Contratiempo: las dos caras de la verdad

Contratiempo es el revés que sufre Adrián (Mario Casas) cuando es detenido en un hotel como el máximo sospechoso de la muerte de Laura (Barbara Lennie). Su carrera de empresario de éxito puede verse afectada por los acontecimientos si no consigue defenderse y para lograrlo contrata los servcicios de Virginia Goodman (Ana Wagener), preparadora de testigos y profesional clave para librar a Adrián de una condena que parece inevitable.

Contratiempo
Adrián (Mario Casas) le cuenta su historia a Virginia (Ana Wagener)

Contratiempo es un thriller, una película de misterio, con tensión constante, pero también un divertimento de lo más entretenido. Guionista de la estupenda Los ojos de Julia, la menos convincente El cuerpo y la decepcionante Secuestro, Oriol Paulo estrena ahora su película más redonda.
Contratiempo está protagonizada por un magnífico Mario Casas, como viene siendo costumbre en un actor cuya mala fama como intérprete no le hace justicia al excelente trabajo que ha realizado en títulos como Grupo 7, Carne de neón, La mula o Las brujas de Zugarramurdi. A él lo acompañan Bárbara Lennie, actriz que merece alabanzas, premios, reportajes, calles… y una Ana Wagener que siempre deslumbra aunque no tenga categoría de estrella.
A dicho trío hay que sumar una lista de secundarios de la talla de José Coronado, indispensable en el cine de Paulo, Paco Tous o Francesc Orellá, quien este año se ha consolidado en las pantallas televisivas nacionales gracias a la expansión desde TV3 de su serie Merlí al prime time de una de nuestras principales cadenas.

 

Laura (Bárbara Lennie) y Adrián, en CONTRATIEMPO

Todos juntos le dan a Contratiempo un evidente empaque de excelencia, pero la cinta no cuenta solo con buenos intérpretes, también puede presumir de un guion al que es fácil perdonarle los escasos patinazos que contiene, entre ellos diálogos demasiado literarios que deberían haber navegado más hacia la naturalidad que sus situaciones piden.
Pero la dirección es tan contundente que tales sombras son incapaces de oscurecer un bosque por el que el espectador camina con auténtico placer. Porque el recorrido hacia la verdad tiene un ritmo tan frenético con el que ir descubriendo cada pista, con el que saborear un caso lleno de aristas en el que nada es lo que parece, en el que una cara puede transformarse en otra, que los pequeños fallos que un guion que ha de funcionar como un reloj contenga, sean lo de menos.
Contratiempo es un hallazgo, una de esas películas que queriendo ver no es sencillo encontrar. Asistir a la resolución de un asesinato sin que tengas la sensación de que su procedimiento y las piezas que lo componen te son familiares hasta el aburrimiento, es menos común de lo que uno tiende a recordar.
Y es que se trata de un género, el detectivesco, tan agradecido, que título tras título se afronta con la mejor de las intenciones para caer después en la cuenta de que tampoco éste nos ha aportado nada. Pero no ocurre lo mismo con Contratiempo, porque todo lo que sucede en ella está bien enlazado y los giros no solo son apropiados sino que están perfectamente interpretados, circunstancia fundamental para lograr la credibilidad de la historia.
Contratiempo es uno de los mejores ejemplos de que pasar un buen rato en el cine no está reñido con ver una buena película, como tantas veces ocurre con cintas en las que no todos los aspectos están igual de cuidados y suelen primar la espectacularidad de sus estrellas por encima de una base convincente. Aquí las estrellas iluminan una panorámica que merece la pena ser contemplada.

Silvia García Jerez

2 comentarios en «Contratiempo: las dos caras de la verdad»

  • Oriol Paulo no es el director de Secuestro, Silvia; la dirige Mar Targarona.

    Respuesta
    • Gracias por la nota, ya está corregido. Espero que te gustara la crítica.
      Saludos

      Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *