ENTREVISTAMOS A LA ACTRIZ MARÍA PUJALTE
En Entre Rojas (1995) era Cata, una presa que compartía cárcel con múltiples personajes interpretados por actrices consagradas como Cristina Marcos, que por entonces ya había triunfado gracias a Todos los hombres sois iguales, o Penélope Cruz, que solo tres años antes había despuntado en su primer largometraje, Jamón Jamón y en el título que le siguió, Belle epoque. Entre Rojas le dio a María Pujalte su primera nominación al Goya, como mejor actriz revelación, y nos descubrió a la intérprete que más adelante veríamos en Insomnio, Los lobos de Washington, A mi madre le gustan las mujeres o El lápiz del carpintero, la cinta que le proporcionó su segunda y hasta ahora última candidatura al Goya. También se ha paseado por la pequeña pantalla en series de televisión como Periodistas, 7 vidas o Los misterios de Laura, exitoso ejemplo de género policíaco que fue objeto de un remake norteamericano, protagonizado por Debra Messing y emitido por Cosmopolitan Tv.
Pero María está de actualidad por una comedia que la une a un reparto tan estelar como su propio nombre: Belén Rueda, Eduard Fernández, Fele Martínez o Diego Peretti entre otros son los rostros que dan lustre a La noche que mi madre mató a mi padre, una locura de principio a fin, una cena que tiene el propósito de dar luz verde a un proyecto cinematográfico
llena de momentos divertidísimos y de giros inesperados que participa en la presente edición del festival de Málaga, certamen en el que la enorme ovación que recibió hace pensar que puede ser incluso galardonada con algún premio cuando éste finalice. La Cronosfera habló con María Pujalte, pero no lo hizo allí, sino en la presentación de la película en Madrid.
La Cronosfera.- ¿El rodaje ha sido tan loco como la película?
María Pujalte.- Sí, dentro de que teníamos que rodar en muy poco tiempo, porque rodamos en cinco semanas y había que sacar mucho trabajo adelante. Había que rodar de noche y una cantidad enorme de planos, porque necesitas muchos para luego montar, así que había que estar muy finos. Pero cuando haces comedia te tienes que divertir mucho para que luego quede reflejado en la película. Fuimos una piña todos y la verdad es que disfrutamos mucho. Probábamos muchas cosas y surgían otras nuevas que se añadían… Hubo muy buen ambiente de trabajo y también entre los departamentos. Hubo mucha armonía y eso también propició que se sacara el volumen de trabajo tan grande que teníamos para esas pocas semanas. Fue un rodaje muy bonito.
L.C.- ¿Hubo tiempo para ensayar?
M.P.- Eso fue antes de empezar el rodaje. Ensayamos en casa de Inés para llegar con parte del trabajo hecho porque era necesario ensayar juntos y conocernos antes y muchas escenas llevarlas ya pensadas.
L. C.- Tienes un personaje fantástico, ¿cómo lo ves tú?
M.P.- El personaje se muestra absolutamente contradictorio con respecto a lo que ella misma predica. Esto es algo que en la vida pasa mucho. A ella no le gusta nada perder el control, es lo que dice al principio de la película, y luego la vemos completamente descontrolada. A lo largo de la película, en diferentes fases, de diferentes maneras y teniendo diferentes reacciones, ninguna de ellas con control alguno. También porque hay una situación muy extrema que la sobrepasa y, cómo no, resulta muy divertido.
L.C.- Entre todos los actores españoles que se unen en el reparto encontramos al argentino Diego Peretti, ¿cómo ha sido trabajar con él?
M.P.- Diego es un maestro de la comedia. Es un actor que lleva la comedia incorporada. Es una mezcla entre un payaso (María nos dice «un clown», así en inglés) y un actor hiper natural. Actúa de una manera muy sencilla. Era una gozada trabajar con él, lo hacía todo fácil. Una sola mirada suya ya resulta comiquísima. Además, ayudaba mucho cuando surgían problemas. Tenía una manera de enfrentarse al trabajo muy suave, que relajaba mucho.
L.C.- La comedia surge en esta película de momentos muy duros. Eso para un actor, ¿es un placer o un reto?
M.P.- No son contradictorios el placer y el reto. Para mí la comedia es mucho más interesante y más divertida cuando hay algo muy serio. Esta película no plantea nada nuevo, todo en ella es un clásico, en el sentido de que cuanto más sufran los personajes y más extrema sea la situación, más risa provoca. Entonces, como el guion estaba muy bien escrito, el reto era estar a la altura de lo que Inés quería contar. Con mucho placer.
L.C.- En esta película el cine es un tema primordial. ¿Cuánto hay de real en todo lo que aquí se critica?
M.P.- Hay una mirada muy irónica hacia nuestro mundo porque mucho de lo que pasa tiene que ver con lo que ocurre en él. El espectador que conozca nuestro mundo, y sus avatares, se reirá de unas cosas, y el que no lo conozca da igual porque asistimos a una comedia de enredo que en este caso son gente del cine y con un motivo profesional, pero esa no es condición para que la película no te enrede, te líe y te divierta. Yo creo que lo que plantea Inés es muy verosímil. Es decir, que aunque no haya sucedido, es verdad. (Risas)
L.C.- ¿Qué fue lo más difícil de hacer?
M.P.- Hay dificultades de todo tipo, desde los ritmos hasta el tono. También hay cosas técnicas que son especialmente difíciles porque cuando empieza a comer ensaladilla como una loca, meterte los bocados enteros de ensaladilla en el paladar mientras hablas tiene su complicación. Y bebes whisky, y eso técnicamente es difícil, porque tienes que mantener el ritmo y hablar cuando te toca… Todas las secuencias tenían su dificultad y a la vez eran muy divertidas.
L.C.- La película parte de una familia numerosa, ¿cómo se ve desde dentro?
M.P.- El planteamiento de la película es ya un lío de ex varios, de este que está casado con ésta pero fue marido de esta, y luego están los hijos, y todo forma parte del lío. A toda esta gente la empiezas a conocer al principio de la película y vemos entonces quién es cada uno. Yo creo que responde a una realidad contemporánea. Hay muchas familias así ahora, cada vez más. Entonces creo que también es un aliciente, un motivo más para que el público se sienta identificado y se ría.
L.C.- ¿Cómo ha sido la presentación de la película en Málaga y cómo crees que el público la recibirá cuando se estrene el día 29?
M.P.- En Málaga la recepción ha sido muy buena. El público la ha disfrutado mucho, hubo una ovación muy larga, y han escrito cosas muy bonitas sobre la película. Todos esperamos que funcione muy bien, que vaya mucha gente a verla y que guste y que se rían. Todos queremos creer que va a ser así, pero la bola de cristal no la tenemos y esto no es un negocio seguro hasta que el público no dice que sí. Nosotros estamos emocionados con lo que ha sucedido hasta ahora y estamos muy esperanzados de que siga siendo así porque es muy divertida, porque cuando ya crees que no puede pasar nada más pasa algo mucho más loco y extremo que lo anterior y yo creo que es un regalo. Para nosotros ha sido un regalo hacerla y esperemos que el público esté de acuerdo en que también lo es para él.
Silvia García Jerez