SIBERIA: Keanu Reeves, tenemos que hablar

Keanu, hijo mío, tenemos que hablar. Ahora que estrenas tu última película, Siberia, solo me viene a la mente una pregunta: ¿Por qué has querido hacerla? Eso para empezar. Porque aún no sé qué de qué va la vaina. ¿Qué pretende ser Siberia? ¿Una historia de amor? ¿De mafia? ¿De compra y venta de diamantes? Supongo que tú lo tendrás más claro y me lo podrás solventar, porque yo me lo sigo preguntando.
Pero es que más allá de eso, no entiendo por qué te metes en un proyecto así, que solo es atractivo al leer el argumento, pero es que tú leíste el guion y sabías que no tenía ni pies ni cabeza una vez comienza el desarrollo. Y mucho menos cuando el ritmo de la película, que también se nota en el rodaje, no ayuda nada a que el esperpento pase desapercibido. Al contrario: no solo no interesa lo que estás rodando sino que el tempo no lo hace más digerible.
Por eso no acabo de ver que un nombre como el que tienes, con el pasado que te adorna, y muy bien, una filmografía en la que hay de todo, desde cine independiente con Gus Van Sant hasta tu consagración en la Historia del cine como el Neo de Matrix y el ‘revival’ de acción en el que estás viviendo que es John Wick, necesite hacer una película como Siberia.

Keanu Reeves en SIBERIA
Keanu Reeves en SIBERIA

Además, se te ve raro en pantalla. ¿Te has hecho algo? ¿Necesitas un abrazo? Porque esa no es tu cara, no es tu mirada. Te pareces a quien fuiste pero has dejado de ser quien eras, y eso también es perjudicial para interpretar. Pero bueno, aquí no tienes un personaje complicado, lo que es complicado, o eso pretente el guion, es lo que te rodea, lo que te ha llevado a hacer el viaje a Siberia, así que por ese lado no hay mucha necesidad de ser expresivo, pero llama la atención que no parezca que eres tú.
Porque además en los 90 fuiste el Rey de Hollywood, y mira que tenías competencia, con Brad Pitt y Tom Cruise, con los que hiciste el Drácula de Coppola, o con River Phoenix, pobrecito mío, con el que rodaste Mi Idaho privado, o en Speed, Johnny Mnemonic o Un paseo por las nubes… te convertiste en un sex symbol cuya sombra fue tan alargada que aún se oyen los gritos de las fans en los estrenos. Y ahora estás irreconocible. Me extraña. Y me da pena. Las dos cosas.
Siberia es un error, no sé si eres consciente de ello. Las intenciones están ahí, y se pueden ver. Es evidente que habéis querido hacer con ella una cinta de mafia de autor, pero solo os ha salido la parte mala de ambos propósitos.
No tienes que sentirte mal por eso, le pasó a Nicolas Winding Refn cuando hizo Solo Dios perdona, y luego nos regaló The Neon Demon, en la que por cierto, también trabajas tú, y te doy las gracias por ello, aunque sea un título más incomprendido de lo que debería, pero quienes lo apoyamos sabemos que tenemos razón al hacerlo.
Así que no pasa nada, de los ‘Direct to video’ estrenados en cine tambíén se sale. Solo quería que lo supieras para que vuelvas a ser el que eras cuando haces cine de acción. Que por favor, se trate de acción de verdad, no una escenita con un rifle y media peli en la cama con una tía. No, una de verdad, que tú sabes hacerlas y te quedan muy bien, aunque no sea el caso de Siberia.

Bueno, ya te puedes marchar. Sigue rodando, que te esperan.

Atentamente,

Silvia García Jerez

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