LOS ÚLTIMOS DÍAS DE POMPEYA: La exposición inmersiva definitiva
Llega a Madrid Los últimos días de Pompeya, una nueva exposición inmersiva que nos lleva a esos días en que la erupción del monte Vesubio destruyó la ciudad, o bien el 24 de agosto o el 24 de octubre del 79 d.C., fechas ambas posibles porque los expertos no se ponen de acuerdo en cuál fue la auténtica.
La nave 16 del Matadero de Madrid abre sus puertas desde el 8 de septiembre hasta una finalización aún por determinar, para dar cabida al máximo número de visitantes posible. La idea es que cada uno de ellos experimente de una manera muy viva lo ocurrido en aquel tiempo, desde que la ciudad romana situada en la región de Campania era próspera y sofisticada hasta el momento en que quedó sepultada bajo metros de ceniza.
Para ello, MAD (Madrid Artes Digitales), el centro de experiencias inmersivas más grande de España, nos trae, después del éxito de las exposiciones de Klimt y Tutankamon, un nuevo reto para que la visita resulte aún más grandiosa de lo que fueron las anteriores.
El recorrido es muy similar al que quien las visitara ya conoce. Lo primero a lo que accedemos es a los paneles explicativos, y después a la sala Expositiva, en la que se nos darán detalles sobre la ciudad más avanzada de la antigüedad, con piezas arqueológicas llegadas desde Nápoles para que apreciemos la vida de la época. Yelmos, espinilleras o espadas de los gladiadores están expuestos en sus vitrinas. La sala se completa con moldes de yeso sacados de los cuerpos que perecieron bajo el volcán y que se verán iluminados y explicados a través de un sistema de video mapping.
Pasamos a la sala Inmersiva, ya conocida por quienes visitan estas exposiciones. Aquí vamos a asistir, gracias a sus 1.200 m2 de proyección, a cómo fueron, precisamente, Los últimos días de Pompeya. Primero nos acercarán a tan bello lugar, con sus barrios, comercios, templos y espacios públicos. Luego comenzaremos a ver esa lava volar y caer como proyectiles a cada una de las construcciones, para finalmente sumergirnos por completo en ese destructor volcán.
Una vez acabados los 20 minutos de proyección sobre las pantallas de las paredes, y sobre el suelo, que también contribuye a la experiencia inmersiva, pasamos a la joya de la exposición: la sala Metaverso. Es la novedad de este nuevo concepto de museo, y lo cierto es que es una pasada. Todo cuanto podamos contar aquí se queda corto, es tan espectacular que requiere que cada espectador lo descubra por sí mismo.
En esta sala vamos, con la ayuda de las gafas de Realidad Virtual, a ir caminando por una villa romana. Las instrucciones nos las dan al ponernos las gafas y nos dicen que sigamos las que luego vamos a ir escuchando, las que nos van a ir situando en el recorrido. De este modo, vamos a ir entrando en las estancias de las casas de Pompeya: sus jardines, el peristilo, el atrio, el claustro, los baños… lo vemos todo como está ahora, destruido, y luego reconstruido, como fue, como era. Los visitantes harán el recorrido juntos y los distinguiremos por los bustos romanos con el número de gafas que los identifican. Así sabrás dónde están tus compañeros de visita y no te chocarás con ellos, porque todos estáis con las gafas puestas. Pero insisto, por muy bien que se trate de explicar, hasta que no se experimenta allí no queda del todo claro, tal es la novedad del sistema.
Por último, vamos a pasar por la sala de Realidad Virtual. Esta, de nuevo, es una vieja conocida de este tipo de exposiciones. En sus 50 puestos con gafas de VR, más los auriculares, Los últimos días de Pompeya nos ofrece ahora un vídeo en que el seguiremos a una cuádriga para acceder al anfiteatro y asistir, una vez allí, a una lucha de gladiadores entre fieras salvajes.
Y con esta sala terminamos el recorrido. Lo acabamos extasiados. Lo que hemos experimentado es increíble, es la Realidad Virtual llevada a un nuevo nivel, y el resultado es asombroso. La sala Multiverso ha requerido unos servidores espectaculares, de gran inversión, pero han valido la pena porque caminar por las habitaciones virtuales de la villa romana es un espectáculo. Y si a ello sumamos que la proyección de la sala Inmersiva es la más bonita y mejor hecha de las vistas hasta ahora en las exposiciones previas, llena de dinamismo y con una capacidad de sumergirnos en su narración superior a la que conseguían aquellas, el conjunto de la que ahora abre sus puertas resulta, posiblemente, el más redondo de los logros de Madrid Artes Digitales.
Es de imaginar que los visitantes a las exposiciones de Klimt y Tutankamon echarán de menos, en el tramo final, los fotomatones en los que podías convertirte en una pintura de Klimt o en un faraón, pero Los últimos días de Pompeya no lo ofrece porque necesitaban ese espacio para la sala Multiverso, para que pudiéramos caminar por la villa romana virtual, y para los potentísimos servidores que permiten la experiencia. Así que valga una cosa por la otra, porque insistimos en que merece la pena sumergirse en esta novedad tan impactante.
Eso sí, nos estamos acostumbrando a que las exposiciones sean cada vez más virtuales, o más destinadas al mundo virtual, como esas en las que la visita consiste básicamente en hacerte fotos en estancias para subirlas después a las redes sociales. Aquí no hay semejante posibilidad, salvo en la proyección de la sala Inmersiva, pero ahí lo que importa es el vídeo, él tiene prioridad. Esta es un 50% virtual y apenas hay nada físico, salvo las vitrinas del inicio. Lo único físico es el espacio en el que moverse con las gafas de Realidad Virtual puestas. Aquí la exposición tradicional, a la que vas a ver cuadros y vitrinas, no tiene cabida. No es una crítica, es una constatación, un hecho. Es un tipo de exposición distinta, un complemento tan válido como cualquier otro a la clase de exposiciones a las que solemos estar acostumbrados. Y es que la tecnología también sirve para ofrecer este acceso a la cultura, más actual, más contemporáneo e igual de didáctico.
Los últimos días de Pompeya ya está abierta al público, y recordamos que no tiene fecha de finalización, por lo que recomendamos que, por si acaso, no se demoren en hacer la visita porque a lo mejor, para cuando se vaya acabando lo que no quedan son entradas libres. Aquí tenéis el enlace para obtenerlas: https://madridartesdigitales.com/
Silvia García Jerez