LA INVITACIÓN: El peligro está en la familia
No aceptes La invitación. Bueno, acéptala porque si no, no hay película. Pero está claro que no es la mejor idea porque detrás de la suntuosa propuesta tiene que haber algo oscuro. Y sí, lo hay, y Evie (Nathalie Emmanuel) está a punto de descubrir qué es.
La joven acaba de perder a su madre debido a una enfermedad y está sola, junto a su amiga Grace (Courtney Taylor), con la que está en permanente contacto, ya sea en persona o por el móvil. Pero familia directa no tiene a nadie más porque su padre también falleció. Así que su día a día se compone de un trabajo que no le gusta y de la compañía de su amiga. Hasta que aparece un primo que, por Internet, le dice que quiere conocerla y cenar con ella. Y Grace la anima a que vaya.
Su nuevo familiar la quiere invitar a un evento mucho mayor. A conocerlos a todos. Sí, tiene mucha más familia de la que ella creía y le van a pagar el viaje y la estancia allí. No puede negarse, es un plan fabuloso. Y para redondearlo, el señor de la mansión, Walter (Thomas Doherty), un hombre especialmente atractivo y seductor, queda prendado de ella nada más verla. A lo mejor no ha estado tan mal aceptar La invitación.
Pero sí, ha estado mal. Evie poco a poco irá descubriendo que el ambiente en la mansión no es seguro. Se pasa las noches asustada y hay una habitación en concreto en la que no puede entrar. No es la primera película en la que esa regla no dice nada bueno del lugar en el que estamos. Y a pesar de todo, Walter está siempre a su lado. Hasta que él mismo le desvela el secreto que oculta la familia. Y ya no hay vuelta atrás.
La invitación es un divertimento destinado, sobre todo, al público adolescente. Pero es muy fácil entrar en su propuesta, por lo que cualquier amante del cine de terror o misterio puede disfrutarla también, sin olvidar que se trata de un film de carácter juvenil.
Y funciona muy bien. Tensión, romance, atmósfera gótica, una protagonista que tiene mucha empatía con el espectador, un pretendiente llamativo y simpático, la villana de turno que mira mal a la recién llegada… tópicos, sí, pero insisto, funcionan. Pero es que además la película cuenta con un par de momentos que son también propios del cine de terror adulto. Sustos efectivos que nos hacen saltar de la butaca. Eso siempre es bienvenido.
La invitación no es una película que vaya a renovar nada dentro del género. Tampoco lo pretende, pero precisamente por eso es una curiosidad muy relevante, ya que su falta de pretensiones la hace ser más fresca y darnos una historia que dentro de los cánones mantiene el misterio hasta el momento de desvelarlo.
Por lo tanto, esta mezcla de cine juvenil y adulto, que en los 90 habría sido un éxito de taquilla, no tiene por qué no serlo a día de hoy. Es de lo más entretenida y mantiene bien, gracias a su atmósfera, la intriga de aquello que esconde. Y todo lo que es divertido suele atraer al público a las salas. Es de imaginar que La invitación lo logrará.
Silvia García Jerez