EL EXORCISTA: CREYENTE: Doble posesión

El exorcista: Creyente es la nueva entrega de la saga que comenzó con la mítica película que dirigió el recientemente fallecido William Friedkin, con Linda Blair y Ellen Burstyn como hija poseída y madre desesperada respectivamente. Corría el año 1973 y aún se la considera la mejor cinta de terror jamás rodada. Con razón.

Posteriormente llegaron El exorcista II: El hereje (1977), El exorcista III (1990) y El exorcista: El comienzo (2004). David Gordon Green, responsable de La noche de Halloween (2018), Halloween Kills (2021) y Halloween: El final (2022), desembarca en una franquicia distinta, también imprescindible dentro del género, para darnos otra historia en la que recupera a aquella madre de la cinta original y a su intérprete, la actriz Ellen Burstyn, y lo hace dándole un papel secundario que sirva para orientar a quienes ahora sufren la posesión.

Y son dos niñas, casi adolescentes, las que van a ser portadoras de la entidad demoníaca. Es lo que tiene ir juntas a los sitios, que a veces lo que ocurra les pasa a las dos. Angela (Lidya Jewett) y Katherine (Olivia O´Neill) son amigas de clase y deciden, una tarde, adentrarse en el bosque, sin saber que no van a volver. No ese día. Para ellas ha sido un rato pero en realidad tanto sus padres como la Policía se han pasado tres días buscándolas. Y cuando aparecen nada vuelve a ser como antes.

Tanto Angela como Katherine están muy raras y su actitud no va a mejor, todo lo contrario. Hasta que los síntomas de la posesión que han sufrido se hacen evidentes. Y es entonces cuando la medicina no puede intervenir, han de ser curas preparados para efectuar exorcismos. Los que sean necesarios. Uno, dos o tres. Quien sepa hacerlos, quien conozca el rito que se requiere ahora, que ayude y lo ponga en práctica.

Detalle de uno de los carteles promocionales
Detalle de uno de los carteles promocionales

El exorcista: Creyente, a pesar de lo que pueda parecer, no defrauda. Obviamente no es tan excelsa como la original, por supuesto, pero más allá de que tengamos de vuelta a Ellen Burstyn, nexo de unión con el nacimiento de la saga, podemos extrapolarla a cualquier película de posesiones y, como tal, resulta ser muy interesante por los elementos curiosos que aporta.

Para empezar, la primera hora es espléndida. No recorre los mismos caminos de siempre. Su prólogo puede exasperar pero necesitamos saber de dónde vienen los personajes a los que vamos a acompañar. Una vez conocemos sus puntos de partida vamos con la actualidad, con las niñas sobre las que va a girar el relato. Y la atmósfera se enrarece antes incluso de que veamos los primeros síntomas de posesión, pis incluido, claro guiño al clásico del que todo surge.

Y después está su parte final, que suma varios aciertos. Aciertos que no vamos a desvelar aquí, pero que resultan muy evidentes, entre ellos el feminismo que destila la película frente a lo que cabría esperar de la realidad. Lo malo, si queremos vérselo, es la parte central, el desarrollo de la posesión, que es algo más convencional de lo que el inicio de la película indica. Pero ya se sabe que las posesiones, al menos en el cine, también pasan por sus fases.

El exorcista: Creyente, hay que insistir en ello, no es la joya de la que parte, pero sí una producción entretenida que da lo que promete y por partida doble. Y que su inicio esté tan alejado de los moldes del género le sienta estupendamente. Por momentos desconocemos los derroteros por los que va a llevarnos, y eso es bueno en un tipo de películas cuyos mapas nos sabemos de sobra. Llegar al nivel de la realizada por Friedkin es imposible, pero sí se puede conseguir una película solvente que proponga algo nuevo dentro del género. Y David Gordon Green lo ha logrado.

Silvia García Jerez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *