EL SECRETO. ATRÉVETE A SOÑAR: Katie Holmes y nada más
“Es como un pastel agradable”. Eso fue lo que escuche al salir de la proyección. A mí también me pareció una buena definición de lo que acababa de ver. Aún así, por muy deseosos que estemos de encontrarnos propuestas, digamos, alegres, la película seguro seguro no conseguirá gustar a la mayoría de espectadores. Me explico, y avisados quedáis, esta película está más próxima a un telefilm de andar por casa que a una producción de mayor empaque. Ni siquiera el escape que podamos buscar por culpa de esta situación actual la salva; porque, de verdad, aquí todo, absolutamente todo, peca de un buenismo demasiado inverosímil y excesivo que da lugar a un nivel de cursilería impropio hasta de los espectadores más sensibleros. El secreto: atrévete a soñar, que también tiene tela el título, está cargado de momentos, como diría Sabina, que te dejan con un rostro más parecido a un signo de interrogación que a una cara. Transmite tan poca verdad que es imposible perder la incredulidad. Los conflictos, por llamarlos de alguna forma, no tienen el suficiente peso, las motivaciones son débiles y los personajes ni siquiera se debaten entre el bien o el mal. ¿Pero que te vas a esperar de una película construida a base de fórmulas? Nada, y eso a pesar de que la película juega, desde el principio casi, a esconder un secreto que resulta intrigante, pero que luego, cuando sale la luz, convierte lo visto en un absurdo mayor de lo creído. Aún así destacaría alguna cosa, como a por ejemplo a la pareja protagonista: Katie Holmes y Josh Lucas (American Psycho, Una mente maravillosa…) Quienes sacan algo brillo a sus personajes. Como dijo una vez Michael Caine: “No me gustó la película, pero si la casa que me compré con el dinero que gané”. Si ir más lejos, esa sería la conclusión este El secreto. Atrévete a soñar.
Guillermo Asenjo Lara