JACK REACHER: NUNCA VUELVAS ATRÁS

El prometedor arranque de JACK REACHER: NUNCA VUELVAS ATRÁS
El prometedor arranque de JACK REACHER: NUNCA VUELVAS ATRÁS

Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás tiene un título discutible. Porque lo pertinente ante una secuela como esta es, precisamente, volver atrás, al primer y fabuloso Jack Reacher cuyo merecido éxito dio pie a este otro, tan indigno de aquel.

Tom Cruise dio vida entonces al policía militar solicitado por el sospechoso del asesinato múltiple de cinco personas al azar que espera a ser juzgado y, previsiblemente, condenado por ello. Reacher, eficaz investigador del caso, va obteniendo, con la brillantez que despliegan el sólido guion y la espléndida dirección de Christopher McQuarrie, las respuestas necesarias para resolver el retorcido puzzle.
En esta segunda parte, de la que se encarga sin demasiado acierto Edward Zwyck, también involucrado en el guion, Jack Reacher se ocupa del caso de Susan Turner, líder de la antigua unidad militar a la que el investigador pertenecía, que se encuentra en prisión a la espera de que alguien demuestre que ella no es culpable de la conspiración de la que se le acusa.

Samantha (Danika Yarosh) pondrá en aprietos a Jack Reacher
Samantha (Danika Yarosh) pondrá en aprietos a Jack Reacher

Formalmente, Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás no tendría ninguna pega si no hubiera un precedente que dejara sin aliento. Es decir, la factura de esta segunda es, tal y como se espera de una superproducción de Hollywood, espectacular. Pero en comparación con la tensión de que hacía gala la anterior, las secuencias tan bien orquestadas con que contaba y, por qué negarlo, el sentido del humor que bañaba buena parte del metraje, la secuela se queda al nivel de un telefilme que aceptamos ver cuando hemos descartado las opciones que otros canales nos ofrecen.
A un inicio más que prometedor, con Reacher dominando la situación en una cafetería, al modo en que lo hacía en la primera entrega con los matones de la discoteca, le sigue un desarrollo que va perdiendo fuerza a medida que avanza, debido, entre otras cosas, a una subtrama con una jovencita que en lugar de quedarse en eso, en trama secundaria, adquiere una dimensión que ni aporta nada ni interesa lo más mínimo.

Las escenas de acción de esta secuela son inferiores a las de la primera entrega
Las escenas de acción de esta secuela son inferiores a las de la primera entrega

Si la primera se acercaba más al cine de acción y policíaco de los años 70, con escenas tan acertadas como la de la gorra, que recordaba en cierto modo a la del metro de French Connection. Contra el imperio de la droga, en esta ocasión no cuenta con ninguna memorable que encaje en un esquema inolvidable, y mucho menos aquella que recuerda al espléndido incicio de Spectre, la última y fallida entrega de la saga Bond. Al contrario, todo suena a ya visto y por lo tanto no hay razón para aplaudirlo, y eso que también ésta se basa en una novela de Lee Child, pero el resultado queda lejos de la adaptación de One Shot, título original de la que McQuarrie rebautizó como Jack Reacher al convertirla en grandísma película.

Silvia García Jerez

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