LA ESPERA: El fantasma de la prosperidad

La espera es la nueva película de F. Javier Gutiérrez, un director de escasa trayectoria, porque no es fácil poner en pie en España los proyectos que pretendes, pero de filmografía exquisita. Porque eso es lo que era 3 días (2008), un thriller protagonizado por Víctor Clavijo y producido por Antonio Banderas. No tuvo prácticamente éxito de taquilla pero se convirtió, merecidamente, en una película de culto.

Tanto es así, que al anunciarse su siguiente proyecto en nuestro país (ya que entre medias hizo Rings, remake de The Ring, en Estados Unidos) éste que ahora se estrena, sus seguidores lo celebramos con alegría. Y una vez vista, lo cierto es que no defrauda: La espera es tan buena como cabía soñar.

La espera cuenta la historia de Eladio (de nuevo Víctor Clavijo al frente del reparto) y de su familia, su mujer (Ruth Díaz) y su hijo, un niño pequeño al que no le gusta demasiado su vida actual. Recientemente se han trasladado a una finca en un pueblo cuyo capataz les ofrecía un trabajo mejor, porque Eladio es guarda de finca y el responsable de la vigilancia en los puestos de caza. Se conoce bien ese mundo, sabe cómo funciona, lo que hay que hacer y cómo es más seguro llevar a cabo cada montería.

Pero un día recibe un soborno de parte de uno de los cazadores. Un buen soborno, imposible decir que no. Pero Eladio se niega. No lo ve seguro, no confía en que salga bien, y no lo acepta. Pero su mujer insiste porque les vendría muy bien. Se hace la vista gorda y fuera, que la familia lo necesita. Y Eladio termina aceptando. Y en ese momento comenzará un descenso a los infiernos como no podía haber imaginado nunca.

Una familia a punto de descender a los infiernos, en La espera
Una familia a punto de descender a los infiernos

La espera compitió en el pasado festival de Sitges y aunque no logró premio alguno sí que obtuvo el favor del público, que habló maravillas de ella. Y no para menos. Suspense opresivo y claustrofóbico en este western teñido de drama familiar con toques de género fantástico que hacen de ella un ejercicio superlativo en el que Víctor Clavijo vuelve a deslumbrar con su talento.

Su interpretación e impresionante. Físicamente hace gala de una transformación a la altura de esos míticos actores de Hollywood que han pasado a la historia por su cambio radical en la pantalla. El caso más claro que nos viene a la memoria es el de Christian Bale en El maquinista, pero Tom Hanks o Robert De Niro también han llevado a cabo la hazaña y lo que hace Víctor Clavijo en La espera es digno de una admiración parecida.

También cambia la voz, y modifica su acento. Está irreconocible, y así tiene que ser. Porque todo en esta película es impactante y el trabajo de su protagonista ha de ir acorde con el conjunto. El guión es otra filigrana. Cómo va uniendo los cabos de cuanto andaba suelto, aquello que no se llegaba a entender… F. Javier Gutiérrez lo tiene todo pensado y lo casa a la perfección.

La tensión va en aumento y el suspense crece. Es inevitable. Todo ese infierno desatado ha de ir a algún sitio y ese lugar es aún más oscuro que todo lo anterior. A veces descubrir la verdad no es tan bueno como creíste. Ni tan liberador. Es peor de lo que aparentaba ser.

Con una fotografía espléndida de Miguel Ángel Mora, cargada de simbolismo, de esa fuerza de la naturaleza ocre, también ella nos mete de lleno en el western y nos traslada un estado de ánimo opresivo, de humanidad corrompida, de desierto sin horizonte.

La espera no es lo que esperas. Parece una obviedad pero es una certeza. No sabes por dónde va a ir, no imaginas los derroteros por los que transita. Y eso es bueno porque te descoloca, sales del cine -se merece verla en pantalla grande- noqueado. Ese gancho en la mandíbula no lo viste venir, pero es bienvenido. Porque cuando una película te arrasa de esa manera sólo puedes rendirte a ella, admitir que es sensacional y saludarla como otro hito en la carrera de un director hace años nos dio uno y que no se merece tardar tanto en darnos el siguiente.

Silvia García Jerez

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