LA ABUELA: Terror en los huesos
La abuela es la demostración de que un buen director de género de terror ha de dominar, más que los sustos momentáneos que suelen venir acompañados de efectos sonoros para aumentarlos, la atmósfera que genere la inquietud, el no saber a qué te atienes, el desconcierto de lo imprevisible en un contexto aparentemente previsible de pasillos con monstruos y espejos amenazadores.
En La abuela, tras un prólogo en el que conocemos a Pilar (Vera Valdez), y asistimos al accidente que va a generar el resto de la historia, nos vamos a París. Allí vive Susana (Almudena Amor), único familiar del personaje anterior. Es modelo y está triunfando en la meca de su profesión, pero deberá volver a Madrid para estar unos días con su abuela y encontrar a alguien que se haga cargo de ella, ya que necesita ayuda constante para desenvolverse en su nuevo estado, completamente ida de la realidad.
Los que iban a ser unos días se van alargando porque no encuentra a nadie que se quede con su abuela. Mientras lo intenta, la atmósfera en la casa familiar se va enrareciendo, porque Pilar está en su mundo, en el que parece pasárselo mucho mejor que en el que su nieta lucha para que regrese. Su risa, continua y desconcertante, su actitud cerrada y su evidente deseo de que sea Susana la que la cuide convierten el día a día de la joven en una pesadilla cada vez más tenebrosa. Y el terror se le va metiendo en los huesos a medida que éstos cobran más importancia. A ella y al espectador que asiste, atónito, a algo que nos desconcierta, porque que una abuela que apenas se mueve sea capaz de ir haciendo lo que hace, es algo que eleva al género de manera superlativa.
Vera Valdez, antigua musa de Chanel, y Almudena Amor, la revelación del cine español de 2021 gracias a su becaria de El buen patrón y a este trabajo que lleva retrasando su estreno meses por los problemas de taquilla generados por la pandemia, son las protagonistas de La abuela. Dos generaciones tan distintas y con tanto que contar por lo que suponen las experiencias de ambas, una con una vida fascinante a su espalda y otra con una carrera incipiente que ya cuenta con interpretaciones a las órdenes de Fernando León de Aranoa y de Paco Plaza.
Porque La abuela la dirige Paco Plaza, un maestro del terror mezclando el humor en sus películas, como ya hiciera en Verónica, aunque aquí la risa solo le pertenezca a Pilar, que congela la nuestra cada vez que escuchamos la suya. Plaza se hace aquí cargo de un guión firmado por Carlos Vermut, responsable de las sensacionales Diamond Flash, Magical girl y Quien te cantará, tres películas asombrosas que preceden a este guión tan peculiar.
Sí, peculiar porque aunque cuenta con muchos elementos del género, no los muestra de la manera habitual. Los sustos están eliminados del metraje, no vamos a encontrarlos, únicamente una narración oscura, opresiva, en la que los detalles son esenciales: los ángulos en los que Paco Plaza dispone la cámara, lo que cuenta fuera de campo, el tempo lento pero seguro hacia una conclusión terrible y toda una atmósfera generada a partir de una dirección sólida y brillante que supone un paso más en el dominio del director dentro del género.
Dos actrices inundan la pantalla con su presencia y su carisma para trasladarnos una oda a la juventud contada de la forma más aterradora. Porque llegar a la vejez es algo que se supone fabuloso pero son muchos los ancianos a los que se da de lado cuando realmente hay que ocuparse de ellos. Y está bien que una película vestida de terror se haga eco de esta problemática, porque en un drama sería una obviedad, pero intercalar ese mensaje en una cinta de género es admirable. Y lo que es mejor de todo es lo bien que funciona y lo atrapado que te tiene. Al espectador La abuela tampoco lo suelta.
Silvia García Jerez