¡SALTA!: De agujero de gusano en agujero de gusano
¡Salta! es una película de saltos en el tiempo, pero no en un DeLorean como en Regreso al futuro o en una cápsula como en Los Cronocrímenes, aquí es a través de los célebres agujeros de gusano. Pero no hay que entrar en pánico, porque la película, lejos de ser un sesudo acercamiento científico a éstos, un estudio demasiado técnico de en qué consisten, es una de las mejores muestras de cine familiar que la industria nos puede ofrecer.
Porque ¡Salta! está protagonizada por dos hermanos, Óscar (Rubén Fulgencio) y Teo (Mario Santos), que son muy distintos entre sí: el primero es mayor, tiene 13 años, es tímido y está obsesionado con estudiar la teoría de la Relatividad y el segundo tiene 10 años y es un futbolero empedernido, amante de Diego Armando Maradona, figura imprescindible de este deporte y más en el tiempo presente en el que transcurre la cinta, el verano de 1982, con el Mundial de Naranjito en pleno apogeo.
Lo que ocurre es que ambos están más unidos de lo que parece porque los dos están esperando a que vuelva su madre, una brillante científica perdida en un agujero de gusano. Saben que está en algún momento temporal del universo, pero o ella regresa o ellos van a buscarla. Y en eso están trabajando, y por eso Óscar no deja de estudiar y Teo… también está dedicado en cuerpo y alma a encontrar el agujero, pero de una manera más práctica. Tanto es así que llega a dar con uno. Por supuesto, Óscar no le cree. Pero Teo, sin tratar de convencerlo, va por libre y ¡Salta!, y allí donde llega se encuentra con Óscar años más tarde, cuando éste es ya un adulto (Tamar Novas). Ahora, y entre los dos, van a tratar de encontrar el agujero de gusano que devuelva a Teo al presente. Pero no será tan fácil.
¡Salta! está basada en el cortometraje Einstein-Rosen, de Olga Osorio, quien ha convertido su pequeña pieza en un largometraje delicioso para toda la familia. Es una preciosidad ya desde su inicio, con esos dos hermanos llevándose fatal, chinchándose, pero queriéndose muchísimo y estando siempre en la misma línea, aunque uno de los dos no lo sepa. Ahora, sin su madre, viven con su abuela (Mabel Rivera), una mujer que intenta que los hermanos no se peleen. Sin éxito. La vida misma de cualquier hogar de barrio, que es donde viven estos niños.
Todo esto lo cuenta Olga con una ternura llena de emoción. Ha conseguido una película divertida, dinámica, donde la ciencia es importante pero no pesa porque la incidencia en el tema es meramente logística, para situarnos en lo que ocurre y en lo que se pretende, pero no para dar la lata al respecto de una especialidad con la que la mayoría del público no está familiarizado. Y a todas sus virtudes se le une el hecho de que te deja una sensación fabulosa, la de haber visto una película tan sobresaliente como llena de encanto.
Sobresaliente porque ¡Salta! no descuida nada. Ata todos sus cabos en sus viajes temporales y nos permite conocer dimensiones de su historia que nos dejan con la boca abierta. Sobresaliente porque tiene un reparto asombroso en el que destaca el pequeño Mario Santos, sobrino de Carlos Santos, un niño que ya ha intervenido en otros títulos, como en la serie Cuéntame, y que aquí es el alma de la película. No sólo es un actor brillante, es que su personaje es un regalo, y ha sabido darle la forma adecuada para no ser un niño cargante ni repipi sino todo lo contrario: ese que cualquiera querría tener como parte de su familia o como su mejor amigo.
¡Salta! es una de esas películas que no esperas y que te provoca una sonrisa en la cara durante todo el metraje. No esperas que un film de viajes en el tiempo sea tan preciso ni que esté envuelto en una historia tan fascinante, y te provoca una sonrisa continua debido a sus personajes adorables y a la ternura con la que están tratadas sus relaciones y sus vicisitudes. Y como no te la esperas, la aplaudes más. Porque se lo merece, porque no es fácil hacer una película para toda la familia con un humor fresco que no sea zafio y poblarla con unos personajes tan bonitos y tan llenos de verdad, aunque estén sumergidos en pura ciencia ficción.
¡Salta! es una joyas del verano y de cara a su total disfrute os recomendamos que permanezcáis en la sala hasta después de los títulos de crédito, tras los que Olga Osorio concluye la historia de la manera más brillante posible. Un deleite de principio a fin.
Silvia García Jerez