FITUR 2024: Un mundo inabarcable
Fitur 2024, que se ha celebrado del 24 al 28 de enero, ha sido sensacional. La feria de turismo más importante del año se supera a sí misma. Y se ha notado en el récord de asistencia, tanto de profesionales y prensa como de público. Más de 153.000 profesionales, 3.000 más de los previstos, y 97.000 personas de público general, entregadas a los stands y a las experiencias que allí ofrecen, que son muchas, variadas, buenas y divertidas. Es imposible imaginar a nadie que salga decepcionado de esta feria.
Este año, catas (nosotros accedimos a Corona con miel y almendras de la comunidad valenciana, Pupusa salvadoreña -una tortilla gruesa hecha a base de masa de maíz o arroz con chicharrón (carne de cerdo)-, un café asiático murciano -con leche condensada y brandy- y un chupito de mezcal de Oaxaca, México, tal vez excesivamente fuerte), bailes regionales, tanto en los stands como por los pasillos de los pabellones, paseando y cantando entre los visitantes, actuaciones musicales, concursos, sorteos, pintura corporal artística sobre personas desnudas vestidas con esa pintura, reparto de palomitas, piña colada… Fitur no sólo invita a conocer el mundo a través de sus viajes y sus folletos explicativos, también supone un acercamiento de todas las culturas a los pabellones en los que se celebra.
Que son casi todos dentro del recinto de Ifema. La Feria Internacional del Turismo cuenta con más de 8.500 empresas expositoras y están repartidas a lo largo de 8 de los 9 pabellones centrales, por continentes. Los números 9, 7 y 5, siempre impares o pares en la misma columna de pabellones, estaban dedicados a España, con la comunidad autónoma de Andalucía como única protagonista en el 5. El 10 y el 8 eran para empresas, unos pabellones fascinantes en los que las mayores empresas del planeta se han dado cita: hoteles de lujo, marcas de aviación con simuladores, tanto de cabina como de asientos para pasajeros, sobre todo en clase Business. El 6 era para Asia-Pacífico, el 4 para Europa y el 3 para África. El 2 quedaba habilitado para atender a la prensa. Pero un pabellón menos no hacía la feria menos extensa. Ha habido sitio para todo y para todos.
De hecho, exprimir a fondo Fitur 2024 ha llevado tiempo, en un par de horas es imposible ver todo lo que allí se concentra, cuanto hay expuesto y a disposición de los visitantes. La Cronosfera ha hecho varias incursiones en la feria para poder verla bien, y nos hemos dejado cosas por experimentar, de tan grande que es y tanto que puede verse. Hay largas colas para acceder a todo, desde a experiencias en Realidad Virtual hasta inmersivas, colas para las catas, para el reparto de productos, ya sea palomitas o bolsas a en las que introducir los folletos. Todo vuela y tienes que ser rápido si no te quieres quedar sin ellas.
Si comenzamos a separar los pabellones, los 9 y 7 de España han sido fabulosos. Comunidades autónomas como Madrid o la Castilla-La Mancha ofrecían unas experiencias muy particulares. En el stand de la capital pudimos ver un pasillo con paneles con pantallas. En unas simplemente había fotos de lugares de los municipios pero otras eran interactivas: tenían una cámara en la parte de arriba para que quien estaba en la conexión al otro lado, en un lugar de Madrid que la persona te aclaraba, pudiera hablar contigo. Era muy curioso. Pasabas por el pasillo y de repente alguien te llamaba, te detenía, alguien desde una pantalla te hablaba, a ti, para que le contaras cómo estaba siendo la experiencia en Fitur y para explicarte dónde estaba, para que te entrara el gusanillo de visitar ese lugar. Y en el de Castilla-La Mancha te podías adentrar en el laberinto de los cuentos, sobre todo el de Alicia en el País de las Maravillas, con todo su universo representado, incluso con actrices dando vida a su personajes. Diversos arcos a modo de puertas te daban acceso a ese laberinto, que a su vez te llevaban a los mostradores de cada provincia, con vídeos alusivos proyectados en unas cabinas a las que podías entrar por medio de una llave silueteada. Alicia en el País de las Maravillas en estado puro. Un stand precioso, de los mejores de la feria.
Tampoco se quedaba atrás el de Asturias, igual de bonito que el del año pasado. Ya entonces era una preciosidad y no ha bajado su nivel porque no ha cambiado. Y muy llamativo fue el de La Rioja, en el que vimos a un pintor realizar cuadros con vino. Espectaculares. Te quedabas impresionado observando lo que era capaz de hacer, desde plasmar pueblos enteros hasta reproducir con exactitud y precisión una catedral. O un ave o lugareños bailando en lo que supusimos eran las fiestas de San Mateo, con sus vestimentas típicas de la comunidad. No se le resistía ningún tema, todo podía quedar reflejado en sus enormes lienzos de manera admirable. Una delicia de stand, muy recomendable.
Sí, es que es una gozada para el visitante encontrarse con que un stand está especialmente cuidado, con decoraciones alusivas al lugar que promocionan. Pasar el por el Nerja, en Málaga, es fabuloso. Andalucía cuenta con su propio pabellón, como ya hemos dicho, el número 5, tal vez el más flojo de la feria, demasiado espacio para lo que allí se exhibe y se muestra. Encontramos en él actuaciones musicales, bailes, catas de bizcocho marroquí de Écija que no llegamos a probar, o una exposición de obras artesanales, así como una enorme instalación en la que tenía lugar una experiencia inmersiva previa petición -apuntándote en la lista-, y realizando la cola correspondiente. Una instalación que contaba con una cabeza, unas manos y un caballo como llamativas decoraciones exteriores para que el público se fijase en ella. Pero no había pérdida. Subieras a hacer la experiencia o pasaras por el pasillo para cambiar de pabellón, te ibas a querer hacer una foto con el conjunto. Pero al comienzo de este párrafo estábamos en Nerja, que tiene stand aparte, y éste recreaba tanto un fragmento de las cuevas famosas del lugar por la serie Verano Azul, como unos balcones del pueblo y el emblemático Balcón de Europa, junto al que podíamos encontrar una figura de Chanquete, el mítico pescador de la serie al que interpretó el actor Antonio Ferrandis. Stands así son muy de agradecer, le dan a Fitur un sabor especial.
Y cómo no, el de Murcia. Con varios vídeos de la región y promoción, en una fotografía a modo de valla publicitaria, de Carlos Alcaraz, el maravilloso tenista que ha puesto El Palmar en el mapa mundial. Este año es especial para la comunidad autónoma porque Caravaca de la Cruz, su famoso municipio, celebra en 2024 su año Jubilar y por lo tanto es centro de turismo religioso. A Caravaca de la Cruz se le concedió hace más de una década un Año Jubilar Perpetuo y éste se celebra cada 7 años. El stand de Murcia recordaba que 2024 es uno de ellos y podías, además de coger información en sus mostradores, asistir a una procesión con las gafas de Realidad Virtual. Nosotros vimos una de Lorca y nos quedamos extasiados.
Cambiamos de pabellones. Cruzamos por la mitad de Ifema, llena de gente también, de terrazas con público consumiendo o sentado en los bancos situados entre los pabellones de la izquierda, los impares, y los pares de la derecha. Vamos a los números 10 y 8, reservados para empresas. Diferentes hoteles de lujo a lo largo del mundo estaban allí representados, o empresas de aviación como Iberia a cuyos simuladores de vuelo podías subir tras hacer la correspondiente cola y también podías probar las delicias de las nuevas butacas transformables en camas de Primera Clase de AirEuropa, denominadas Plusgrade. Una maravilla para volar a tus anchas.
Ahora pasamos a los pabellones de Europa y de Asia. Los dos muy interesantes, con amplios stands para Italia o para París, en concreto para su parque de atracciones Disneyland, que incluía una réplica de un barco con una cabina en la que los visitantes, al entrar, podían vivir una experiencia inmersiva en los parques de Disney, incluyendo el de Orlando. No parece necesario tener que venderlos, pero nunca viene mal enseñarle a los potenciales viajeros qué podrán encontrar en cada uno. También nos llamó la atención, en el stand de Portugal, un precioso vestido de filigrana de Gondomar. Todo el que pasaba a su lado se quedaba prendado porque era una maravilla. Y en Asia también había qué admirar, en concreto unas preciosas sombrillas en el stand de Tailandia, que te regalaban previa elección del color y tras una considerable cola de no menos de media hora para que sus dos artesanos decoraran la tuya. Te la daban con las precisas instrucciones de no cerrarla en media hora para que tuviera tiempo de secarse. Por lo tanto, decenas de personas se paseaban por el pabellón dando vueltas a las que llevaban en sus manos. Y hablando de manos, en el stand de Ghana te pintaban la que les dieras con una pintura de henna dorada preciosa y te hacían una filigrana que era la admiración de todo el que la contemplaba.
Y cómo no mencionar algo fundamental en Fitur 2024: el país invitado ha sido Ecuador. El país socio de esta feria del turismo para atraerlo de cara a su apertura internacional. Un stand cuidadísimo, maravillosamente decorado con flores, que eran un verdadero reclamo para quienes por allí pasaban, y en el que podías encontrarte con una mujer ataviada como una chola cuencana, el traje típico de las mujeres de la ciudad de Cuenca, en el sur de Ecuador. Un photocall para los visitantes en el que todo el que quería hacerse una foto con ella podía usar uno de los sombreros que tenían preparados en un perchero. Y a sonreír. Una mujer encantadora que te contaba con detalle en qué consistía cada parte del vestido que llevaba puesto. También para conocer estos entresijos de la cultura de los países sirve esta feria.
Como podéis comprobar, éste Fitur 2024 ha demostrado que vivimos en un mundo inabarcable en el que tanto nos queda por conocer, por mucho que conozcas ya, tantos países a los que viajar, incluyendo el nuestro, que a veces dejamos aparcado por cercano y es el gran desconocido, superado casi siempre por otros que brillan mucho más lejos. Fitur 2024 ha sido una ocasión perfecta para recordar todos esos lugares que tienes pendiente visitar y descubrir aquellos a los que no sabías que querías ir.
Silvia García Jerez