MIKI ESPARBÉ: rodar dentro de vehículos es como meterte en la nave Enterprise

Es el actor del momento en el cine español. Mirando nuestra cinematografía actual, apenas hay películas en las que su rostro no aparezca. Barcelona, noche de verano y su secuela, Barcelona, noche de invierno, Perdiendo el norte, Requisitos para ser una persona normal, Incidencias, El rey tuerto y, en circuitos muy minoritarios, la alabada El camino más corto para volver a casa. A todas ellas suma ahora el estreno de Rumbos, un magnífico drama coral que lo une a otros nombres indispensables de la pantalla grande, caso de Pilar López de Ayala, su compañera en la historia que ambos comparten.

En BARCELONA, NOCHE DE INVIERNO
En BARCELONA, NOCHE DE INVIERNO

La Cronosfera: ¿Cómo te sientes siendo la cara emergente del cine español?
Miki Esparbé: Feliz, pero las etiquetas me quedan muy grandes, me da un poco de miedo. No, muy contento, muy contento de tener la oportunidad de poder participar en varios proyectos que se encadenen y que no se pisen, y que sean además personajes tan alejados entre sí, de trabajar con directores tan distintos, porque en realidad en nuestra profesión el entreno real es trabajar, y aprender de cada uno, y sacar una cosa y otra, y eso te enriquece como actor. Estoy entusiasmado y aprovenchándolo todo al máximo.

Con Leticia Dolera en REQUISITOS PARA SER UNA PERSONA NORMAL
Con Leticia Dolera en REQUISITOS PARA SER UNA PERSONA NORMAL

L. C.: Supongo que trabajar con una directora no es diferente de hacerlo con un director.
M. E.: No, en absoluto. En mi filmografía he tenido la suerte de poder trabajar con Leticia Dolera, o con Manuela, y para nada. En ambos casos son directoras súper entusiastas, lo tienen todo clarísimo. Manuela es un torbellino y en el set es muy transparente. Si le gusta o si no se lo ves mirándola a los ojos, y es una maravillosa directora de actores. Se nota en el trabajo final porque una de las cosas más complicadas que tiene es mantener el tono, y más cuando son cápsulas sueltas, que en rodaje funcionan como si fuesen cortos. Ver que al final se ha trabajado con tanta buena sintonía y que ha resultado todo tan redondo es una maravilla. Y se lo debemos a ella, que lo tenía todo en la cabeza.

En EL REY TUERTO
En EL REY TUERTO

L. C.: ¿Tienes algo en común con tu personaje?
M. E.: Yo soy de los que piensa que siempre hay algo que dejas ahí de ti en cada personaje. Aún así sí que es verdad que este tal Iván está muy alejado de mi forma de actuar, de cómo acostumbro a obrar en la vida. Pero eso es algo muy bonito, poder hacer algo que esté tan alejado de uno. Además coincide que hace poco he estrenado El rey tuerto, que es otro perfil en el otro extremo y tener la oportunidad de poder compaginar dos personajes así en la cartelera, tan alejados, es muy bonito. Pero no, no tengo demasiado de este tipo. Aunque sí hay mucha gente que actúa como él. Hay mucha gente que es muy cobarde a la hora de afrontar las relaciones personales. Acaban haciendo daño para salvarse ellos el culo.

L. C.: Es un personaje reconocible.

M. E.: Totalmente, quien más quien menos hay alguna frase o alguna situación con la que empatiza porque o las ha oído o les ha pasado a ellos.
L. C.: ¿Cómo ha sido trabajar con tu compañera de historia, Pilar López de Ayala?

M. E.: Muy bien, porque fue un rodaje muy intenso. Son como pequeños cortos y toda la escena que ves es prácticamente un día de rodaje. Fueron tres, creo, al final, pero fue muy intenso, claro. Fueron los ensayos lo que hace que la secuencia sea tan larga y no tenga cortes. Había que ensayarla casi como si fuera una obra de teatro de pequeño formato. Tenía que estar todo muy bien defendido, muy bien estudiado, porque luego hay ochenta mil tiros de cámara, el trabajo tiene que ser uniforme y trabajar con Manuela hace que esté todo al dedillo. Todo está estudiado pero no puedes dejar de perder frescura, y eso se mantiene en todas las historias.

Con Pilar López de Ayala en RUMBOS
Con Pilar López de Ayala en RUMBOS

L. C.: La tuya, la vuestra, es posiblemente la más corta de todas, pero más que cantidad contiene calidad.
M. E.: Sí, creo que tenemos la suerte, y el reto, de defender la primera historia de la película. Y es además el código que el espectador se va a encontrar después. Es probablemente la más corta, son unos doce minutos de metraje, que tampoco es tan corto, pero se hace corta. También porque no tiene cortes, y creo que eso se nota bastante. Para nosotros es también significativo que la película empiece con un desencuentro porque te empieza a explicar bastante de lo que va a ir esto.
L. C.: ¿Fue muy cansado tener que rodar de noche?
M. E.: Siempre es durillo tener que rodar de noche, sobre todo si no vas con la dinámica de noche. Una vez que has girado el horario ya te adaptas. Pero en realidad nunca te acabas de adaptar, a la noche nunca te adaptas del todo. Aunque aquí íbamos con el horario solar. La noche se hace muy larga aunque sea muy íntima, relajada y lánguida, pero también te lo hace todo más complicado.

L. C.: ¿Qué recuerdos te quedan del rodaje?
M. E.: Tengo los ensayos en la cabeza, en el pisito de Manuela que tenía en Barcelona, tengo este trabajo intenso tan curioso de que te presenten a tu pareja tres días antes de ir a rodar. Tenéis una relación de tres años. Vale, muy bien. Recuerdo cuando me presentaron a Pilar. Recuerdo el calor en Barcelona, que hacía mucho calor ese verano, el del año pasado. Eso es una suerte para rodar de noche, pero igualmente… ¿Qué más recuerdo? Que rodar dentro de vehículos es como meterte en la nave Enterprise porque hay luces por todas partes, micros, poliespanes que te rebotan la luz… También recuerdo la tranquilidad de rodar de noche en una calle poco transitada en Barcelona.
L. C.: Estás en Barcelona, noche de verano y Barcelona, noche de invierno. Ahora llega otra película que sucede en una noche.
M. E.: La verdad es que me llamó la atención cuando me contaron el guion: son seis historias en una noche en una gran ciudad, vamos a rodar en Barcelona, y yo dije, ay, ay, ay, así de pronto… Pero luego te das cuenta de que no tiene nada que ver. Y eso es lo bonito de que cada director haga su proyecto, lo que tiene en mente, y lo pueda ejecutar como quiere. Tampoco tienen nada que ver los personajes que interpreto en aquellas y el que hago en esta. Pero sí, ¿me estoy encasillando en historias de noche en una ciudad? (Risas) Qué formato más raro para encasillarse.
L. C.: Pero está muy bien, por nosotros puedes hacer muchas más.
M. E.: Muchas gracias.

Silvia García Jerez

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