El AMOR ES MÁS FUERTE QUE LAS BOMBAS
Historia de una familia
El título podría parecer algo sensiblero aún recordando a un estupendo tema de The Smiths. Pero no se dejen confundir porque aún con el buen pop que también tiene, resulta sencillamente perfecto para este film. Con su doble intención literal y poética, adecuándose a las distintas vidas de una misma familia en una bella historia repleta de subtextos y narraciones cruzadas.
El amor es mas fuerte que las bombas nos cuenta el reencuentro de dos hermanos con su padre ante una madre ausente. Siendo asimismo tanto el relato de maduración de un adolescente tímido y su desconcertado hermano mayor, padre primerizo; como del progenitor, profesor de instituto, casado con una reconocida fotógrafa, fallecida inesperadamente tres años atrás.
De una manera sutil y humanista, alternando ensoñaciones con certeros diálogos, el director y guionista Joachim Trier hipnotiza con dulce hondura en la reestructuración familiar tras la muerte de la mujer, madre y esposa. Cual puzzle y sin juzgar roles ni personalidades, nos descubre a cuatro voces -además de los necesarios ecos de los necesarios amantes- aquellos reflejos, dudas, secretos y recuerdos, propios y compartidos, que forman la historia de esta familia.
Entre flashbacks, imágenes a cámara super lenta y jugando con la misma escena a través de las miradas de distintos personajes, el realizador noruego se preocupa y ocupa de las sensaciones, emociones y los hechos, por igual. Sin necesidad de explicar las rupturas en la trama ni los saltos en el tiempo, Trier articula cada secuencia entre la ternura y el desconcierto de cada personaje, reposando algunas con la lírica de la voz en off y reconciliándose con lo que recuerdan de forma diferente; componiendo a trozos pero en detalle, la vida que emerge, la esencia de lo que piensan y sienten, cuentan y callan.
Su anterior película Oslo, 31 de agosto tras su opera prima Reprise, que deslumbró hace unos años, ya apuntaba algunos de los temas que sigue reflexionando en éste, su tercer filme. Como la memoria y la imagen, aquello que queremos mostramos para que perdure, aunque lo ficcionemos en lo personal y en lo común. No es casualidad, entonces, que una fotógrafa, un actor retirado, un joven doctor en sociología y una introvertido chico fanático de los juegos online, sean los protagonistas de esta familia que grita al amor.
Louder Than Bombs -en inglés, homónima de la recopilacion de la banda británica que Morrissey tomó del texto de E. Smart, igual de intenso y familiar, que algo inspira esta cinta-, reconstruye los últimos años y las diferentes relaciones personales de la madre muerta. Esa valiente mujer que se enfrentaba con su cámara a una guerra a miles de kilómetros para que el resto del mundo supiera de su arte, su oficio y del conflicto, mientras en la cotidianidad del hogar y en la cercanía de la pareja, se acobardaba en las esquinas del alma.
Ella, Isabelle, es sobre la que gira toda la película; alrededor de la intérprete y del personaje, que cede el nombre a la nieta recién llegada y comparte con la tocaya actriz, la inmensa Huppert. Destacando en la secuencia del cigarro entre la pareja, mirando a cámara con unos ojos cargadas de verdad tras confesar un extraño sueño a su marido.
El cómplice Gabriel Byrne dándole la réplica perfecta con tanto cariño como con tremenda química a Amy Ryan (lo demostraron en In Treatment, magnífica serie sobre terapias y psicólogos)
Completando el reparto encontramos a Jesse Eisenberg, el hijo mayor, que le vimos hace poco también y tan bien, en The end of the Tour y el novato Devin Druid, el estupendo hijo rarito que apenas conocimos en la miniserie Olive Kitteridge.
La película centrada en las relaciones humanas apunta cierta crítica a la realidad que nos conmueve; como la brillante secuencia del aeropuerto cuando Isabelle comprueba su foto publicada en el periódico que entretiene a quienes esperan a embarcar, sin saber que ha podido costar una vida allá y casi un matrimonio acá, y que tan fácilmente olvidarán… tan pronto como pasen página.