RODRIGO GARCÍA BARCHA: ‘En agosto nos vemos’ era un libro que valía la pena leer

El mercado literario está de enhorabuena: vuelve a recibir en las librerías un trabajo del Premio Nobel Gabriel García Márquez. El escritor colombiano falleció en México en 2014 tras haber publicado sus dos últimas obras, Vivir para contarla y Memoria de mis putas tristes. Ahora tenemos la oportunidad de recuperar el placer de su escritura con En agosto nos vemos, su novela inédita, que es editada por Penguin Random House y publicada el 5 de marzo en nuestro país justo cuando cumpliría 97 años. En una tirada de 250.000 ejemplares junto con Latinoamérica. El 12 de marzo aparecerá su edición en inglés. Sus hijos, Gonzalo y Rodrigo García Barcha, han presentado este acontecimiento literario retransmitido desde el Instituto Cervantes de Madrid, con Gonzalo allí, junto a Pilar Reyes, y Rodrigo de manera telemática. Los medios han podido seguir la rueda de prensa de ambas maneras también.

La Cronosfera lo ha hecho de la segunda forma. Con la presentación de Pilar Reyes, directora editorial de la división literaria de Penguin Random House, los hijos de quien fue universalmente conocido como Gabo respondieron a los periodistas, a los presentes en la sala y a quienes preguntaban de manera virtual tanto desde España como de América latina. Y lo hicieron evocando al famoso padre que tuvieron, a su obra, a la relación familiar que los unió estando sus padres vivos y revelando el enorme nerviosismo que sienten por saber si han hecho lo correcto, publicando la única novela de su padre que aún no había visto la luz en las librerías.

‘El 18 de marzo de 1999’, apuntaba Pilar, ‘Gabriel anunció que estaba escribiendo una novela con varios relatos. En Agosto nos vemos iba a ser el primero de ellos. Ya no podía escribir novelas largas, su enfermedad del olvido se lo impedía. Es un cierre de oro a su obra entera. Tras sus cinco versiones, la que se publica ahora es la obra completa, aunque para su autor no fuera definitiva. Tal vez la falta de facultades no le permitieron acabarlo como él hubiera querido.’

La portada de ‘En agosto nos vemos’, que a partir del 6 de marzo
se podrá encontrar en las librerías

Pregunta: ¿Cómo se siente uno al ser hijo de Gabriel García Márquez? ¿Qué fue lo mejor de haber sido su hijo?

Rodrigo García Barcha: Lo mejor de ser hijo de Gabriel es… cuando las relaciones son buenas es difícil reducirlas a una cosa. Tuvimos un padre que trabajaba en casa y la cotidianeidad era parte de todo. En la adolescencia se nos dio mucha libertad. Y luego, haber crecido en un mundo muy privilegiado en el sentido de poder viajar y de estar rodeados de grandes artistas. También su preocupación por que su fama no nos hundiera. Es más difícil ser hijo de un mal padre. Creo que con él como padre nos fue bien.

Gonzalo García Barcha: La respuesta cambia con los años. No es lo mismo a los 14 años que ahora, cuando ya es uno padre también. Se da uno cuenta de que nunca es fácil eso. Gabriel era un padre que estuvo ahí cuando lo necesitábamos. Rodrigo y yo nos fuimos de la casa temprano, en un momento oportuno. Mis padres viajaban mucho, tenían una agenda muy complicada. Luego nacieron nietos y eso los precipitó a acercarnos otra vez como familia. En los últimos años de mis padres dejaron mucho esa vida viajera y tuvimos a mis padres en calidad de abuelitos. Eso dice mucho del tipo de personas que eran ellos. Disfrutaron mucho su papel hogareño de abuelos. Creo que toda la familia echa de menos a Gabriel y a Mercedes.

Pregunta: ¿Se ha tenido que completar la novela para acabarla?

Gonzalo García Barcha: No se ha agregado nada que no estuviera en los originales que dejó Gabo. Se comentó en su momento que carecía de final pero Cristóbal Pera, responsable de la edición, conversando con Gabo, le preguntó por el final y Gabo le confirmó que tenía el final y en ese momento lo leyeron juntos. No se ha hecho un trabajo de agregar frases a la novela. Si acaso, estaba un poco dispersa en un número determinado de originales, pero estaba completa. Cristóbal Pera ha hecho un trabajo de arqueología para recopilar todos los manuscritos que existían. Su trabajo se ha limitado a recopilación de datos.

Pregunta: ¿Hasta qué punto las supersticiones eran protagonistas de sus novelas?

Gonzalo García Barcha: Gabo viene de una región de Colombia donde los sueños son un factor fundamental en la vida. Los sueños, las premoniciones, las supersticiones… Él era una persona muy práctica pero provenía de una cultura donde el instinto era un factor muy importante. Una de las señales que tuvo él de que iba a tener muchas limitaciones para seguir escribiendo era que ya no recordaba los sueños, que durante tanto tiempo le ayudaron a resolver asuntos literarios en sus libros.

Pregunta: ¿Por qué, si en el prólogo afirmáis que él sentenció que ‘Este libro no sirve. Hay que destruirlo.’ finalmente lo habéis publicado?

Rodrigo García Barcha: Nosotros leímos partes del libro en sus procesos, cuando Gabo trabajaba en él con cierta regularidad. Luego lo dejaba, volvía y cuando perdió la memoria dejó de trabajar en él. Pero nosotros nos ocupamos de él. Tras años sin tocarlo, escaneamos lo que había escrito. Y cuando leímos las versiones nos dimos cuenta de que el libro estaba mejor de lo que sospechábamos. Es posible que cuando perdió la capacidad de escribir perdiera la capacidad para juzgar libros también. Tal vez por eso dijo que era digno de destruirlo. Pero él nunca guardó manuscritos. Los destruía. Éste es el último libro sobreviviente. Decía que no funcionaba pero no lo destruyó porque creemos que no estaba terminado, a su juicio, porque no podía seguirlo juzgando. Pero estuvimos de acuerdo en que era un libro que valía la pena leer. Tiene todas las características sobresalientes de Gabo. Una prosa preciosa, un personaje femenino en una historia feminista, que hacía un buen trío con sus dos últimas novelas publicadas… Nosotros pensamos que valía la pena publicarlo pero serán los lectores los que decidan. Por otro lado, siempre dijo que ‘Cuando yo esté muerto, hagan lo que quieran.’ Así que eso nos ayuda a dormir mejor con la decisión.

Momento de la rueda de prensa con Pilar Reyes a la izquierda,
Gabriel presente en el Instituto Cervantes y Rodrigo conectado telemáticamente

Pregunta: ¿Cuál fue la relación de vuestra madre con la novela?

Gabriel García Barcha: Mercedes sobrevivió a Gabo algunos años pero en ese tiempo nunca se mencionó la novela. La dejamos dormir muchos años. Y el hecho de que ya no estuviera Mercedes fue un factor para publicarla. Lo que hemos tratado es de no dejar cabos sueltos. Cabos sueltos de los padres. A mí, el que este libro salga me deja tranquilo, en el sentido de que ya no queda ninguna novela más de Gabo. Ya no está el manuscrito en un archivo de Austin, Texas. Ya mañana no habrá ninguna duda al respecto de si los hijos de Gabo se equivocaron o no. Y es que es una obra que tarde o temprano iba a salir. Y si tiene un ISBN será más fácil perseguir a los piratas.

Pregunta: ¿Qué diferencias o similitudes hay entre En agosto nos vemos con el resto de las novelas de Gabriel García Márquez?

Rodrigo García Barcha: En agosto nos vemos parece más contemporánea. Hay detalles como la llave de tarjeta de hotel digital. Está más situada en nuestro mundo, por así decirlo. Se habla de realismo mágico en su obra pero realmente sólo lo hay en dos. Gabo tiene grandes personajes femeninos pero tiene muy pocos libros y muy pocos cuentos, donde el personaje femenino sea el protagonista. De esta edad, además, de estas características. Por eso nos animamos también a publicarlo, porque no hay muchos libros suyos en los que a la mujer se la trate de esa manera.

Pregunta: ¿Cómo fue vuestra infancia siendo hijos de Gabo? ¿Cómo os relacionabais con su proceso de escritura? ¿Leíais las novelas según las escribía?

Rodrigo García Barcha: En nuestra infancia oír hablar tanto de Cien años de soledad nos tenía hartos. Él enseñaba el libro cuando lo tenía al 95%. Ya el libro muy avanzado. Nadie leía nada antes, y la que menos, Mercedes. A ella le gustaba leer el libro terminado y empastado. Por eso nunca leyó éste que ahora se publica.

Pregunta: ¿Cómo recordáis ahora a vuestro padre?

Gabriel García Barcha: La relación es muy larga y hay etapas en la vida en la que uno no quiere nada con los padres. Esa etapa es muy normal y tarde o temprano regresa a los padres y cuando se vuelve padre empieza a tener una visión diferente e indulgente con los padres. Se da uno cuenta de que es inevitable ejercer una influencia buena o mala. Recuerdo el caso de Gabo con su padre. En su juventud él fue muy duro con él y cuando escribió Vivir para contarla muchos de sus amigos se acercaron a la novela para encontrar todas las barbaridades que decía de él, pero ese padre no está en la novela. Gabo ya era abuelo cuando lo escribió y su visión de su padre había cambiado por completo. Así que ahora que no están, la relación con ellos es mucho más indulgente y en la distancia se los ve con mucha más ternura.

Silvia García Jerez

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