TIPOS MALOS 2: A tope de adrenalina
DreamWorks Animation regresa con Los tipos malos 2, una nueva aventura de estos personajes, a los que ya conocimos en la gran pantalla en Los tipos malos (2022), pero que en realidad han saltado hacia ella desde la saga literaria superventas de Aaron Babley.
Son, estos tipos malos, los animales de la naturaleza a los que tendríamos pavor si nos los encontráramos en su forma tradicional, pero que adaptados a la que el género de animación suele presentar, humanizados, capaces incluso de hablar, nos resultan familiares y los aceptamos como pandilla: el encantador y trajeado señor Lobo, el especialista en cajas fuertes Sr. Serpiente, el maestro del disfraz Sr. Tiburón, el divertidísimo y entrañable Sr. Piraña y la especialista en redes Sra. Tarántula. Cinco ‘bichos’, en los dos sentidos del término, que encajan a la perfección en el perfil de tipos malos que les dan título a sus historias.
En la primera de ellas, la que vimos hace tres años, parecían querer reformarse y se adentraban en un programa impartido por el Profesor Mermelada, una cobaya que resultaba ser un héroe para la ciudad, un alma cándida que sería la apropiada para cambiarlos a todos, de modo que no recayeran en los golpes por los que la Policía tenía tanto interés en darles caza. Pero la idea, inicialmente ideal, no resultó ser exactamente lo que los tipos malos esperaban. Y se metieron en otro lío a desentrañar.
Ahora, en Los tipos malos 2, los cinco protagonistas ya están reformados, ya son unos tipos ejemplares con vidas situadas dentro de la ley, cuando tres tipas malas deciden contactar con ellos. Ellas son Kitty Cat, la peligrosa leoparda de las nieves, Pigtail, una ingeniera jabalí hembra de Bulgaria y Sombra, una cuerva experta en el engaño, y juntas preparan un golpe que no pueden dar solas, necesitan la ayuda de cinco profesionales y quiénes mejor que aquellos que han demostrado serlo durante tanto tiempo. A pesar de sus reticencias, los tipos malos se embarcan de nuevo en un hecho delictivo debido al chantaje al que las tres delincuentes los someten. No les queda más remedio. Y claro, cómo no, la cosa se va a acabar complicando más de lo debido.

Los tipos malos 2 llegan con una fuerza inusitada. Para ellos no sirve eso de que ‘segundas partes nunca fueron buenas’ porque esta entrega es muy superior a la primera. La anterior era una película entrañable y muy entretenida pero tal vez demasiado enfocada a los más pequeños de la casa. Que está muy bien eso, los niños también tienen que poder ser los espectadores a los que vayan dirigidos los largometrajes, pero ellos van siempre con adultos a los que la cinta podía hacerles desconectar debido a su perfil de película excesivamente infantil.
Ahora cambian las tornas y sin abandonar el objetivo de seguir encandilando a los peques gracias a la acción trepidante que presenta, Los tipos malos 2 llega con mayor fluidez a la audiencia adulta porque su historia es más compleja, con toques incluso científicos, sus secuencias están más elaboradas, sus personajes más trabajados, las ironías y los dobles sentidos están más presentes y, en general, es una película más robusta que la anterior en cuanto a planteamientos y a resultados.
Su director sigue siendo el mismo de la primera parte, Pierre Perifel, y su estilo de dibujo también, un 3D mezclado con un 2D de trazo tradicional en cuanto al diseño de los ojos o los elementos de expresión de los personajes, una animación híbrida que le aporta un soplo de aire fresco muy saludable entre tanta perfección 3D en los proyectos de otros grandes estudios como Disney y Pixar. De este modo, DreamWorks se desmarca creando un producto diferente a los firmados por otras majors y los espectadores tenemos la posibilidad de apreciar otro tipo de animaciones, porque no hay una única a la que los estudios tengan que aferrarse.
Los tipos malos 2 es una delicia aún más grande que la primera. Es como si en tres años el equipo técnico se hubiera perfeccionado y nos diera la oportunidad de reencontrarnos con el mismo universo en el que conviven animales y humanos que ya conocíamos, pero retocado, refinado y con un nivel tan alto que llega hasta la estratosfera. Secuencias de acción capaces de emular las de las sagas de acción real más conocidas, un punto de partida brillante, un desarrollo impecable y un final acorde con lo que se espera de ella dan como resultado una película de lo más recomendable.
Y, ojo, que acaba con un guiño muy simpático a la propia película justo después del rollo de créditos finales. No me refiero a la escena entre créditos, esa que ya nunca se incluye al comienzo y la larga lista de nombres responsables de la película de la que ya os estáis marchando. No, a esa no. Si tenéis paciencia os quedáis los siete minutos que faltan hasta el final del todo, tendréis un regalito adicional. Y vais a salir del cine con una sonrisa.
Silvia García Jerez