THE LIMEHOUSE GOLEM: crímenes en el Londres victoriano
Asesinatos en la época victoriana. The Limehouse Golem es el regreso cinematográfico a una estética y una atmósfera que remite al universo de Jack el Destripador para deleite de los amantes del género y de ese Londres viciado y acongojado por alguien que no se deja atrapar.
En el caso de The Limehouse Golem, los crímenes son tan atroces que los vecinos del distrito Limehouse lo atribuyen más que a alguien a algo, a un ser mitológico conocido como Golem. De darle caza se ocupará el detective Kildare (Bill Nighy), un destacado inspector en el que están puestas todas las esperanzas.
El estadounidense Juan Carlos Medina, director nacido en Miami, firma una película tan inquietante como interesante, y la filma de manera abrumadora, sin detenerse un segundo, sin dejar de aportar datos, pistas en la investigación, concretando sospechosos para ir descartándolos cuando se confirme que no han podido ser ellos, y sobre todo, entreteniendo a cada paso que nos acerca al culpable.
La única pega que puede ponerse a The Limehouse Golem es sobrepasar el metraje más allá de lo necesario. Con los 90 minutos que tradicionalmente se le ha supuesto al cine como duración standard hubiera bastado para lograr una película del peso que su comienzo sugiere.
La primera hora es una joya victoriana que acumula tensión a medida que va dejando claro su escenario. Lo macabro de los asesinatos cometidos le confieren un aire siniestro que le da a la película un nivel desorbitado, enviándola a la esfera de esos títulos que piden sordidez y no la escatiman, por lo que no cabe la decepción en un film que se describe oscuro y que, siendo consecuente consigo mismo, no recibe más luz que la del esclarecimiento de los hechos.
Pero a The Limehouse Golem le pierde su retótica. Siendo la espléndida película que es cae en la trampa de desplegar en exceso su universo, de gustarse demasiado y entretenerse innecesariamente antes de llegar a las conclusiones de los distintos frentes que ha ido abriendo.
Si no le tenemos esto demasiado en cuenta, The Limehouse Golem resulta una cinta muy notable que probablemente se pierda entre tanto estreno esperado y muchos recuperarán en formato doméstico y disfrutarán entonces. Porque su producción es impecable y sus interpretaciones, intachables, desde la de Olivia Cooke, la inolvidable Rachel de la tristísima Él, yo y Raquel, hasta la de Bill Nighy o la de la española María Valverde, una joven actriz a la que apenas se le conoce una película mala desde que se dio a conocer en la sensacional La flaqueza del bolchevique y ganó gracias a ella su Goya revelación.
Todo el reparto está memorable y el film puede presumir de una dirección de hierro que mejora la de la ópera prima de, la interesante pero irregular Insensibles. The Limehouse Golem supone un paso más por parte de Medina hacia una perfección que es lógico pensar que no tardará en encontrar.
Silvia García Jerez