TIEMPO: La playa de tu vida
Tiempo es la nueva película de M. Night Shyamalan, director indio afincado en Estados Unidos con un nombre que con solo citarlo suscita admiración y recelo a partes iguales.
Hay quien prefiere su cine de giros inesperados, caso de El sexto sentido para los que no vieran venir su final, o de El protegido, para muchos, aunque no lo parezca, una sobrevalorada cinta dentro de su carrera, y hay quienes nos decantamos por la filmografía que rodó a partir de La joven del agua, cuento lineal sin giros maquiavélicos con la que disfrutar al máximo si nos sumergimos en ella desde el principio.
En cualquier caso, M. Night Shyamalan se ha convertido, por derecho propio, en un director muy interesante que cada vez que estrena película provoca una reacción de ansiedad inmediata entre los espectadores: guste o no su nuevo trabajo, hay que verlo para ser los primeros en opinar. Eso lo consiguen muy pocos, hay que admitirlo.
Y ahora llega a las pantallas con Tiempo, en inglés titulada Old (Vejez) y basada en un cómic que se encuentra en las librerías como Castillo de arena, de Frederik Peeters y Pierre Oscar Levy, una historia existencialista que plantea la llegada a una playa de varios personajes, una playa maravillosa, paradisíaca, en la que están solos pero en la que hay una peculiaridad nada reconfortante: el tiempo pasa demasiado rápido.
Tiempo, la adaptación al cine escrita también por Shyamalan, mantiene la idea original pero realiza cambios sustanciales que le sientan… unos regular, otros maravillosamente.
Aquí vamos a ver a los personajes que en el cómic llegaban a la playa hacerlo a un hotel de lujo en el que los protagonistas iniciales son un matrimonio formado por Guy (Gael García Bernal) y Prisca (Vicky Krieps), que tienen dos niños pequeños, Trent, de 6 años y Maddox, de 11. La pareja no está en su mejor momento y no solo discuten, también se ocultan cosas. Eso en el cómic no vamos a encontrarlo.
A estos personajes se les van uniendo otros: un matrimonio de pijos insufribles con una niña a la que la madre martiriza para que no se salte las normas que la lleven a conseguir una estética impecable, u otro donde la mujer sufre ataques de epilepsia.
Todos ellos han sido invitados a pasar un rato en el lugar más emocionante que puedan imaginar, una playa cercana a la que el servicio del hotel los lleva en su furgoneta privada y a la que llegan rápidamente. Muy rápidamente. Como todo lo que vamos a ver a continuación.
Tiempo parece un entretenimiento pero es una película de ciencia ficción agobiante que no deja indiferente. Sobre todo si se piensa con calma cada detalle de lo que propone. Que los minutos aquí pasen tan rápido visto desde la butaca es algo curioso pero vivido en esa playa no hace ninguna gracia. Vamos viendo poco a poco los efectos de ese torbellino temporal y es demoledor.
Asistiremos a escenas escalofriantes que tienen su lógica dentro de este universo en el que estamos atrapados, pero que no nos habíamos planteado dentro de nuestra rutina, mucho más lenta. Y sí, algunas cosas son asombrosas.
Shyamalan cambia elementos del cómic para darle una consistencia mayor al conjunto y lo cierto es que no lo logra en todos los aspectos pero sí en muchos. En porcentaje, su resultado es mejor que el leemos, pero leer el cómic resulta ser un complemento fundamental para redondearlo.
En pleno desarrollo de la historia, ésta da un bajón, necesario para que ocurra lo que sucede, pero lo cierto es que un poco de dinamismo no le habría venido nada mal.
Ese es tal vez el único pero estructural de la cinta. La película tiene dos más: que los actores no están en su mejor momento… Ninguno de ellos. Pero lo bueno es que las interpretaciones no son el centro de Tiempo, sino una herramienta para trasladarnos lo que nos cuenta, y esa baza Shyamalan la juega tan bien que poco a poco, mientras asimilamos lo que hemos visto, el resultado de Tiempo, película, nos va ganando.
El tercer pero está en el maquillaje. Una cinta que habla del rápido paso de éste, no puede eludir un maquillaje más trabajado y sobre todo más creíble. Pero insisto, el resultado conceptual de la película es tan estremecedor que a pesar de estos fallos, siendo importantes, podemos darle una buena nota al conjunto.
Esos son los datos malos, pero hay uno excelente, y es la dirección de Shyamalan, cómo maneja la cámara para narrar, para usar el fuera de campo, para contar sugiriendo. Muchas cosas nos las vemos, solo las reacciones que provocan. Siempre se ha dicho que mostrar es el gran error en el terror, y Shyamalan sabe, siempre ha sabido, qué tiene que ver el espectador y qué ha de imaginar. Es un maestro en eso.
Entretenimiento vs ciencia ficción. Difícil equilibrio. Shyamalan no siempre lo consigue, pero cada vez que nos da una pincelada del citado género, nos asombra. Cada vez que vemos una muestra radical de ese paso del tiempo nos quedamos congelados. Es, la idea original, una angustiosa maravilla.
Por supuesto, lejos de su metraje, una vez éste concluye, la historia es una invitación a reflexionar. A sacar conclusiones sobre qué hacemos con nuestra vida, teniendo nosotros más tiempo, en teoría, para llevar a cabo nuestros planes.
El cine es fuente de invitación a pensar sobre temas en los que no solemos detenernos de manera habitual. Y sabemos que Shyamalan es experto en proponernos materias para que nos sentemos a cavilar sobre qué estamos haciendo con la naturaleza, en nuestra relación con ella. Si en El incidente teníamos una lucha con la atmósfera, ahora nos peleamos con el paso del tiempo, y todo ello tiene que ver con la vida y los elementos básicos que la componen.
Tiempo es una película que va a traer mucha controversia. Primero porque no va a gustar a todos, ni probablemente convencerá nada más acabar de verla. Pero si se le da la oportunidad de reflexionarla con tranquilidad, todo lo contrario de la urgencia inherente a la película, se llegará a la conclusión de que por lo menos es una cinta muy interesante. Ya subirle o bajarle la nota irá dependiendo de cómo se asimile y de la conclusión a la que cada uno llegue. Y no va a ser la misma según acaba el film que pasado un tiempo.
Y si a ello le sumamos el desarrollo de detalles que el cómic solo apunta, sin más, la historia que Shyamalan completa a raíz de esas pinceladas, adoraremos aún más el resultado. Una cinta donde la ética también va a jugar un papel importante, y con la que Shyamalan nos enfrenta para que nos posicionemos respeto a ella.
Mucho que desgranar en este trabajo que ahora se estrena y que le traerá, casi con seguridad, un nuevo éxito. Ya lo es en Estados Unidos, y es de imaginar que no solo por las expectativas que despiertan sus películas, sino que también lo ha conseguido en base a lo interesante que le ha salido el conjunto y a los elementos positivos que contiene.
Silvia García Jerez