UN LUGAR TRANQUILO 2: Terror en silencio
Un lugar tranquilo 2 llega por fin a nuestras carteleras. Su estreno estaba previsto para el mes de marzo de 2020, pero debido a la situación sanitaria que llegaba a Europa hubo que posponerlo, como el de tantas otras películas muy esperadas. Ha pasado más de un año y, ahora en junio, podemos regresar al universo de los Abbott, una familia de supervivientes en medio de un mundo que se ha vuelto hostil debido a su colonización por parte de unos seres alienígenas que se guían por el sonido para detectar humanos a los que cazar.
Por lo tanto, hay que permanecer en silencio. Ni un ruido puede hacerse porque lo siguiente que te ocurrirá será que desaparecerás. La familia Abbott está encabezada por Evelyn (Emily Blunt) y tiene dos hijos: Marcus (Noah Jupe) y Regan (Millicent Simmonds), una niña que además es sorda.
En la primera entrega se dejaban claras las bases de la convivencia, al no poder hacer un solo ruido. Así que para compensar la teoría, se ponían a jugar a las cartas en ambiente dicharachero. Con música para suavizar la posible tensión que pudiera sentir el espectador. Y si por si no hubieran hecho ya bastante ruido con su comportamiento, Evelyn, estando embarazada, ha de dar a luz. Y no puede gritar. Y no grita. Y no es creíble.
Pero la película funcionó muy bien, fue tratada como una revolución dentro del género y la taquilla respondió de manera acorde. La segunda parte se ponía en marcha.
Hay que apuntar que John Krasinski, su director, tenía en mente rodar la primera sin diálogos. Normal. Si no se puede hacer ruido lo conveniente es no poder hablar, y con una niña sorda en la familia todos saben lengua de signos. A comunicarse en silencio toca. Pero Paramount, el estudio que la produjo, consideró que era una propuesta demasiado radical para una película comercial, y desechó la idea. Cuando hubiera sido lo lógico y todo el mundo lo habría entendido. Así que para la segunda entrega, con las normas ya establecidas, Krasinski se lanza a realizar una película más parecida a la que pensaba rodar con la primera. Y le ha salido mucho más redonda, claro está.
En esta ocasión, la familia sale al exterior. Tal y como los dejamos en la primera no les quedaba más remedio, y ahora se enfrentan a los bichos fuera de ese lugar tranquilo en el que se refugiaron. Es el momento de intentar que sea el mundo el que siga tranquilo si quieren sobrevivir. Aunque esta segunda parte añade un detalle que aún no se nos había revelado: nos muestra un prólogo en el que se nos narra cómo empezó todo, con Lee Abbott (John Krasinski), el padre de los ahora tres niños que son, descubriendo de cerca a las criaturas que los van a acechar a partir de ese momento. Un partido de beisbol al que han ido los cuatro y en el que conoceremos a Emmett (Cillian Murphy), un vecino que será fundamental en la trama con Regan.
En medio del partido, un meteorito irrumpe a lo lejos y todos tienen que salir corriendo. A los coches. Regan irá con su padre, quien sale de allí para entrar en una cafetería y enterarse bien de qué está pasando. Pero no tiene mucho tiempo hasta que todos se encuentren con la realidad por las calles. Y empiecen a desaparecer.
Ahora volvemos al presente, en el que la vida ya no es la que era. Pero vamos a retomar un detalle de ese prólogo que nos va a acompañar en el resto del metraje: Regan, la niña sorda, va a adquirir un protagonismo asombroso. Buena parte de la cinta va a estar centrada en ella, en sus pesquisas sobre cómo enfrentarse a estos monstruos y cómo acabar con ellos. Las acciones de la película se van a dividir en dos y vamos a ser testigos de cómo la familia va a tratar de combatir la amenaza que supone compartir espacio con unos seres de otro planeta.
Con esta premisa queda claro que Un lugar tranquilo 2 es una película diferente. Y es fabuloso que el género de terror, que es uno de los más taquilleros en la actualidad, se esté adentrando en terrenos desconocidos, ampliando sus parámetros y proponiendo nuevos esquemas en sus tratamientos.
Llevamos unos años en los que el terror cuenta con su rama de slasher (asesinos en serie, como en Este cuerpo me sienta de muerte, que sirve como ejemplo de slasher aunque esa sea una comedia) o de casas encantadas (Expediente Warren: Obligado por el demonio) pero el género está derivando hacia algo más conceptual y atmósférico, no basándose tanto en el susto inmediato sino llevándolo a la existencia misma, a una forma de vida en el que está presente porque el terror vive en la cotidianeidad. Los dos films de Ari Aster, Hereditary y sobre todo Midsommar, The Witch, protagonizado por Anya Taylor-Joy antes de que fuera una estrella gracias a Gambito de dama, el cine de Jordan Peele, representado en Déjame salir y en Nosotros… en todas ellas el terror ha mutado para convertirse en la norma, en el día a día que asusta porque esa realidad es terrible, no porque algo terrible ocurra en esa realidad, que también, porque el género requiere de elementos reconocibles en el universo creado. Pero funcionan como complemento a la rutina en la que se muestran.
Por lo tanto, Un lugar tranquilo 2 desemboca en un mundo con normas de ese cine menos comercial que ha ido ganándole terreno a lo mayoritario para ir obteniendo un aura de curiosidad imprescindible en la que sumergirse sin que produzca un enorme rechazo. Con todo esto y gracias a lo expuesto en su primera entrega ya sabemos dónde estamos y qué tenemos que hacer, y por lo tanto, en esta segunda ya vamos más directos. Pero hay que ser listos y descubrir cómo hacerlo, y en este film quien lleva la iniciativa es Regan, la niña sorda que en la primera parte era una más y que aquí se va a convertir en la heroína de la función.
El tono más íntimo de Un lugar tranquilo 2 permite introducirnos en el silencio que la propuesta siempre ha requerido y que hasta ahora no ha tenido. Y funciona maravillosamente porque una vez que asumimos que ha de ser así nadie quiere que se oiga una mosca
La inteligencia con la que John Krasinski plantea esta segunda parte es asombrosa y le da una tensión y una emoción que va en aumento a medida que nos enfrentamos al lugar al que nos dirigimos.
Todo ello capitaneado por una Millicent Simmonds, actriz sorda desde su infancia, que demuestra que las personas sordas también pueden ser protagonistas de películas de alto presupuesto. La descubrimos en la maravillosa Wonderstruck. El Museo de las Maravillas, compartiendo película con Julianne Moore, y luego volvimos a admirar su talento en Un lugar tranquilo, como Regan Abbott. En Un lugar tranquilo 2 será la protagonista.
Su Regan es lista, fundamental para la historia, y un ejemplo para los espectadores sordos que pueden sentirse representados en una película importante en la que haya un personaje sordo de por sí, no centrando en la sordera su trama. No se trata de una niña sorda que ha de abrirse paso en un mundo de oyentes sino de un mundo en el que una niña sorda ha de luchar como los oyentes contra algo que los afecta a todos. Y en una trilogía, porque serán tres películas, de un gran estudio y que está arrasando en la taquilla.
Efectivamente, Un lugar tranquilo 2 está siendo el mayor éxito del año. Aún no se están viendo demasiados blockbusters, con la pandemia sus estrenos están aún a la espera, aunque ya empiezan a llegar a nuestras pantallas, pero Un lugar tranquilo 2 ya ha barrido en taquilla a Godzilla vs. Kong en Estados Unidos, el único que hasta ahora ha funcionado, porque a pesar de la maravilla que es Cruella, parece que al público no le ha interesado la propuesta de Disney sobre la villana.
Que Un lugar tranquilo 2 esté siendo el taquillazo que está demostrando ser era previsible. Tal vez no hasta ese punto, pero después de lo mucho que gustó la primera sus admiradores querían saber cómo continuaba la historia. Y lo cierto es que John Krasinski nos ha dado una película mejor. Todo está mejor narrado, el tratamiento del sonido convierte al conjunto en una experiencia sublime, los momentos de tensión están medidos con una precisión extrema… no hay nada reprochable en esta entrega. Estamos ante una película prodigiosa que se merece triunfar a lo grande.
Silvia García Jerez