LA GALLINA TURULECA: Nostalgia animada
La gallina Turuleca es una preciosidad. Una preciosidad de película, de personaje, de diseño como dibujo animado y de ramillete de valores que compartir con los más pequeños y que aplicarse los espectadores adultos, porque lo que transmite, a nivel de actitud, esta película es digno de llevar a la práctica en la vida de cualquiera que se acerque a ver la cinta.
La gallina Turuleca parte de una rareza entre la multitud para convertirla en una virtud entre la generalidad.
Es un animal que, al contrario que los de su especie, no es capaz de poner huevos y resulta ser el hazmerreír de sus compañeras y en el momento en que una bondadosa y simpática anciana se acerca a la caravana en la que su dueño las vende para otear un poco la mercancía su vida cambia.
Éste, provocado por las compañeras que quieren deshacerse de ella por ser diferente, convence a la señora de que Turuleca es la mejor y mayor ponedora de huevos de todas las que tiene, e Isabel, que así se llama la mujer, no se lo piensa dos veces y se marcha con su compra tan encantada mientras las gallinas y su dueño celebran habérsela quitado de en medio.
Isabel observará que la gallina no responde a las expectativas y llama al vendedor para contarle su frustración, pero en lo que éste llega a su casa para hacer el cambio Isabel decide darle una nueva oportunidad a Turuleca. Le pondrá música. Y la gallina… ¡canta!
Dicho descubrimiento hará que Isabel se niegue al cambio cuando su antiguo dueño llega a su puerta. Esa gallina es única y la compró ella, así que ella se la queda. Pero ya en plena convivencia con su nueva adquisición, Isabel sufre un accidente que la dejará en muy mal estado. Una ambulancia acude en su ayuda e inmediatamente se la lleva a un hospital de la ciudad.
Pero Tutuleca quiere encontrarla. Isabel la ha salvado y ahora la gallina quiere devolverle el favor y traerla de nuevo a la casa, sana y tal y como era. Para eso, Turuleca no lo tendrá fácil, pero en su camino encuentra un circo que está en las últimas aunque al que, de irle bien, tiene planeado ir a la ciudad para actuar a lo grande.
Lo malo es que el público no pasa por taquilla y el malvado Armando Tramas está a punto de arrebatárselo a su dueño por impago. Hasta que Turuleca entra en acción para, con su canto, revolucionar el circo y atraer al público que necesitan.
La gallina Turuleca tiene un argumento que bien podría valer para todas las edades. Buenos contra malos. La mayoría de las películas que vemos cuentan esto, en mayor o menor medida, en un universo u otro, pero este film de animación en 3D está especialmente enfocado al público infantil, a los, de verdad, más pequeños de la casa. A esos niños a los que normalmente no se les dedican las películas porque son demasiado pequeños para constituir una audiencia taquillera. Pero ahora, y gracias a esta gallinita maravillosa, los niños que empiezan a ir al cine tienen un título por el que poderse interesar.
Y se trata de una gallina muy especial para sus padres, porque no es otra que La gallina Turuleca que tanto cantaron los Payasos de la tele, con Miliki al frente, durante la infancia de sus progenitores.
Es que es una película que abarca tres generaciones, o cuatro, incluso, si me aprietas, afirma Víctor Monigote, uno de los dos directores de la cinta. El que la película se desarrolle en un circo es casualidad, pero luego vimos que era muy bueno para hacerle un homenaje a los Payasos de la tele. Aunque lo que quería hacer era un homenaje al personaje en sí, porque tiene unos valores que me interesan mucho, no es un superhéroe. Tiene cuerpo de sardina, despeluchada, feúca, no la quiere nadie y que ese sea el protagonista me apetecía mucho.
También en el film se hace referencia a otra de las míticas canciones de los Payasos, el Hola, don Pepito, hola don José, lo cual no quita para que la música de la película esté en otros tramos completamente actualizada y haya temazos de discoteca que la gallina se lanza a bailar en cuanto suenan. Aquí lo importante es que prime la alegría, y Turuleca tiene para todos, solo hay que seguirle el ritmo.
A Turuleca le pone la voz Eva Hache, que es la primera vez que protagoniza una historia de animación: Yo he ido aprendiendo sobre la marcha, porque no soy profesional del doblaje y siempre pienso que habrá un director que lo tenga más claro que yo, y como actriz soy muy maleable, empezamos desde el principio, y como en animación puedes grabar cronológicamente, íbamos muy poco a poco desde cómo empieza a hablar la gallina para poder hacer un arco dramático con la voz cuando ella pasa de bebé a niña y hasta casi adolescente.
José Mota, por su parte, es la voz de Armando Tramas, el villano del film. Lo cierto es que impone mucho y no necesita gritar para lograrlo, con susurrar ya da miedo. Mota, un especialista en el doblaje de animación nos cuenta que Querían un malo con la voz así –y la cambia un instante recordando el personaje- aquí abajo… volviendo a su voz habitual continúa: y probamos, probamos, hasta que vimos que molaba. Y yo me sentía cómodo y así lo hicimos. Realmente, no tiene más misterio.
La gallina Turuleca es un espectáculo. No solo en sí misma, por introducirse en el mundo del circo, sino porque desde que comienza ya estás enganchado a su dibujo, a su diseño, a su narrativa tan asequible para niños y mayores y a su mensaje, tan bonito para estas fechas navideñas y para cualquier fecha que se precie, porque los valores positivos son los que deberían prevalecer más allá de que estemos en los días en que concluye un año y empieza el siguiente.
La música, el descubrimiento del primer amor, el tener la convicción de saber que ayudar a los demás forma parte de ti, el devolver favores que te han hecho la buena persona que eres, todo eso los más pequeños lo van a ir asimilando a medida que la película avance.
No diremos que lo aprenderán viéndola porque ya deberían ir con esas nociones de positivismo desde casa, con lo que papá y mamá les vayan inculcando, que desde que se nace ya se aprende, aunque parezca que no, y la película ha de consolidar desde la pantalla lo que ellos ya deben intuir que es correcto.
Y todo ello lo muestra La gallina Turuleca con un diseño de personajes maravilloso, en los que ninguno de ellos, no solo la gallina, se escapa de ser una preciosidad visual. Porque la anciana Isabel es también una abuelita ideal, y el villano un malo de película, pero al que no da miedo mirar, únicamente tiene los rasgos que caracterizan un personaje oscuro.
Desde el cartel la gallina nos sonríe y nos invita a entrar al cine a verla. Y sabemos, cuando lo vemos, que se trata de un personaje latino, español en coproducción con Argentina, país del que proviene su nombre, aunque aquí se la conociera durante mucho tiempo como la gallina Tutuleta. De hecho, Armando Tramas confunde su nombre para dejarle claro al espectador que no es así como ha de decirse. Por lo tanto, ya desde el cartel podemos advertir que no es un personaje de un estudio norteamericano.
Se nota para bien, Turuleca es más nuestra, de una cultura con la que hemos crecido, la de una gallina que es de casa y a la que la película quiere acercarse para traerle de vuelta al personaje a la audiencia que la conoce y para despertarle el amor hacia ella a la que no. La gallina Turuleca se hace querer, y los niños la adorarán.
Silvia García Jerez