HUGO SILVA: Un intercambio de pareja te puede hacer mucho daño
Rossy de Palma es impredecible, en el mejor sentido de la palabra, asegura Hugo Silva, uno de los cuatro protagonistas de El intercambio, comedia coral en la que comparte reparto con Pepón Nieto, Natalia Roig y la propia Rossy. La réplica que te da Rossy es la última que te puedes esperar. Tú te imaginas a Rossy mientras ensayas en casa: ahora me dirá esto. Y qué va. Tú te puedes imaginar algo que ella te va a dar mil vueltas.
Nacho le puso de nombre La dama indomable. Por eso, porque es salvaje, comenta Natalia. Pero no era solamente lo que dice Hugo, añade Pepón, es una maravilla de persona. Llega, besa a todo el equipo, se hace con el equipo en media hora, se aprende los nombres de todos los técnicos, va repartiendo amor y cariño. Es una estrella. Todo le queda bien, se pone un trapo en la cabeza y está graciosa. Es una artistaza.
Ignacio Nacho, el director y guionista de esta película, también pieza teatral, habla maravillas de Rossy, sobre todo cuando se le pregunta por las influencias del cine de Pedro Almodóvar en este título que ahora estrena: Yo no creo que esta película tenga nada que ver con Almodóvar salvo porque Pedro es un director muy auténtico con un sello personal. Yo intento ser también muy fiel a mi estilo y eso tiene contrapartidas. Cuando te saltas las normas tienes el riesgo de tropezar pero por otro lado sabes que estás haciendo algo genuino. También que Almodóvar descubriera a Rossy de Palma es todo un hallazgo para el cine universal, hay muchos directores que nos beneficiamos de ello.
Hablemos ahora de los intercambios en sí mismos, que son el concepto, y el hecho, que nos han traído hasta aquí. Para su creador, los intercambios son una fantasía que mucha gente tiene y pocos se atreven a exteriorizar con su pareja. Ese era un buen punto de arranque para la comedia.
¿Y los actores? ¿Harían ese intercambio en el que se centra y del que habla la película? Natalia Roig, Eva en la ficción, la mujer del Jaime al que interpreta Pepón es tajante al respecto: Yo soy muy antigua, yo no. También Pepón lo tiene claro: Yo tampoco.
En el caso de Hugo, la respuesta no lo es tanto, aunque en su tono y en su explicación posterior sí haya una sentencia contundente: Yo creo que ya no. (Risas) Nunca se sabe. Un cambio de pareja no es solamente un acto sexual, hay más cosas, de confianza, seguridad, de empatía… hay muchas más cosas y si solo lo miras desde el lado sexual te puede hacer mucho daño.
El intercambio, de por sí, habla del daño, el que ya arrastra la pareja formada por Jaime y Eva en una relación asfixiada por la rutina y a punto, tal vez, de romperse debido a la monotonía. Ignacio Nacho expone así el drama que los ha llevado a plantearse algo a lo que la sociedad se enfrenta muchas veces de manera frívola: Yo era muy partidario de que los personajes expresaran físicamente su sensación de claustrofobia en la relación, que lo llevaran a un espacio físico. Estamos hablando de una pareja que lleva muchos años de matrimonio y que de pronto decide hacer un intercambio de parejas para desentumecer la relación. Eso quería aplicarlo a la sensación de enjaulamiento que ellos tienen y por eso nunca los vemos salir al exterior. Incluso cuando están en el coche no los vemos salir de él.
Por último, es momento de hablar de sexo y de cine español. Resulta llamativo la cantidad de quejas que recibe nuestro cine al respecto del destape, de los desnudos y de las escenas de sexo que continuamente se le achacan, cuando las encuestas afirman que lo más visto en Internet es el porno, ¿por qué, según los reproches, el cine español no puede abordar ese aspecto de la vida?
Para Ignacio Nacho con el sexo tenemos un trauma que me recuerda a la época victoriana. Hay que romper ese tabú. Puede que haya alguien que salga de mi película diciendo: es obscena. Pero es una de las pocas en las historia del cine español en las que no se ve un pezón. Es absolutamente casta. En algún momento se dice la palabra follar, sí, pero ¿nos vamos a rasgar las vestiduras?
El porno sirve para lo que sirve. Y el cine y la cultura sirven también para lo que sirven, dice Hugo Silva. Si nos asusta a día de hoy una teta, que es lo que está pasando, que en algunas redes sociales están hasta prohibidas, vamos para atrás y vamos muy mal.
A este respecto, Pepón añade: Estamos en una época de mojigatería absurda. La gente tiene la piel muy fina. Ver un culo le parece terrible pero un asesinato encaja sin problema. Puedes ver un niño de un emigrante muerto en la orilla de la playa y lo ves y se publica en todos los sitios y no hay nada más obsceno, y los países siguen dando la espalda y mirando para otro lado cuando los refugiados solo quieren vivir tranquilamente en un sitio donde no les maten, y eso no les parece obsceno, y un pezón les parece algo terrible. Estamos volviendo a la Edad Media.
Silvia García Jerez