HISTORIAS LAMENTABLES: Risa en el infortunio
Historias Lamentables es la nueva película de Javier Fesser, que vuelve al terreno del largometraje tras arrasar con Campeones en los cines, en los corazones de la mayoría de los espectadores, que la apoyaron como si no existiera otra película en el 2018 y lograr, contra todo pronóstico lógico, el Goya a la mejor película del año.
Y digo contra todo pronóstico lógico porque Campeones, de no haber sido por su abultadísima taquilla probablemente no habría ganado más que los otros dos Goya con los que se hizo, el de la mejor canción original para Coque Malla y su Este es el momento, y el de Jesús Vidal como mejor actor revelación. Competía contra El reino o Todos lo saben, pero había que premiar el fenómeno social en el que se convirtió.
Ahora, dos años más tarde, Javier Fesser regresa al cine tras haber pasado por los habituales cortometrajes que llenan su vida como cineasta entre película y película, y nos trae una cinta como aquellas que eran su sello al inicio de su carrera, las maravillosas aventuras de P. Tinto y esa estética tan única que mezcla el slapstick con el cómic de una forma asombrosa.
En Historias Lamentables también incluye una fiera crítica social. Más que Historias lamentables parecieran historias de gente lamentable, porque el retrato del alma de los más desfavorecidos, social o moralmente hablando, es lo que une las cuatro historias que conforman esta película que tendría que haber llegado a los cines en el mes de abril pero que en este año de retrasos por la situación sanitaria veremos primero, a partir del día 19 de noviembre, en Amazon Prime.
En Historias Lamentables vamos a conocer a Ramón, un jovencito muy tímido que está a punto de heredar el imperio de su padre, a Bermejo, un hombre súper metódico obsesionado con levantarse todos los días antes que nadie para cruzar la calle hacia la playa para fotografiar la salida del sol. Parece un plan sencillo, pero a veces lo más fácil se complica, y de qué manera.
También sabremos quiénes son Ayoub, un inmigrante que tiene el sueño de conseguir trabajo de jardinero en España pero que choca con una mujer demasiado especial para sus expectativas, y Alipio, un hombre enganchado al juego que no sabe cómo explicarle a sus hermanas la situación en la que ha metido a la empresa familiar.
Unos seres todos ellos a los que vamos a coger cariño porque a pesar de sus infortunios Fesser nos va a contar por qué han llegado a ser así, las circunstancias que los han rodeado y qué los ha llevado a este momento en el que nosotros, los espectadores, los conocemos.
Y lo que descubrimos es que cualquiera de ellos podríamos ser nosotros, por eso es necesario disfrazar estos dramas de tanta comedia, porque si el reflejo no se suavizara, en semejante espejo se nos haría insoportable mirarnos. Y es que a lo largo de las cuatro historias reconocemos a quienes las protagonizan, ellos son parte de nuestro mundo. Abusadores, racistas, estafadores, todos identificamos esos perfiles. Y a lo mejor no solo porque sepamos que existen.
Javier Fesser, junto a Claro García, con quien escribe el guión, radiografía la sociedad en una película que no solo denuncia ciertos comportamientos, también destila humanidad hacia ellos tratando de comprenderlos en lugar de dejando latente el estereotipo del villano social sin darle la oportunidad, como en otros títulos, de explicar las causas por las que han llegado a ser como son o a pensar como piensan.
Fesser los deja expuestos, sí, pero también nos aporta razones, que de nuevo nos devuelven a una sociedad enferma de la que, ahora sí, todos somos parte, únicamente es que a ti no te ha tocado el papel más ingrato, pero podría haber sido al revés.
Por eso Historias lamentables es una película tan importante. Aparte de devolvernos al Javier Fesser de sus inicios, el que tanto nos hizo reír con Aquel ritmillo o El secdleto de la tlompeta, el primero de los cuales ganó en 1994 el Goya al mejor cortometraje de ficción, augurando una prometedora carrera que ahora da un paso más hacia la gloria, además, como digo, de traernos a su autor en su faceta más lúdica, lo hace también en la más reflexiva, y su película nos sirve para autoanalizarnos y que diagnostiquemos en qué lugar de la sociedad determinamos que estamos. Por si, de paso, nos gustaría cambiar algo o si decidiéramos que ocupamos el lado ideal de la existencia.
Y esta reflexión nos la ofrece de la mano de actores en su mayoría desconocidos, o prácticamente desconocidos, entre los que destacan todos, absolutamente todos, pero quiero resaltar a una Laura Gómez-Lacueva que va a impactar al mundo con la señora tan desagradable que interpreta.
El guión la obliga, pero su intervención en la película quedará en la memoria de los espectadores como uno de los personajes del año. Será imposible olvidarla, porque lo que queremos de su Tina todo su fragmento es dejar de verla, así es de desesperante, pero para un actor es una delicia hacer algo así y para los espectadores otra descubrir a la profesional que se esconde detrás de tan molesta señora en la ficción.
Por lo tanto, todo es un acierto en Historias lamentables. Tal vez tengamos tan idealizada la carrera de Javier Fesser en su faceta cómica que en un principio nos pueda parecer que esta cinta es un film menor, pero si lo pensamos bien es tan grande como el resto de sus obras más alabadas. Simplemente hay que dejarse llevar por las circunstancias que plantea y el resto llega solo hasta convertirse, por derecho propio, en una de las comedias del año.
Es una lástima que la situación en la que vivimos en 2020 haya retrasado tanto el estreno de una película que se suponía que sería uno de los taquillazos de principios de año, una vez pasara por el festival de Málaga, pero la covid-19 lo ha cambiado todo y tenemos que adaptarnos a las decisiones que se vayan tomando a raíz de su presencia. En cualquier caso es una buena noticia que ya pueda verse esta gran película, porque se merece que los espectadores pasen con ella el buen rato que promete y que os aseguramos que cumple.
Silvia García Jerez