ELEMENTAL: Pixar a años luz de Pixar

Elemental, la nueva película de Pixar, Disney Pixar, que se estrena en cines, ésta vez sí, no como con Soul, Luca o Red, que fueron directamente a su plataforma, nos habla, como bien indica su título, de los elementos de la naturaleza. Pero en realidad no de los cuatro (Tierra, Aire, Agua y Fuego), sino que centra su historia en los dos últimos, en la incompatibilidad de que puedan estar juntos, aunque sus protagonistas, Candela y Nilo -grandes nombres para su versión española, por cierto- no puedan tener una relación por motivos evidentes.

Pero sus vidas se entrecruzan y Nilo intentará ayudar a Candela en su propósito de salvar la tienda familiar, de manera que gracias al tiempo que pasan juntos se dan cuenta de que a lo mejor las barreras insalvables que los hacen incompatibles, en realidad no lo son tanto. No es que sus diferencias no sean enormes ni que no puedan dañarse mutuamente, pero la paciencia y el conocimiento del otro siempre atenúan las barreras. Y tenemos que aprender a sortear las dificultades que nos pone quien aparentemente no cuadra con nosotros.

Candela junto a un personaje de Tierra. Elemental
Candela junto a un personaje de Tierra

Elemental, más que una película es una moraleja, un cuento del que obtener una enseñanza para, además de hacernos pasar un buen rato, o eso es lo que su productora pretende, salgamos de la sala con un aprendizaje interiorizado. Lo malo es que más allá de eso, no consigue otra cosa.

Elemental ha sido un fracaso en la taquilla de Estados Unidos. Con un presupuesto de 200 millones de dólares, en el fin de semana de su estreno allí, el pasado 18 de junio, recaudó 30, y en su global desde entonces apenas ha superado los 100.

Se habla de crisis de creatividad, y hay que darle la razón a quienes afirman que existe tal cosa en Pixar. Sus últimos títulos, los antes citados, más éste mismo, que se verá antes en salas que en la plataforma, están muy lejos del esplendor que supusieron Toy Story, Monstruos S.A., Ratatouille, Wall-E o Up, por citar sólo algunas de las grandes joyas que nos ha dado el estudio que dirigió con tanto acierto John Lasseter. Lasseter fue un genio, pero las acusaciones de acoso sexual que algunas de sus empleadas vertieron sobre él, y que él mismo reconoció, acabaron con su contrato en 2018 y desde entonces el estudio no ha dado luz verde a sus mejores películas.

Y con Elemental tampoco se han lucido. La dirige Peter Sohn, responsable de El viaje de Arlo, tras haber estado al frente de los story-boards de Buscando a Nemo o Los increíbles, todas ellas producidas por Pixar, por lo que Sohn no es un principiante en la compañía. El guión no lo firma él, eso sí, son John Hoberg, Kat Likkel y Brenda Hsueh los encargados de escribirlo, y hay que reconocer que les ha quedado una historia llena de tópicos y plagada de lugares comunes que no aportan nada a las aventuras de personajes dispares que se acaban entendiendo porque la situación los obliga a ello. Es demasiado de manual, y si a eso le sumamos un diseño de personajes no demasiado atrayentes, con personalidades un tanto antipáticas y no muy acogedoras estéticamente, el resultado no es positivo.

Candela y la familia de Nilo. Elemental
Candela y la familia de Nilo

En efecto, Candela provoca cierto rechazo. Técnicamente es muy potente, se nota que han estado trabajando mucho en ella para que la llama que es su cara, que son sus brazos, se mantenga en continuo movimiento, como debe hacer el fuego. Pero el resultado es un tanto extraño. A lo mejor no provoca miedo, aunque serán los niños quienes decidan si se lo da, lo que sí genera es desconcierto, incomodidad. No es un personaje con el que se empatice fácilmente. Sí con su causa, pero eso no tiene nada que ver con su diseño. A Nilo le ocurre algo parecido. Tal vez su carácter simplón no ayude mucho a que se le acoja con más cariño, pero su forma de agua tampoco es precisamente un diseño brillante. Los mejores son los personajes de Aire, pero tienen tan poquito espacio en la película que hay que estar muy atentos para verlos.

Tierra y Aire aparecen casi en cameos y mientras Tierra no está tampoco demasiado inspirado, Aire sí es fabuloso. Pero lejos de ser secundarios, los personajes hechos de aire parecieran escondidos en el guión, forzados en el relato, metidos con calzador. Las pocas escenas en las que están incluidos no tienen mucho sentido, y eso lastra también Elemental, que tiene alguna idea espléndida pero tan esporádicamente que no son capaces de elevar el nivel de una película que, de por sí, tiene muy poquito.

Su mayor acierto es la banda sonora. Compuesta por Thomas Newman (El juego de Hollywood, American Beauty, La milla verde, Skyfall.. o Wall-E.) ha conseguido 15 nominaciones al Oscar pero no ha ganado ninguno. Y es un grande. Su trabajo en Elemental es, sencillamente, espectacular. Utiliza música con aires tribales para sumergirnos en este universo y lo cierto es que es una gozada escuchar su partitura. Es lo mejor de una cinta que deja claro que Pixar necesita ideas portentosas, de esas que nos impresionaron hace años con su originalidad en los planteamientos y su audacia a la hora de crear personajes, con esos ingeniosos guiones que desarrollaban los acontecimientos con una lucidez extrema. Ahora están muy lejos de aquel camino iniciado por John Lasseter y sus productos se resienten, pasando de ser apoteósicos a meras propuestas de manual, de esas de las que ya nos conocemos todo antes incluso de que suceda en la pantalla. De Pixar esperamos mucho más porque nos los ha dado, pero hace demasiado que sus películas se escapan de nuestra memoria, se escurren como el agua del que está compuesto Nilo.

Silvia García Jerez

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