DANGEROUS ANIMALS: Muerte en alta mar

Dangerous animals llega a nuestras pantallas justo a mediados de agosto, una película fresquita para el verano… protagonizada por un asesino en serie en alta mar.

Una cinta ambientada en un barco cuyo dueño organiza viajes para turistas a los que baja, de manera organizada y segura, en una jaula enorme con capacidad para varios a la vez, a ver los tiburones que se pasean por esa zona. Y una vez acabada la experiencia de la pareja que nos presenta, la sube, mata al chico y a la chica la secuestra. Ya tiene carne fresca para los próximos escualos que se acerquen al barco por la noche, en clara competencia con ellos por dilucidar quién es el mayor depredador, si el que nada en el agua o el que los admira desde el barco y se quiere asemejar a ellos. Así que nosotros tendremos que decidir cuál de los dos es el animal más peligroso, en referencia al título en español de la propia película.

Jai Courney, el villano de la película Dangerous animals
Jai Courney, el villano de la película

Sí, Dangerous animals cuenta la historia de un hombre (Jai Courtney) que se dedica a secuestrar chicas para dárselas a comer a los tiburones Y la de Zephyr (Hassie Harrison), una surfista que se cruza en su camino y acaba también secuestrada en el barco, del que debe escapar si no quiere acabar como las chicas que la han precedido.

Dangerous animals tiene la historia más sencilla del mundo, pero hasta un punto de partida tan simple y un desarrollo aparentemente convencional pueden convertirse en una gran película si detrás hay un guión que merezca la pena -escrito por el debutante Nick Lepard- y un director que la sepa trasladar a imágenes impactantes -Sean Byrne en la que es su tercera película como tal-, de tal manera que de lo que sería una Serie B más pasamos a una Serie B de lo más lograda.

Tanto es así que incluso pudo verse en una sección paralela a la Oficial en el pasado festival de Cannes. Obviamente no llamó la atención de nadie porque Dangerous animals no es una película para disfrutar en el festival de Cannes, pero habría hecho las delicias de los asistentes al de Sitges si se hubiera estrenado más adelante. Porque no es, como decía al comienzo, una película fresquita para el verano por mucha playa que aparezca, es una cinta con un asesino en serie obsesionado con los tiburones, y eso le da un cariz muy poco veraniego al título.

Sus creadores sólo requieren de una hora y media para estresarnos a lo grande, para meternos la angustia en el cuerpo y hacérnoslo pasar mal. Y además lo consiguen. Es muchísimo mejor que otras tan aburridas como Infierno azul, con Blake Lively de protagonista, o que A 47 metros, en las que los tiburones también tenían una enorme participación. Dangerous animals alcanza otro nivel, ese en el que las películas, por muy pequeñitas que sean, son puro oro.

Hassie Harrison interpreta a la protagonista de la cinta Dangerous animals
Hassie Harrison interpreta a la protagonista de la cinta

Desde el prólogo la tensión es enorme, pero en ningún momento se baja. El film nos lleva exactamente a donde sus creadores quieren, y eso supone un viaje en el que varios personajes en distintas localizaciones van a tener un papel importante en el hecho de que las situaciones se vayan volviendo más y más oscuras. Y que una película nos llegue a asfixiar en escenarios tan abiertos es un mérito enorme. Sean Byrne, su director, y Nick Lepard, su guionista, han creado un producto de lo más estresante que funciona muy bien dentro del género, lo cual se agradece.

En Dangerous animals no hay gore, la sangre que vemos es más bien escasa, casi nula, porque no es una película que camine por esa senda, es un film psicológico que nos ahoga con su tempo, con el hecho de ver aparecer al psicópata que secuestra chicas y estar a expensas de qué va a hacer ahora. De por dónde nos va a salir. La verdad es que inicialmente parece ser una película que ya hemos visto muchas veces pero en esta ocasión está tan bien dirigida que nos asombra hasta qué punto es capaz de mantenernos en vilo gracias a un personaje maquiavélico que nos va a vapulear a base de bien.

Los giros con los que cuenta pueden llegar a ser previsibles, pero está tan bien rodada que aún así nos mantiene alerta, esperando a ver cómo se resuelven las situaciones que se crean. En un festival de cine fantástico y de terror oiríamos muchos aplausos en momentos concretos creados para ser recibidos con vítores en salas llenas del público más fan del género.

Dangerous animals es una Serie B a la altura de aquellas que le dieron fama a este tipo de producciones: bajo presupuesto, actores desconocidos, historia de terror o ciencia ficción de poca monta y resultados muy entretenidos. Actualmente es complicado ver una buena Serie B, casi todas las que lo serían hace décadas hoy tienen una evidente clase A, con una producción de superproducción que nos hacía pensar que las Series B de verdad habían desaparecido. Pero está claro que no, y es fabuloso encontrarse con una, y además en una sala grande, no estrenada directamente en plataforma. Eso deberíamos valorarlo y darle a la película la taquilla que se merece. Porque con pocas lo vamos a pasar mejor este verano, aunque sea a costa de pasarlo rematadamente mal. Pero quienes gustan del cine de terror es lo que buscan… se supone. Pues con Dangerous animals lo van a encontrar de sobra.

Silvia García Jerez

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