SOY NEVENKA: La mujer que hizo historia

Soy Nevenka cuenta el caso real de Nevenka Fernández, mujer pionera en la lucha por encausar a un político por acoso sexual en nuestro país. Nunca se había hecho algo así y ella, concejal de Hacienda en Ponferrada entre los años 1999 y 2000, sufrió un acoso tal por parte de su jefe, Ismael Álvarez, alcalde de la localidad por el Partido Popular, que acabó demandándolo, dimitiendo y ganando el caso ante el estupor de toda la sociedad española. Un estupor de tal calibre y un apoyo mediático tan escaso que a pesar de ganar el juicio tuvo que marcharse de España.

Algo tan desolador ha merecido, años después, décadas después, una película producida por Movistar+ y dirigida por Icíar Bollain, cineasta especialista en acercarse a perfiles de mujeres con una gran historia detrás, caso de la que fue la última protagonista de su filmografía, Maixabel Lasa -a al que interpretó Blanca Portillo-, mujer pionera también, pero en su caso en entrevistarse con los asesinos de su marido, Juan María Jáuregui, en los que se conocieron como Encuentros Restaurativos de la Vía Nanclares.

En Maixabel, película, Bollaín le da el papel de Luis Carrasco, el primer asesino con el que la viuda de Jáuregui se encuentra, a un desconocido Urko Olazábal. El actor, que había aparecido en cortos, series de televisión y alguna que otra película, pero sin realmente llegar al gran público, supuso un auténtico descubrimiento. La crítica y los espectadores se rindieron ante su trabajo y los premios en la categoría de relevación o de actor secundario comenzaron a llegarle. Aquel año, todos fueron para él. Merecidamente.

Nevenka Fernández (Mireia Oriol) jurando su cargo

Ahora, en 2024, ha vuelto a ponerse a las órdenes de Icíar Bollain en otro papel oscuro, aunque en este caso sin un solo atisbo de luz ni en su forma de pensar ni en su comportamiento. En tiempos donde el MeToo ha derivado en un feminismo que combate en voz alta el acoso sexual… -sigue existiendo pero cada día es más frecuente que se denuncie desde cualquier ámbito en el que produzca-, llama la atención el caso de la primera mujer que lo llevó a cabo. Y en un entorno de un poder tan marcado como es el político.

Urko Olazábal interpreta Soy Nevenka a aquel Ismael Álvarez que acosó e intimidó a Nevenka Fernández, una jovencita, recién llegada a la política, a la que le dio el máximo cargo que una economista puede conseguir en un ayuntamiento. Y Mireia Oriol hace lo propio con Nevenka, a la que le aporta una mezcla entre frescura, inocencia y fortaleza sobrecogedora.

No es una historia fácil de contar, por mucho que en su presentación en el festival de cine de San Sebastián se la haya tachado de telefilme, lo cual rebaja su categoría del gran cine al que aspira a pertenecer. No es un telefilme pero su alma de culebrón le da ese toque tan poco distinguido.

Soy Nevenka, en realidad, es un drama envuelto en cine costumbrista que gira muy pronto a un thriller despiadado en el que el espectador se siente tan angustiado como la propia protagonista. La persecución que sufre Nevenka a manos de su jefe es asfixiante -la secuencia de la boda es digna de una película de terror- y la falta de apoyo hacia la concejala por parte no sólo de sus compañeros sino del pueblo en el que trabaja y de la sociedad gallega que la rodea resulta espeluznante. Pero así sucedió e Icíar Bollaín se acerca a la historia con la mayor honestidad posible. Y nosotros, como espectadores, tanto si ya conocíamos los hechos como si no, o si habíamos olvidado los detalles, salimos noqueados.

Soy Nevenka es un retrato brutal de cómo una víctima va asumiendo de tal forma que lo es que no tiene escapatoria. Desde fuera se ve muy fácil, se ven muy claros los pasos a dar, pero en el infierno las llamas no dejan ver las puertas. La salida no existe. Sólo cabe gritar. Y más vale que sea un grito callado, que nadie te escuche ni siquiera llorar.

Mireia Oriol y Urko Olazábal encarnan a la perfección a estos dos personajes, transmitiendo las fases de su relación, primero el consentimiento por parte de ella, después la duda y por último la huida hacia adelante porque hacia atrás ya es inasumible para una chica que no rechazó a su jefe al principio pero que luego ya no supo cómo detenerlo. No todos los hombres entienden un ‘no’ por respuesta o un ‘hasta aquí’. Y menos si tienen un poder tan grande que aunque no tengan razón nadie va a dudar de ellos.

Icíar Bollaín dirige de forma ejemplar una película en la que todo son aciertos. La tensión va en aumento, la historia va tornándose en algo increíble con giros que parecen irreales pero que sucedieron, y la angustia toma el mando para hacerse con el control de las emociones. Soy Nevenka es una gran película que merece verse en las salas de cine y después ser un éxito en Movistar+, la plataforma que la produce y que dio luz verde a un proyecto que en plena era feminista se antoja más necesario que nunca.

Silvia García Jerez

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