EL RASCACIELOS: Vuelta a la Jungla de cristal
Es curioso cómo le han cambiado las tornas este año a Dwayne Johnson. El año pasado, además de la correspondiente entrega de Fast & Furious, la 8 ya, el californiano se defendía de las malas críticas obtenidas por Baywatch: Los vigilantes de la playa, la versión cinematográfica con reparto actualizado de la mítica serie de los años 80 con David Hasselholff y Pamela Anderson.
Meses después del desencanto de Dwayne, un rompetaquillas natural cuyas películas funcionan entre bien y muy bien, llegó su nueva versión de Jumanji, una actualización del juego de mesa que protagonizó Robin Williams en la que la aventura partía de un juego, pero de consola. Y en este caso le volvió a ir estupendamente en taquilla. Tanto, que ya se prepara la segunda parte.
Pero más tarde estrenó Rampage, otro juego, esta vez de consola real, llevado a la gran pantalla. Un divertimento sin complejos y con momentos brillantes que, sin el rechazo absoluto de los fans de Los vigilantes de la playa, a Dwayne no le acabó de funcionar en la taquilla.
Y ahora Johnson se mete de nuevo en la revisión de una película que es un clásico, pero cuyo reclamo para el público sigue siendo su presencia, no el hecho de que se trate de un remake actualizado, remake, por cierto, en el que la repetición de planos es más que evidente, de una joya de los años 80: Jungla de cristal.
Porque eso es lo que nos encontramos en El Rascacielos, una Jungla de cristal con un modus operandi tan calcado al del film de Bruce Willis que si uno se detiene a pensar en lo poco original que es la cinta que está viendo, puede entrar en cólera. Y es que cuando se va avisado acerca de que tal película es un remake de otra, ya lo sabe, pero si no lo sabe y se lo encuentra, puede sentar muy mal a los espectadores que esperen algo que sea simplemente parecido. Sí, en un rascacielos y con Dwayne Johnson algo se le parecerá, pero que no sea tan evidente…
Además de La jungla de cristal, El rascacielos cuenta con reminiscencias de El coloso en llamas, y no solamente por el fuego que se desata en la película, también por esa grieta que da origen a los intrusos con los que empieza todo o los escenarios dentro del edificio que remiten a la cinta con Steve McQueen. Pero es a Jungla de cristal a la que incluso imita en argumento y en esquema de familia atrapada en un lugar del que solo John McClane, digo Will Sawyer, puede liberarlos.
Lo que ocurre es que estamos en 2018 y las mujeres también cuentan en el cine de acción. Así que aquí la Holly Gennaro de turno, que en lugar de ser Bonnie Bedelia es una recuperada Neve Campbell, tendrá una labor fundamental en la resolución de la situación. El empoderamiento obliga y Rawson Marshall Thurber, guionista y director, toma nota. El único que falta en toda esta repetición de escenarios es un equivalente a Argyle, el hombre que mejor se lo pasaba en el coche mientras la catástrofe sobrevolaba el Nakatomi Plaza.
Una vez que ya queda claro que Dwayne lleva haciendo remakes un tiempo y que este es otro más, la pregunta siguiente es si este en concreto está bien. Y la respuesta es que sí. El rascacielos es una película de catástrofes, mercenarios, familia en riesgo y edificio en llamas de lo más entretenida.
La cinta tiene de todo lo que uno le puede pedir a un film veraniego con la pretensión de divertirse. Es cortita y está llena de acción y de locuras en las que Dwayne Johnson se maneja con el único problema del esfuerzo pero sin la limitación que cualquiera de los espectadores tendría a la hora de ejecutarlas.
Lo único que se echa en falta es el toque de humor, la fanfarronería que acompañaba a John McCLane y a los personajes secundarios que lo rodeaban. Las frases míticas que sin ser desagradables suponían respuestas tajantes con un humor negro que en El rascacielos ni está ni se le espera.
Y por supuesto, no hay un momento culminante como el de ‘Ahora tengo una pistola Ho-Ho-Ho’ ni se dice algo remotamente parecido al ‘YipikaYei Hijo de puta’ que caracteriza a la saga. El rascacielos, en ese sentido, no tiene personalidad.
Pero funciona muy bien en su pretensión de que pases un magnífico mal rato, con esas alturas que en El desafío (The walk), viendo a Joseph Gordon-Levitt como Philippe Petit, nos daban tal vértigo que costaba mirar a la pantalla, y aquí Marshall Thurber le da menos importancia a la altura, porque Dwayne va a superarla sin pestañear, pero sí un protagonismo que impone desde la butaca.
Aunque el momento álgido de la película es una travesía que el personaje de Dwayne va a tener que sudar para recorrer y que los fans del actor van a agradecerle para serguir siéndolo. Habrá rodado con pantallas verdes, pero agujetas le han dado sí o sí.
Por lo tanto, El rascacielos es una recomendable película para estas fechas en las que en 2018 no estamos teniendo grandes títulos. Tras un inicio un poco desconcertante en el que se nos presentan distintos personajes y las razones por las que luego se van a comportar como lo hacen, la cinta se transforma en lo que realmente es, un viaje de supervivencia y rescate en un entorno aparentemente privilegiado que se convierte en un infierno. Pasen y disfruten.
Silvia García Jerez