DEL REVÉS 2: La ansiedad llega a la adolescencia
En 2015, gracias a Del revés, conocimos, cinematográficamente hablando, cómo funciona la mente humana. Se trataba de una producción del estudio Pixar, que nos proporcionaba, con ella, una de las mejores películas de su historia. Brillante, divertida y muy original, nos sumergía en la mente de una niña, Riley, desde el momento en el que nacía hasta su adaptación a su nueva vida, cuando sus padres deciden mudarse a San Francisco.
Del revés nos presentaba entonces a las emociones de la pequeña: Alegría, Tristeza, Asco, Ira y Miedo, las cinco más primarias con las que un ser humano empieza a lidiar con su existencia y las situaciones a las que tiene que enfrentarse. Y sí, en efecto, no era una película destinada al público infantil. Su complejidad psicológica, su manera de mostrar cómo funcionamos por dentro, era un prodigio pero no al alcance, todavía, de los espectadores con la edad de la niña protagonista. Pixar, una vez más, demostrando que la animación no está, como muchos siguen creyendo, realizada exclusivamente para los más pequeños de la casa.
Y ahora, casi diez años después, llega Del revés 2, con nuevas emociones que presentarnos y que presentarse entre sí, porque las cinco que ya estaban al mando de la mente de Riley no las conocen tampoco. Irrumpen en la adolescencia de la niña como un huracán y se hacen con la personalidad de una chica que no sabe muy bien cómo enfrentarse al mundo, a su mundo, que comienza a ampliarse con nuevas amistades, nuevos deportes que practicar, nueva música que escuchar, nuevas experiencias, en definitiva. Todo se le hace a Riley muy cuesta arriba, pero para eso están Ansiedad, Envidia, Vergüenza y Aburrimiento, para hacérselo más fácil. Aparentemente.
Ansiedad irrumpe en su mente de una forma arrolladora, arrinconando incluso a las viejas emociones, enviándolas allí donde los recuerdos innecesarios pasan al olvido, y tendrán que recorrer el camino de vuelta a la central mostrándonos, de paso, porque ese es en realidad el cometido del universo de Del revés, cómo funcionan otras áreas del cerebro a una edad en la que éste cambia de una manera tan significativa. Riley, por lo tanto, se va a estresar muchísimo con cuanto le va a pasar en los próximos días y se va a dar cuenta de que hacerse mayor no es algo tan fácil.
Del revés sigue siendo genial en esta segunda parte. Es más de lo mismo, sí, porque la idea es adentrarse en el cerebro del personaje y saber cómo funciona a partir de la personificación de sus emociones. Sigue siendo un punto de partida apoteósico, sólo que ahora vamos a ver a la mente evolucionar ante el escenario de emociones más adultas que surgen a medida que Riley cumple años. Llevar a cabo una división entre las nuevas emociones y las antiguas, las que ya estaban allí, es el conflicto dramático que todo desarrollo de guión requiere. Y resulta, como ocurre con cada elemento de Del revés, un acierto.
A priori, esa división puede parecer rara porque porque la mente humana es, médicamente, como sabemos, un todo lleno de elementos que funcionan cada uno gracias a sus nexos con los demás, pero cinematográficamente hablando sirven como detalles que pueden utilizarse dramáticamente para ir resolviendo situaciones como si de una película de acción se tratara. Y el esquema resulta ser un buenos contra malos de manual. Al calificarla como ‘de manual’ no estoy criticándola, Del revés 2 no es potencialmente criticable, estoy trasladando el mapa de la mente humana a la construcción de la mejor estructura narrativa posible.
Porque aunque se trate de la mente humana las emociones pueden verse desde esa óptica, ya que unas son positivas y otras negativas. Y nosotros no siempre tenemos el control de las que nos hacen bien, por eso necesitamos médicos que nos ayuden a encarrilar lo que no funciona. En Del revés 2 el médico son los puntos de giro que van a ayudar a Riley a decidir lo que es mejor para ella, pero en la vida real no siempre es tan fácil. Por eso es tan fascinante asistir como espectador a una historia tan bien construida en la que cada emoción es reconocible. Nosotros mismos hemos actuado acorde con lo que hemos sentido gracias a ellas y ver, desde la butaca, hasta qué punto la representación en personajes del interior de la mente es acertadísima con respecto a lo que ocurre en la vida real es una gozada.
Y nos lo pasamos como niños. Por su parte, ellos, cuando crezcan y vuelvan a verla, entenderán la dificultad que supone la completa comprensión a esa edad de lo que Del revés 2 propone para ellos como, teóricamente, el público al que va dirigida la cinta.
Del revés 2 es una genialidad más que se agradece tras el estreno de la fallida Elemental. Volver a un universo que ya es un icono de Pixar era un reto porque hacer una película peor que una primera tan redonda rebaja el nivel del conjunto, pero lo cierto es que nada tiene que envidiarle esta nueva entrega a la anterior. Es igual de divertida, emocionante e inteligente a la hora de plantear las tramas, los personajes y de lograr que identifiquemos lo que le ocurre a Riley con la emoción que en ese momento está trabajando para equilibrar su vida. Está claro que si hacemos caso al famoso dicho de ‘segundas partes nunca fueron buenas’ y le damos de lado a ésta, nos vamos a perder una gran película.
Silvia García Jerez