LEE MILLER

A Lee se le daba bien el alcohol, el sexo y la fotografía, según sus propias palabras. Lee fue modelo, musa y la fotoperiodista por la que conocimos las primeras imágenes de los cadáveres apilados del horror nazi. Una mujer valiente, elegante y tan provocadora como para dejarse retratar en la misma bañera donde Hitler se aseaba. 

Miller cambió las pasarelas y la alta costura por las barricadas y un uniforme militar siguiendo a las tropas Aliadas como corresponsal británica, aunque de cuna era norteamericana. Además fue madre, amante y esposa, pero no se la recuerda por ello como tampoco se la conoce por su nombre de pila, Elizabeth, sino por su apelativo y apellido, Lee Miller, que siempre estarán vinculados a las fotografías cubriendo el frente y a toda esa gente que capturó su cámara Rolleiflex con esa mirada femenina imborrable.

El cine le rinde ahora su reconocimiento en un filme homónimo, tan sencillo como correcto, que abarca esos memorables años de su historia y su tiempo.

Producida y protagonizada por Kate Winslet, Lee Miller está basada en el libro Las vidas de Lee Miller, escrito por su único hijo, quien nos descubre a la reportera en la Segunda Guerra Mundial cuando en sus últimos años ya sólo se dedicaba a cocinar, llegando a ser una toda una chef.

Apenas un largometraje puede acercarse a tal personaje, y bien puede ampliarse con la lectura de la confesión familiar de la que parte y completarse con la novela homónima de Marc Lambron que cual documental y viaje vital se acerca a la “hermosa, rebelde y libre Lee Miller”. Además existe el más que recomendable cómic Lee Miller. 5 retratos (Liana Editoria), donde a través de unos dibujos que valen más que mil palabras, la ilustradora y autora Eleonara Antonioni repasa las etapas de Lee, reconstruyendo su figura más allá de su leyenda y legado. Pasando por todas esas vidas de Miller entre instantánea e instantánea, sin dejar de manifestar también la batalla interna de existencialismo vs. frivolidad en la que Miller siempre se encontraba.

Este reflejo de biopic que es Lee Miller presenta un tenue testimonio de recuerdos entre flashes y bombas. No obstante, merece verse; ya sólo por recordarla, recuperarla y revelarla, y aún computándose como otra película más sobre el nazismo del que nos creemos haberlo visto todo y tenerlo todo resabido, que quizás no tan bien aprendido, viviendo como estamos en un revivde extremismos políticos que podría cambiar, de nuevo, el mapa del mundo. 

Lee Milller pasó de ser portada de las revistas Vogue y Vanity Fair al protagonismo de un anuncio de higiene intima que asombró a la industria de la moda de aquellos locos años veinte. Lee atravesó la opulencia del capitalismo y la explosión del Crackviviendo tanto el glamour de París entre picnics en topless y charlas con Picasso, Jean Cocteau y Man Ray (si buscan imágenes del mito surrealista; en la mayoría verán la belleza, el estilo y buena pose de La Miller), como sobreviviendo a una guerra de mucho humo y muchas cenizas de género humano, mientras ella documentaba el papel de las mujeres durante el periodo bélico para las lectoras de una revista femenina y retrata a la par lo que verdaderamente estaba ocurriendo, evidenciando al mundo lo peor del ser humano.

La cinta nos sitúa en 1977 con la peculiar interview de hijo a madre, desarrollándose luego en dos tiempos; saltando de las fotos amontonas en cajas, a los recuerdos de de Lee Miller narrados en primera persona, desde aquella bohemia francesahasta el frente alemán, y vamos acompañándola por las ruinas de Londres y Berlín, pasando por París liberada, y siguiéndola a través de casas abandonadas, trenes retenidos y por supuesto, por alguno de los campos de exterminio como si fuera la primera vez -porque lo fue-. 

Lee Miller recrea algunas de las fotografías más reconocibles de la fotoperiodista, quedando bien plasmado en esos momentos de la preparación del encuadre, o cuando se dispara la cámara sin poder mirar, logrando ese instante de realidad y eternidad que implica cualquier fotografía, cuando casi se revela el alma de los vivos y muertos, cuando Lee casi atrapaba el olor y el hedor. 

Entre tanto, flashes de su vida íntima van apareciendo, casi perfilando su personalidad, y asistimos a las tensiones en los despachos de Vogue por publicar en la edición británica vs. americana, y al trasfondo de las relaciones con sus parejas, junto a los hombres que compartió su(s) vida(s); su marido y padre de su hijo, Roland Penrose (Alexandre Skarsgârd), y el fotógrafo David E. Scherman (Andy Samberg), quien estuvo con Lee en todo momento, logrando la icónica foto de la bañera privada de Hitler, el mismo día que el dictador se suicidó en su búnker. 

Contando con reparto internacional de brevísimas apariciones, destaca Marion Cotillard como Solange d’ Ayen (una noble y periodista vinculada a la Resistencia que fue gran amiga de Miller) y Enrique Arce encarnando a nuestro pintor malagueño más famoso. Claro que Kate es mucha Kate, y La Winslet luce y se luce en cada plano, dominando y regalándose un personaje tan atractivo como inspirador. 

Lee Miller era, fue y será de esas mujeres sorprendentes con un extraordinario destino que hizo avanzar el feminismo, arriesgando su realidad y testimoniando su tiempo con su mirada veraz que forma parte de la historia.
No duden en conocerla y reconocerla. 

Mariló C. Calvo 

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